Kiss #5 (2/2)

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No era muy de tarde cuando me desperté. Sentía que había dormido más de veinte horas —mi cuerpo se sentía como si le hubieran incrustado más de cinco baterías— y el alba que se notaba desde las ventanas de la habitación de Dann, me advertía que era mucho más que temprano.

Una sonrisa tonta invadió mis labios al sentir un pequeño peso sobre mi pecho. En cuanto nos dormimos, ambos cuerpos se habían posicionado de una forma muy irónica para dos chicos.

No recordé si lo había hecho antes o después de dormirme, pero le estaba rodeando la cintura con mis brazos, un poco protector. Su cabeza yacía en mi pecho y sus manos sostenían mi camiseta. No me importó que la haya arrugado hasta tal punto de que pareciera un papel higiénico usado... sin mierda ni mocos.

Se removió un poco y, casi por instinto, cerré los ojos haciéndome el dormido.

Contando hoy, había pasado más de un mes desde que lo había conocido. Un mes desde la primera vez que mi corazón se detuvo un milisegundo, y no precisamente por el alcohol.

Escuché como bostezaba y presté atención al sonido que hacían las sábanas y a la calidez que él me implantaba. Nunca le había prestado atención, pero, con los ojos cerrados y con el corazón acelerado en la garganta, no me quedaba otra cosa qué hacer. Ahora entendía el porqué en las películas románticas los directores hacían un máximo de volumen a los movimientos de los cuerpos sobre las camas, aún cuando ni siquiera estaban haciendo el amor.

Sentí cómo se despegaba de mí y cómo sus manos se soltaban de mi camiseta. Fue la primera vez que me sentí un poco molesto con él, ya que solo habíamos estado unas pocas horas unidos de verdad. Y no, no me refiero a que tuvimos sexo desenfrenado u otra cosa peor. Es más, ni siquiera nos habíamos besado. Sin embargo, yo me sentía unido a él. En el amor no hay que tener sexo para ser uno; solo se debe abrir el corazón y ya. Lo que importa es que ambas almas se unan, no los cuerpos. Los cuerpos se olvidan, los sentimientos no. O al menos eso me pasa a mí. ¿Quién querría ser olvidado en un momento como este?

Quizás les esté aburriendo con tanta descripción cursi.

Dann ni siquiera se atrevió a despertarme. Tan solo se levantó de la cama y caminó hacia fuera de la habitación, sin decirme una palabra. ¡A poco que demostraba que me quería! ¿Por qué no se había quedado conmigo unos minutos más, tan solo para escuchar mis latidos, como yo lo hubiera hecho con él?

Me osé a abrir ojo por ojo y descubrí el porqué apenas él había intentado quedarse en la cama. Por lo que deduje, él había ido al baño.

Era una lástima, la verdad. Si él no tuviera que ir al baño, definitivamente lo encerraría en una jaula para que nadie pudiera ver lo bonito, tierno y caprichoso que era. Aunque de seguro recibiría una patada en las bolas de parte suya antes de que pudiera encerrarlo.

Me levanté con cuidado de no hacer ruido y me estiré de a poco. Comencé a cambiarme y, por curiosidad, di un vistazo a su habitación.

Mis ojos se detuvieron en un estante lleno de imágenes. No eran unas imágenes cualquiera, sino unas de él vestido de Sophia. No me quise imaginar la cara del fotógrafo. Tal vez sería profesional. Es decir, ¿solo los profesionales sacan fotos a un chico vestido de mujer y un vestido de boda, no?

Vi las demás y no pude evitar quedarme quieto enfrente de ellas varios minutos. Había una en la que tenía un jardinero, otra un vestido de... ¿camarera con orejas de gato? ¡Oh, maldición! ¡Eran demasiadas! ¿Acaso le gustaba que le vieran de esa manera?


Tomé la foto en la que vestía el vestido de boda y le quité el marco. Mirando alrededor por si me veía alguien, la guardé con delicadeza en mi bolsillo.

© Todo en 5 Besos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora