La ciencia es falible...

5.6K 755 706
                                    

El grupo de grandes héroes se alistó con sus trajes de combate y prepararon un plan para entrar a la fábrica abandonada, donde sus deducciones (y la información que Alistar Krei les brindó) los llevaron a pensar que ese hombre tenía secuestrado al moreno.

El genio de la robótica puso los planos de dicha fábrica sobre la mesa y marcó una ruta de fácil acceso, esperando que la misma les diera el factor sorpresa que necesitaban para el rescate.

-Gogo, tú entrarás por los almacenes mientras Honey y Fred cubren a Wasabi. Baymax y yo llamaremos la atención de ese hombre el tiempo suficiente para que busquen y encuentren a Miguel...

Los universitarios asintieron y se pusieron en marcha, no podían perder más tiempo ya que la fábrica se hallaba en uno de los islotes aledaños a la gran San Fransokyo.

Uno a uno se fueron subiendo en Baymax, una vez que los chicos se acomodaron el gran robot de traje rojo emprendió vuelo hacia el islote con la vieja fábrica de viejas refracciones tecnológicas.

Hiro quién mantenía la mirada hacia el frente con el ceño levemente fruncido, no podía evitar morderse el labio inferior tratando de alguna manera calmar sus ansias.
Estaba algo inquieto, eso lo pudo notar Honey pero ¿qué podría decirle?

Hiro le había contado lo que sucedió entre ellos y el porqué reaccionó de esa forma al saber que el latino no estaba con ninguno de ellos.
La chica rubia tomó con suavidad el hombro del menor buscando transmitirle un poco de calma.

-Miguel estará bien, es un chico fuerte...

El menor de cabello alborotado sabía que Honey tenía razón, Miguel era fuerte (sino lo bastante resistente) como para soportar estar tanto tiempo lejos de su hogar y familia; sin embargo, estaba esa voz diminuta en su cabeza que no dejaba de culparlo del secuestro del moreno y tal vez la pérdida total de su amistad...

Ni siquiera estaba seguro de que la relación que ellos llevaron fue precisamente eso.

-Gracias Honey...

El genio de ascendencia asiática volvió a mirar al frente y hacer lo que mejor le salía, pensar con la cabeza fría...

Fue cuestión de unos minutos cuando el islote se hizo presente ante los ojos de los chicos; siguiendo el plan, Baymax descendió lo suficiente para que los universitarios bajaran del mismo y con ayuda de una de las mezclas químicas de Honey pudieran tener una superficie sólida para llegar a la isla caminando.

Y así, Baymax y Hiro se adelantaron en espera de algún ataque. No debían subestimar a ese hombre.

...

De nuevo era arrastrado a la fuerza, no importaba cuánto se resistiera o intentara convencerlo de que le diera un descanso, ese hombre hacía oídos sordos a sus palabras.

Sin duda una situación frustrante.

Durante el recorrido que ya conocía observó por una de las paredes rotas el exterior, sabía que estaba en algún lugar en medio del mar ya que era lo único que se alcanzaba a divisar.
Miró por breves segundos el cielo, el cual tenía matices anaranjados que le recordaban el color de los pétalos de cempasúchil...

Esperaba no llegar a la tierra de los muertos de forma definitiva, papá Héctor se asustaría de verlo esta vez como una calaca hecha y derecha, mientras que mamá Imelda... Bueno, ella lo remataría por ser tan descuidado y huir de un pinche chinito con complejos de enojo.

Suspiró nuevamente, sentía una enorme fatiga, sus brazos y piernas pesaban como si arrastrara grandes piedras, le costaba trabajo mantener los párpados abiertos y caminaba arrastrando los pies. Realmente deseaba que todo acabase ya, volver a casa.

Entre cerezos y cempasúchil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora