—Ya, Jake —rodeé los ojos y luego solté una risa—. ¿Qué quieres?

Abre la puerta sin dudarlo y asoma su cabeza, tenia una sonrisa burlona dibujada en su rostro.

—Te toca botar la basura.

Mi madre había establecido una regla: Si vives aquí, debías cooperar con los quehaceres de la casa, ya sea con turnos y días designados.

Por parte de Jake, él no protestó, es más, le gustó la idea ya que aveces la casa era un total desorden y que mi madre se encargara sola de aquello era un desafío.

Tanto como Jake; yo, e incluyendo a mi madre hacíamos nuestras tareas, pero aquel hombre llamado Rober, no ha puesto ningún pie en esta casa desde que se me acercó indebidamente aquel día. Cosa que me alegró porque no quería volver a ver el rostro de ese hombre nunca más. Según mi madre, no ha pagado la renta. Eso explica su repentina ausencia.

—Las bolsas que debes tirar, te las deje a un costado de la puerta principal —me informó. Le agradesco por aquello y me encamino a realizar mi tarea del día de hoy.

...

Con las bolsas ya en mis manos, y con un sol dispuesto acalorar a todo lo que se moviese en este mundo, supuse que mi trayecto hacia el bote de basura más cercano sería agotador.

Las calles estaba desoladas, ninguna persona se encontraba caminando o algún niño jugando por el alrededor. Es domingo después de todo, intuí que todos estarían descansando dentro de sus casas.

Podría decir que era la única caminando ahora, mas al alzar la mirada, divise a una chica a lo lejos caminando en sentido contrario a mi. Sus pasos estaban llenos de confianza y su cabello castaño brillante sobresalía ante todo.

Quería que me tragara la tierra una vez que ya podíamos vernos con claridad frente a frente.

—Vaya, qué conciencia.

No logro entender como algunas personas se podían ver tan perfectas en un día caluroso, mientras que otros—incluyéndome—sudamos como puercos asados.

—Hola, Zara.

Me esfuerzo por dar una sonrisa, por más falsa que sea. No la había visto desde la competencia de baile que tuvimos. Había desaparecido de la pista de baile y ahora me encuentro con ella aquí, como si el destino lo quisiera.

—¡Apestas! —exclamó mientras se cubría la nariz dramáticamente.

—¿Por qué será? —alzo las bolsas de mis manos. Hago una pausa— Aunque... el olor se sintió desde que llegaste.

Escucho como mis palabras le afectan y resopla ofendida.

—Como sea —se acomoda su cabello a un costado de su hombro—. Nathan, me espera.

Mi corazón se detuvo unos segundos al escuchar su nombre, o eso creí porque de verdad me costaba respirar.

No lo había visto, es más, no he hablado con él hace ya unos cinco días para ser exactos. Había querido mandarle un mensaje de texto, pero no tenia su numero. Aunque sé que Jake lo tiene, no me atreví a pedírselo por pura timidez. Me arrepiento al instante por no lograrlo.

—¿Iras... a verlo?

Sus ojos se abren con interés ante mi pregunta que estaba llena de inquietud.

Es un gusto conocerte Ⓒ (PAUSADA TEMPORALMENTE)Where stories live. Discover now