Capítulo 1

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JACIELLE

-Tengo que irme...

-¿Ya?

-Sí...

-Quédate un poco más... -Murmuré repartiendo besos por su cuello queriendo convencerlo. -Por favor...

-No quiero quedarme aquí cuando Amber y el niño lleguen. -Suspiré.

-Está bien. ¿Hablamos luego?

-Por supuesto. -Rodeé su torso con mis brazos apoyando la cabeza en su pecho no queriendo soltarlo. -Oye...

-Solo un poquito más... -Lo oí reir. - Me gustaría tanto que toda esta situación fuera normal...

-Lo sé, a mi también. -Besó mi frente dando por terminada la conversación.

Se levantó de la cama para empezar a recoger sus cosas mientras que yo me quedaba a un lado observándolo cabizbaja.

Me mataba tener que verlo marcharse cada vez que alguien de mi familia venía a casa. Me mataba tener que acompañarlo hasta la puerta y tener que despedirlo como si fuéramos dos adolescentes quienes tienen prohibido verse.

-Eh...

Volví a engancharme a su cuello para dejar un dulce beso en sus labios.

-Te quiero. -Rodeé su cuello con mis brazos para poder besarlo.

-Y yo a ti, loquilla. Nos vemos mañana. -Asentí volviendo a recibir sus labios antes de que lo despidiera con la mano una vez que se había subido al ascensor.

Cerré la puerta antes de volver al sillón suspirando.

Si no hubiese sido porque Amber había llamado para decirme que traería a mi hermano sobre las siete a casa, esto no hubiese pasado.

Es decir, no me malinterpreteis, amaba a mi hermano y me ponía feliz saber que él quería pasar tiempo conmigo, pero no me gustaba nada tener que separarme del amor de mi vida.

El timbre de la puerta sonó sacándome de mis pensamientos.

-¡Hola de nuevo, naranjita!

-Hola, enano. -Me hice a un lado dejándolos pasar.

-Oh, ¿ya se fue el misterioso chico con el que ibas a comer? -Preguntó mi madrastra buscando con la mirada por todos lados.

-No empieces otra vez, por favor.

-Bueno, aquí te dejo la mochila del colegio y la de la ropa. -Asentí poniendo los bolsos sobre el sillón. que me daba sobre el sillón. -Que no se acueste tarde y no le des muchas golosinas.

-Sí, Amber.

-Muy bien. ¡Henri, ven a despedir a mamá!

-¡¿Y puedo bañarme en la piscina?! -Gritó apareciendo frente a nosotras medio desnudo.

¿Pero que hacía?

-¿Qué haces así, cariño?

-Ve, pero no entres hasta que yo vaya.

-¡Genial!

-¡Henri, espera! -Gritó Amber mientras que su hijo seguía ignorándola. -No deberías de haberle dicho eso, Jacielle.

-¿Qué más da? Sabes que la piscina está bajo techo y no estará solo. -Resopló de mala gana.

-Mañana paso a recogerlo yo al colegio.

WANDA, Más Allá Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora