Capítulo 24 - Even an end has a start.

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Pigglet corría por la calle acomodándose su corbata. Yo llevaba el traje con la camisa cerrada como si lo hubiera hecho en la oscuridad. Eran las cinco de la tarde y nuestra juerga había dado lugar a una dura realidad...aún no habíamos salvado a PJ de su destino.

—¡Dijiste que estaba en el club! — Exclamaba Pigglet medio disfrazado de Christopher mientras tanto yo trataba de llamarla por el celular. Cual película mala no dejaba de ir a parar al buzón de voz.

— ¡Mierda! Si me dijo que quería un día de Spa luego de lo de James... ¿Crees que sea algo del equipo de limpieza o una venganza por lo de James? — Traté de preguntarle mientras en la puerta dejaba mis datos y los de Cristopher para que nos dieran las llaves de los lockers. — ¿Esta la señorita Pauline Woodhouse hoy aquí? — Pregunté al portero mientras este se dignó a mirar en su computador con una lentitud pasmosa.

—Si, actualmente se halla en los baños de barro termal. — Puse una sonrisa nerviosa y empujé a Pigglet al interior del establecimiento. Casí nos llevamos puesta una estatua Art nuveau de la entrada de una mujer semi desnuda con un candelabro costoso. Luego seguimos nuestro camino hasta los lockers en el vestidor.

—Ok ¿reconoces algo? — Traté de pensar donde la había visto correr a PJ. Todo había sido tan rápido.

—La piscina creo. — Respondí nerviosamente. — Pero el hombre dijo los baños de barro.

—Iremos a la piscina. — Sin cambiarnos, salimos del vestuario y allí nos chocamos de frente con Nathan Davidson.

—Ah pero si son los maricones...— Los ojos de Pigglet relampaguearon anaranjados de furia y sin pensarlo me interpuse entre ambos. — Deberían vetar a la escoria de este club. —Dijo con su aire prepotente.

—Entonces deberían vetarte de por vida Zángano. — Dije sin pensarlo realmente. Era la primera vez que le contestaba uno de sus insultos. El me miró como si no creyera lo que le había contestado.

—Vaya me rompes el corazón...— Dijo poniendo cara de lastimado en una pésima actuación tratando de ser irónico.

—Anda si que eres una mierda. Te encargaste de que te odiara tu solito Nathan Davidson. — "Ya no tienes poder sobre mí" pensaba para mis adentros recordando la escena de Laberinto. Finalmente lo había superado.

—Y ¿Qué esperabas? ¿Qué te eligiera a ti en lugar de mi familia, mi reputación? Deja de soñar... ¿Cómo iba a quererte si eres un rarito enfermo? ¿Qué no pensaste en lo que tuve que atravesar después de la asamblea y tu show? — Ok no era el mejor tiempo para escuchar desplantes de Nathan, aunque ahora tuviera la fortaleza para soportarlo.

— ¡Ah, ya piérdete! Necesito encontrar a mi hermana. — Dije empujándolo y Pigglet me detuvo cuando comenzó a escuchar la risa de Nathan que parecía un malvado de película de Marvel.

Probablemente, mañana...  (Allan Woodhouse #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora