Piel Canela

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Si lanzáramos los granos de arena que rosaban sus espaldas, como las pequeñas piedritas que son (si las ves desde un microscopio), tendríamos una mejor descripción de cómo era el cielo esa noche. Estaba lleno de piedritas trituradas, pero por más que las tritures las pequeñas piedras seguirán siendo eso, guijarros en forma de estrellas puntiagudas, corazones, corales que se extienden como ramitas de un árbol.

Oh, claro que era una mierda que esas microscópicas piedras se metieran entre  los pantalones y calaran demasiado la ropa interior. 

—Murdoc, deja de rascarte ahí. — dijo volteando ligeramente su cabeza. Como esta noche era muy oscura, pero brillante como Tokio o Nueva York sus ojos se veían extrañamente brillantes, como el de un pez de las profundidades. Era claro que se podían ver sus ojos negros como la obsidiana pulida y en medio de ellos sangre que no esta tan coagulada, esmalte, pintura mezclada girando en remolino, en pocas palabras sus ojos se veían como Giygas¹.

Sus onomatopeyas, no se pueden describir, pero digamos que se quejo. — ¡Hombre, qué quieres que haga, esta mierda se mete hasta en las bolas!— Lo dijo arqueando su espalda arriba apretando las nalgas y apoyándose con su codos.

 Si no te movieras tanto, no estarías lleno. 

Se recargó como pudo, su espalda en una montaña de arena, haciéndose para atrás con sus botas de cuero cubanas, encajando las lindas botas como un ancla y volteando a un lado con una sonrisa en la que se salía un colmillo. Regresaba como la marea al mar al acostarse en la arena, obligado a doblar su cuello. No tenía ningún sentido. Los dos se llenaron de arena, después de su berrinche.

Ven.Stuart se refería a si quería recostarse entre él, claro él consideraba eso, él para él, como un muchacho pícaro. Le gustaba demasiado.

Oh, claro que no lo voy a hacer, no caeré en una de tus mariconadas.

—Murdoc, el único maricón aquí eres tú.

—No, tú...

—No, tú.

¡No, tú! 

Que delicioso era estar acostado cerca de alguien. Se trató de engañar que precisamente él no, pero ¿cuál era la diferencia? cuando recargaba sus huesudos codos en el trapecio mientras jugaban lucha libre a recargar su cabeza en sus brazos ¡no había!, las dos eran muy placenteras. Por fin pudo sentir que había comodidad, como en su gigantesca cama.

Él hacía sonidos, su cuerpo era una organillo. Escuchaba cómo su corazón latía, solía ser con arritmia, debido a todo lo que le ha hecho, pero era demasiado hermoso, su respiración tenía un silbido, tal vez no se había sonado la nariz, no sabía, y lo que más disfruto fueron las pequeñas burbujas que sonaban dentro de su ácido estómago. Solo le faltaba cantar su organillo, como en su cabeza le decía a su garganta. Un instrumento que giras y giras para hacerlo sonar, suena lindo, pero cada vez que lo escuchas más llega a sonar deprimente.

"Oh, mi preciado organillo, canta para mí." ¿Debería darle un golpe? Para Murdoc  cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia. Pensó en darle vueltas a su organillo, aunque ahorita no sería buen momento para ponerse romántico, si eso considera romance. Por supuesto que sí.

—¿Has estado practicando?

—La última vez que toque un instrumento, dijiste que me lo ibas a meter dentro del ...

—2D no queremos revivir eso.

—No, no he podido cantar. Que abra mi voz y mis cuerdas se estiren mientras hablo contigo, y tal vez cuando grabamos, es un milagro.

—Hoy estoy de un buen humor, si quieres puedes cantar lo que tú quieras.

Murdoc siempre tiene buenas formas de sacarle un tema a 2D. Pareciera que lo hace con intención y que es imposible que se diera cuenta, pero la mente de Stuart siempre esta desorientada y enfocada en que Murdoc no le haga daño y eso lo distrae de los actos tan sospechosos de Murdoc.

—¿No me vas a golpear? ¿Verdad?

—¿Cómo creerías eso 2D? Anda, qué es lo que tienes ahora

Toda la conversación su cabeza se dirigía a quién lo había provocado, y volteó hacía al cielo de guijarros, las tibias olas tocaban los talones de sus pies, cómo si le exigiesen que entrara al agua; cómo en las caricaturas y las brasas de fuego, que tienen brazos y piernitas. Los ojos de Murdoc, no son brillantes, es carbón, pero sigue caliente y su piel grisácea verde, casi muerta. No es nada poético, pero no le quería cantar a un cadáver. Recordó aquella ves que fueron a Tía Juana² y escuchó en un bar puesto por cubanos una canción. Casualmente era el cumpleaños de la hija del dueño, una niña muy exótica; morena, morena, un poco baja para su edad y muy joven para trabajar ahí como mesera y con unos ojos negros grandes brillantes rodeados por pestañas como los de un camello. La niña era muy hermosa, pero lo que atrajo a Stuart fue la canción.

—Que se quede el infinito sin estrellas o que pierda el ancho mar su inmensidad, pero el negro de tus ojos que no muera y el canela de piel se quede igual...

Ojos. Dijo "ojos" siseando, porque no pronunciaba muy bien el español, pero esta "ese" se escuchaba muy tenue como si apenas aprendiera a hablar. Esa parte se quedaba pegada como un chicle en su cerebro.

— Si perdiera el arcoíris su belleza y las flores su perfume, su color. No sería tan inmensa mi tristeza como aquella de quedarme sin tu amor. Me importas tú.

—¡Oh, maravilloso Stuart! No recordaba esa canción desde hace años, ¿La vez que fuimos a Tijuana? Impresionante muchacha.

Interrumpió, él no era tonto, claro se dio cuenta de aquél momento le recordaba esa canción.

"Dime mi organillo ¿A quién más?"

"Tú y tú y tú y solamente tú."

Le dejó seguir la canción, maravillado. Vivía peleado con Dios, pero claro estaba que cuando pides algo él te lo da, aunque él agradecía a Satán que bendijera a Stuart por sus ocurrencias.

—Ojos negros, piel canela ¡Qué me llegan a desesperar!

Stuart no sabía lo que ocurría en ese momento cuando cantaba a Murdoc la descripción, pero sentía dentro de su organillo. Cada vez más le daba cosquillas adentro en su cuerpo, como cuando se enamoraba. Como la primera vez que escucho la canción y no sabía de qué trataba.

— ¿Sabes Faceache? Te voy a a invitar a cantar a mi radio, tal vez.

"Me gustaría escucharte, otra vez."

1.- Giygas es el jefe final en Mother y EarthBound. Para saber más aquí dejo la wiki que usé: http://es.mother.wikia.com/wiki/Giygas 

Comentario: Siendo honesta nunca he jugado este juego (lol) pero al estar describiendo los ojos de Stuart no pude dejar de pensar en Giygas. Conociendo a Gorillaz, ellos tienen una estética que recuerda los videojuegos, los zombies y todo lo que pueda recordar a un Halloween, entonces me gusta mucho el thriller psicológico que da este villano tétrico ¡No sería Gorillaz sin una pequeña referencia a los videojuegos y los escalofríos!

 Conociendo a Gorillaz, ellos tienen una estética que recuerda los videojuegos, los zombies y todo lo que pueda recordar a un Halloween, entonces me gusta mucho el thriller psicológico que da este villano tétrico ¡No sería Gorillaz sin una pequeña...

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  2.- Tía Juana era el rancho con el que antes se le conocía a Tijuana. Es una historia de gángsters, chinos y narcos.  

Esta canción me recuerda mucho a un crush que tuve en la prepa.

Some Kind of Nature [2Doc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora