Antes de que pudiera decir algo más el timbre de la casa sonó y segundos después hacía acto de presencia un rubio de ojos azules en el salón. Scott había llegado a quedarse conmigo tal y como Andy se lo había pedido. Pero al llegar al comedor y ver a aquellos dos sentados en la mesa y a mi lado detuvo su caminar y me miró de manera seria y con tristeza. Y en su mejilla tenía rastros de haber sido abofeteado por alguien. Me paré de la mesa y me acerqué a él.
–¡Scott! ¡¿Qué demonios le pasó a tu cara?!
–Solo tuve una pequeña discusión con Camila.
–¡¿Ella te golpeó?! ¡Desgraciada, cuando la vea yo...!
–No fue nada. Yo la ofendí, así que está bien.
–¡¡No digas tonterías!!
–Por cierto. Pensé que Andy me había pedido que viniera a cuidar de ti porque Jeremy no estaba en el país. Pero veo que está aquí, asique mejor regreso a casa, no quiero molestarlos.
–¡Deja de decir tonterías y sube a mi habitación, los dos vamos a hablar!
–Pero...
–¡Cállate y sube! No olvides que tus ojos no me pueden mentir. Puedes engañar a cualquiera menos a mí.
–Bien.
Tal y como le pedí Scott subió a mi habitación bajo mi atenta mirada. Jeremy me miraba sin comprender que pasaba. Y Jeff, él solo miraba callado toda la situación que se estaba dando ahí. Me acerqué a Amy y limpié su boca con una servilleta, Jeff me miraba fijamente sin decir nada. Su mirada me molestaba y me incomodaba.
–¿Qué demonios me quieres preguntar? Deja de mirarme como un idiota y dilo de una vez.
–¡No es nada! Solo, pensé que no eran muchas las personas que te podían tocar. Sin embargo, hoy han llegado un montón de personas y todas te han tocado.
–Esas personas son personas a las que yo quiero. Solo por eso su toque no me incomoda. Estos dos de aquí, son Andrew y Jeremy. Andrew era mi prometido y Jeremy es el hermano de Andy. Y el rubio que subió es Scott el mellizo de este idiota.
–¡¿Prometido?!
–Lo era. Pero se fugó de casa con Jeremy y rompimos nuestro compromiso.
–¡No entiendo nada!
–No tienes por qué entender nada. No son tus asuntos. Así que no metas la nariz donde no debes. Jeremy, Andrew, él es Jeff. El primo de Tomás. Se quedará aquí por un tiempo. Sebastián les arreglará también una habitación a ustedes. No deberían salir de la mansión aún. Así que quédense aquí, de esa manera no correrán peligro. Con su permiso, voy a ir a hablar con Scott.
Al entrar en mi habitación vi a Scott sentado en uno de los sofás individuales. Tenía los pies sobre esté y rodeaba con sus brazos sus piernas mientras ocultaba su cabeza entre ellas. Estaba llorando, no sabía por qué, no sabía si era por la situación en la que se encontraba o porque había visto a Jeremy junto a Andrew sonreír tan despreocupadamente y siendo feliz aun si no era a su lado. Me acerqué hasta él y pude sentir su cuerpo temblar. Levantó la cabeza y vi las abundantes lágrimas caer de sus ojos. Me senté en el reposabrazos del sofá y lo abracé. Lo dejé llorar y desahogar sobre mi regazo. Acaricié su cabello suavemente entregándole toda la confianza de dejar ir sus emociones.
–¿Por qué lloras?
–¡Porque soy un imbécil! ¡Duele Mey! ¡Duele como no tienes idea!
–Lo sé.
–¡Ya no aguanto más! ¡No aguanto estos falsos sentimientos! ¡No aguanto vivir en una mentira!
–Yo... yo te lo dije... te dije que te arrepentirías de escuchar a esa mujer.
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Profundos y Bellos ojos azules
RomanceMey es una joven que nació en un matrimonio forzado y sin amor, creció bajo el estigma de no ser querida por su padre, quien le exigía la perfección en cada cosa que ella hacia y siendo comparada con su hermana meses menor que ella constantemente. D...
