Las lágrimas salían de mis ojos sin cesar al pensar en lo mal que debió haberla pasado por mi culpa.

---Tal vez no es ella...debes ser positivo, Sofía es muy inteligente, yo no creo que se rindiera tan fácilmente.

Eso era cierto, mi pequeña además de inteligente era muy fuerte, eso era lo que más admiraba de ella.

Limpié mis lágrimas con mi brazo.

---Si, tienes razón.

Luego de un largo camino, el auto se detuvo. Iba a bajar del vehículo cuando mi amigo me detuvo.

---Espera, no tienes que hacer esto, yo me encargaré de todo.

Apreté mi mandíbula y negué con mi cabeza.

---Debo hacerlo.

Afirmé decidido.

Finalmente bajamos los dos para luego seguir a Cárdenas al interior del anfiteatro del hospital general.

El olor a desinfectante barato y a alcohol golpearon mis fosas nasales apenas entramos al lugar.

Traté de ser fuerte pero en mi interior rogaba a Dios que no fuera ella.

Un joven pálido e inexpresivo nos recibió en la fría sala.

---Jordi, venimos por la chica del instituto Lafrane.

El tal Jordi caminó directo hacía un cuerpo en particular, éste estaba cubierto con una sábana blanca.

El agente nos miró y asintió con su cabeza para que siguiéramos al joven que no hablaba.

Ya frente al cuerpo cubierto, el aire empezó a faltarme.

---¿Estas bien?

Andrés me miró con preocupación.

---Si.

Respondí seco.

---Bien señores ¿Están listos?

Maldito enfermo como preguntaba eso.

¿Quién podría estar listo para ver algo así?

---Proceda.

Respondí con tono molesto.

Inhale profundamente cuando el agente levantó la sabana.

---No es la chica a la que buscamos.

Acotó mi amigo.

Sentí pena por la pobre joven a la que había visto pero por otra parte me alegré al saber que no era mi pequeña la que yacía sin vida en aquella fría mesa.

Narra Rhett

---Te queda mejor que a mi madre.

Sofía al fin había salido del baño.

---Gracias..

Respondió con timidez.

---Ven, necesitas descansar.

Se acercó hasta la cama mientras que yo abría las sábanas. Luego de que se acostara la cubrí con ellas.

Sentí su mirada fija sobre mi.

---Listo.

Sofia no dejaba de mirarme.

---Qué lindo eres conmigo.

Sonreí tras lo que dijo.

---¿Puedo?

Quería estar más cerca suyo.

La hija de mi sirvientaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu