[EDITANDO] Fragmentos de un Obscurial-Libro II - (Trilogía Orígenes)

Capítulo 33: Paseo

Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

Nota de autora: Muchas gracias al Team-Potterhead por hacerme un booktrailer para el libro y por todo el duro trabajo que hacen en su cuenta con los concursos. Se los dejo aquí para que puedan verlo. 

Sin más preámbulos, el capítulo de hoy. 

|Julio de 1927|    

|Capítulo 33|

|Paseo|

Luego de que la panadería estuviera cerrada ese mediodía, Credence supo que era hora de ir hacia la biblioteca. Antes de marcharse de su lugar de trabajo, tomó algunas masitas cubiertas de glaseado de fresa, las puso en una bolsa de papel madera y dejó el dinero correspondiente en la caja. Si podía, se las ofrecería a Rachel en cuanto la viera. El muchacho se quitó el delantal blanco que el señor Kowalski le había dado tras contratarlo y lo colgó en el perchero dónde los demás empleados también colgaban los suyos. Se despidió de ellos con un saludo general, se puso su bolso de marinero sobre su hombro y se fue caminando tranquilamente.

Mientras iba de camino a la biblioteca, meditó unos segundos lo que le había ocurrido esa mañana en la panadería. La señorita Queenie, que al parecer era una clienta regular del señor Kowalski, lo había mirado de una forma muy extraña. Como si hubiera algo malo en él. Se preguntó por qué lo estaba mirando de esa forma pero, por más que intentó contestarse la pregunta, no tenía idea de que razones tendría la mujer para comportarse así. Se le ocurrió que quizás la conocía de alguna parte. Sin embargo, no recordaba haberla visto jamás. Sus meditaciones sobre el tema y la falta de respuestas fueron pasando lentamente hacia otra cosa a medida que se iba a acercando a su lugar de destino e iba distinguiendo el gran edificio blanco a la distancia. Ahora sólo podía pensar en Rachel.

El día anterior, la chica lo había besado y había sido una de las experiencias más bonitas que él había tenido en su vida. Su corazón latía contento al recordar la situación del beso una y otra vez. Tenerla cerca, sentir lo suave de sus labios, lo frío de sus manos, acariciarle los hombros y la espalda. Un cosquilleo le recorría el estómago cuando pensaba en ello. No obstante, la sonrisa de felicidad que había tenido pintada en la cara durante toda la mañana ahora se había convertido en una sonrisa llena de nervios. Ahora que ambos se habían besado, no sabía realmente qué tipo de situación debía esperar cuando la volviera a ver. ¿Debía saludarla cómo lo hacía todos los días? ¿Se arrepentiría ella de haberlo besado? ¿Qué ocurriría ahora con su relación y la temprana amistad que tenían? Sacudiendo la cabeza, trató de calmarse y suspiró, apurando el paso.