A coffee before fucking. [ taekook ]

둘.

Taehyung.

—Papá, te recuerdo que aquí está gran parte de mi vida y amigos.—Trato de defender mi puesto ahora mismo escuchando a mi padre queriendo tener control en mí otra vez. Afianzo el agarre del teléfono sobre mi hombro, apretando mi oreja sobre este.

—Pero recuerda que tienes que estar este fin de semana para la revisión del nuevo proyecto. ¡Mañana mismo te quiero de vuelta en Seúl!—Él continúa alzando más la voz.

—Tengo que salir el viernes... con los chicos. Regresaré sábado al mediodía o en la noche.—Digo terminando de arreglar mi atuendo antes de pasar por Jimin para salir.

—¡Taehyung! Dije mañana, no sábado. ¡No puedes nisiquiera avisar antes de irte a Daegu así nada más! Siempre es lo mismo...

—Papá, no soy un niño de dieciocho, o diecinueve. Tengo veinticinco putos años, te lo recuerdo. Y vengo a Daegu porque mi vida está aquí, mis amigos están aquí, mi departamento está aquí. ¿Cuántas veces más tendré que decirte los mismo?—Retiro el celular de mi hombro, ya más libre revuelvo mi cabello con exasperación.—Estaré para la revisión del proyecto, ni un minuto antes, ni un minuto después. ¿Si?—Corto la llamada.

Mentiría si aveces digo que me encanta la idea de huir de todo eso de la empresa y asumir el puesto de jefe. Básicamente no he podido tener una vida normal gracias a ello.
El que mi papá se divorcie de mi mamá no ayudó en nada, excepto el habernos mudado a Daegu hasta terminar mi secundaria. Apesar de ser natal de Seúl, sigo sintiendo que mi lugar es Daegu.

Mi papá quiso que deje el estudio de un momento a otro porque necesitaba ayuda en la empresa. Así logré aprender a gestionar acciones dentro de la empresa, sin necesidad de educación en universidad; a base de enseñanzas de papá aprendí.
Y logré mucho, sin embargo, no estoy orgulloso de haber llegado hasta cierto punto de esta forma. Me hubiese gustado quedarme en Daegu junto a Jimin y los chicos... Probablemente estaría terminando mi carrera, saliendo con mis amigos, fiesta aquí, fiesta allá; Supongo que esa sería la vida común de un joven de mi edad. Pero mi caso es diferente.
Estoy metido casi todos los días en la empresa, ida y vuelta al departamento para solo tomar pequeños descansos, y regresar al trabajo.

Suelo despejarme un poco los fines de semana,
yendo a algún bar, conociendo gente, quizá algún motel de noche... Y después venir a sentir tranquilidad en el lugar donde crecí mayor parte de mi vida: Daegu.

Me hubiese gustado haberme quedado aquí, soportando el ir y venir de papá a la capital por trabajo y sentir su ausencia. Pero no haber tenido que dejar todo aquí para acompañarlo.
De todos modos cuando sucedió todo eso era apenas un niño de once años, así que nisiquiera tengo muchos recuerdos de ese entonces.

El sonido de mi celular vibrando contra la madera de mi pequeña mesa me distrae de mi pensamientos.
Oh verga, Jimin.

•

—¿Llegaste en la mañana?—Me saluda con una sonrisa mientras sube al asiento copiloto. Tirando su mochila en la parte trasera.

Asiento.

Una vez que está dentro del auto, arranco con destino hacia el centro comercial.
A ponernos al día de lo que pasaba en nuestras vidas. Más en la de Jimin, en la mía no hay mucho que contar.

Jimin fué el único niño que se acercó a mí cuando empecé el colegio y era un bicho raro. Cuando después de toda la situación familiar que pasé, él estuvo para escuchar cada reclamo mío. Desde ese entonces, y que recuerde, es mi mejor amigo.

—Habrá fiesta mañana. Hoseok. Va a algunas clases conmigo, es un tipo pijo. Pero sus fiestas son buenas... Estoy en la lista de invitados así que puedes pasar conmigo. ¿Te apuntas?—Jimin revisa su celular mientras habla.