Capítulo 46.

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Los días fueron pasando con rapidez tanto para Sucrette como también para Castiel, ambos re haciendo su vida con normalidad o una en la que no estaba el otro. Seguían teniendo sus amigos en común, pero ellos no eran capaces de verse a la cara, ¿Qué si se habían topado? Miles de veces, pero siempre acompañados por sus nuevas parejas. Aquello era como estacas que se clavaban en el pecho de ellos, ver a la persona que amabas siendo feliz con alguien más.

Faltaban solo unos días para que las clases llegaran a sus términos, pero también estaba por llegar aquel día en el que Castiel y Lysandro se irían a Inglaterra a profesionalizarse en su carrera de músicos y Sucrette tenía más que claro aquello. En esos últimos días ella ha estado en un dilema, «¿Valdrá la pena si lo intento una vez más?», aquella pregunta resonaba en su cabeza, el tiempo se agotaba y no sabía qué hacer, pero tampoco quería lastimar a Evan, él se veía tan ilusionado con todo, tan feliz, que se sentiría la peor persona del mundo si rompe su corazón.

Lo que ella no sabía, es que Evan lo sabía, él tenía más que claro que mientras Castiel aún esté cerca, los sentimientos de ella no cambiarían en absoluto. Pero él estaba dispuesto a pasarla mal por su amor, era lo único que lo mantenía cuerdo y con ganas de seguir adelante para algo mejor. De alguna u otra manera, la haría olvidar a Castiel y haría que se enamorara una vez más, pero ésta vez, de él.

Era un día más en la Sweet Amoris, la chica castaña y de ojos verdes guardaba unos cuadernos en su casillero mientras que sacaba otros para su próxima clase; Ciencias. Cuando decidió cerrar su casillero, se escucharon una voz en los altavoces, se trataba de la directora.

—Muy buenos días, alumnos. Como ya sabrán, se han acabado los examenes y el año escolar. Para los de último año, los que ya sepan sus calificaciones, los que deban recuperar tendrán que venir los siguientes tres días y el cuarto, será el baile de fin de curso. —La voz de la directora realmente la irritaba y más esos días que se la ha pasado estudiando para tener unas buenas notas en todas las clases. De milagro ella no tuvo que ir a recuperaciones. — Los que pasaron bien los examenes no tienen obligación de venir los próximos 3 días, son libres desde el termino de éste días. Pásenla bien y les deseo un muy buen futuro a todos.

—Un buen futuro... —Repitió ella sin dejar de mirar su casillero, pensando en lo que haría el año que viene. No todo será de color de rosa, lo sabía, la vida es dura.

—Hey, Sucrette. —Ella volteó a ver a la persona que acaba de llamarla, encontrándose con el chico de cabellos blancos junto a un pequeño mechón negro.

—Lysandro. —Lo nombró ella. — ¿Ocurre algo? ¿Se te volvió a perder la libreta?

—No, no es eso. —Aclaró negando con su cabeza. — ¿Escuchaste lo que dijo la directora? —Asintió. — ¿Irás al baile?

—Aún no lo sé, quizá invite a Evan, ¿Por? —Ella le miró con cierta curiosidad.

—Solo quería decirte que ese día yo y Castiel nos iremos a Inglaterra, Londres. —El corazón de ella se contrajo, no había cuál era la necesidad de abrir nuevamente la herida. — Todos irán a despedirnos y luego vendrán al baile, me gustaría que también fueras.

—Y-Yo...

—Sé que será difícil ya que verás a Castiel, pero yo te lo pido... Como amigos. —Él la tomo de ambas manos y ella desvió su mirada, no muy segura de lo que debía hacer. — Por lo menos piénsalo... —Y sin dejar que la de ojos verdes respondiera, él la soltó y fue a su próxima clase.

—Joder, Lys...

Y teniendo aquel problemilla en su cabeza, fue en dirección a la clase que viene.

El último día de escuela transcurrió normal, o por lo menos para los demás alumnos. A la hora de salida, Sucrette tomó todas sus cosas y salió del aula para ir a guardar sus cosas al casillero e irse de allí, de la institución, quería llegar lo más rápido posible a su casa. Pero para su suerte, Evan la había ido a buscar ese día y la estaba esperando en la entrada del instituto.

—Hey, preciosa. —Le sonrió él, ella también lo hizo pero de una manera más tranquila. — ¿Quieres hacer algo hoy?

—Quisiera ir a mi casa a dormir, reaimente ha sido un año demasiado pesado y me gustaria descansar sin preocupaciones.

—¿Quieres ir a mi casa? Podríamos dormir los dos ahí y sin que nos esté vigilando a cada rato tus padres. —Bromeó él y ella se rió. Asintió. — Bien, vamos.

El camino a casa de Evan fue tranquilo y rápido, él pensaba que saldrían a pasear o algo por lo que salió en su todoterreno, pero al final ella decidió quedarse en cama por el resto del día sin que nadie la moleste.

Al llegar a la morada, ambos entraron a la casa y ella dejó su mochila en el sillón del living para después subir a la segunda planta e ir a la habitación de su actual pareja. Una vez ahí se tiró en la cama boca abajo, escondiendo su rostro en la almohada, de la nada, un enorme cansancio cayó sobre su cuerpo.

—¿Quieres algo para beber o comer? —Ofreció el peli negro entrando a la habitación, encontrándose con la chica en su cama. Élla se volteó y quedó acostada de espaldas, mirándolo.

—Solo si tú estás en el menú. — Ella le vió con una mirada picara mientras le sonreía. Éste no esperaba esa respuesta por su parte, pero no éxito sonreir de la misma manera y se acercó a ella.

Sucrette en cambió tenía otros planes que dormir, se puso de rodillas sobre la cama y deslizó su playera hacia arriba, quitándose y tirandola hacia un lado, quedándose en brasier. Evan mordió su labio inferior al darse cuenta de lo que quería ella, no era la primera vez que la había visto semi desnuda, pero si la primera vez que lo harían, había esperado pacientemente que ella cediera y se sintiera preparada para dar el siguiente paso, ahora lograba ver que había llegado el momento.

Evan no se apresuró y decidió ver el acto completo, ella se había quitado su short y ahora solo se había quedado en ropa interior. Casi, porque seguidamente se desabrochó el sostén y lo tiró al suelo, el pelinegro la miraba con deseo y no podía esperar más, se sentía realmente excitado de tenerla en su cama de aquella manera.

Y así transcurrió el día,la castaña finalmente se había entregado por completo a Evan y se sentía horrible, no negará que le gustó, pero sintió horrible volver  a acostarse con un hombre que no amaba, como esperando llenar un vacío dentro de ella. No fue así.

Evan yacía dormido a sus espaldas mientras le abrazaba por la cintura, ambos estaban completamente desnudos. Ella se volteó para lograr mirarle y preguntarse si logrará algún día poder amarlo con su corazón, serle sincera al momento de acostarse y pensar solamente en él y no en su pasado amor.

El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora