Luna Lovegood

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No todos iguales

En la casa de Rowena Ravenclaw es donde predomina la inteligencia, curiosidad y sabiduría, en otras palabras, una mente dispuesta. Sus miembros son reconocidos por valores científicos y aportes al mundo mágico.

A una pequeña distancia donde una muchacha con un largo cabello rubio leía tranquilamente la revista de su padre, una chica lanzó con burla —¡No entiendo como el sombrero la colocó aquí! — dicho eso el grupo que la rodeaba estalló en risas —Ni siquiera en San Mungo la considerarían cuerda.

Otra chica del mismo grupo agregó —Solo miren a la pequeña Luna, tan sola. Ahora llenara nuestra sala común con esa revista llena de locuras. Solo eres una Lunática —reflexiono un poco y chilló de nuevo —¡Perfecto! ¡Así la llamaremos! ¡Lunática Lovegood!

La rubia solo escuchaba las palabras de sus compañeros de casa mientras aprovechaba para colocarse sus lentes y darse cuenta de que todos tenían la cabeza llena de torposoplos.

Lo bueno de la casa de Ravenclaw era que podría tener una habitación para ella sola, no es que no quisiera compartir, era que estar cerca de algunos de los integrantes no le gustaba de sobremanera.

La mañana siguiente la chica se despertó muy temprano para descubrir que sus zapatos y varias de sus túnicas habían desaparecido. Con una sonrisa en su rostro afirmó —Ravenclaw está lleno de nargles, esperare a que vuelvan solos. Si es como decía mamá, regresaran pronto.

La chica caminaba descalza por la sala común cuando una chica con una insignia con una P sobre la insignia se acercó y dijo — Hola mi nombre es TN. Debo de preguntar ¿Estas bien? ¿Le paso algo a tus zapatos?

Luna levantó los hombros quitándole importancia —No te preocupes, a los nargles les gusta llevarse las cosas. Yo confió que los regresaran mas tarde.

—Te creo, pero por favor no olvides que si tienes algún problema puedes ir a ver a los perfectos sin importar la hora. Nuestras habitaciones tienen una gran P en la puerta, no se te será difícil encontrarlas.

La rubia agradeció con una sonrisa y se dirigió al gran comedor para buscar algo de comer.

Más tarde ese mismo día, Luna descansaba en la sala común, cuando las chicas del día anterior de acercaron a ella.

Con falsa sorpresa una preguntó —¿Qué le paso a tus zapatos Lunática?

La rubia la ignoró y continúo concentrada en su postre.

Otra chica añadió —Mis amigos y yo tenemos una duda.

—¿Qué quieres saber? —preguntó Luna.

—Nos estamos preguntando si ese collar lo hiciste tu o simplemente lo encontraste en la basura.

Luna estaba dispuesta a ignorar a sus compañeras nuevamente, cuando escucho una voz amable por segunda vez en el día —¿Disculpa? —dijo TN con una mirada seria — Creo qué deberías ofrecerle una disculpa inmediatamente o sino serán las responsables que ravenclaw pierda puntos.

—¡No puedes hacer eso! —chilló la chica.

—Soy la prefecta de la casa, te aseguro que puedo hacerlo. Como la inteligencia nos hace ganar puntos, tu estupidez nos los quitara.

Las chicas palidecieron y dijeron—Perdón Lunática, digo Luna.

Cuando ellas desapareciendo, la recién llegada se sentó junto a la rubia y afirmó —No les hagas caso Luna. La mayoría de los nuestros se creen tan listos, que parece que se les olvidaron los modales y se olvidan de la originalidad.

—No me importa. Estoy casi segura de que fueron los torposoplos que tienen en la cabeza.

—¿Torposoplo?

Con una honesta sonrisa explicó —Si son criaturas invisibles que flotan hasta tus oídos y confunden tu cerebro. Mi papa habla de el en El Quisquilloso.

—Es asombroso, debes darme una revista cuando puedas.

—Tengo varias en mi habitación.

Después de una breve reflexión, TN anunció—Te diré un antiguo secreto de ravenclaw. De vez en cuando entra a nuestra casa alguien especial y no hablo de personas ratas de biblioteca. Creo que esa persona eres tú, no pierdas esa luz. Solo ignóralos es lo más inteligente que puedes hacer

—¡Muchas gracias! —dijo la Luna con brilló en los ojos.

—Es momento de mi ronda, nos vemos luego.

La Luna terminó su postre y se dirigió a su habitación, murmuró para ella misma —Me olvide decirle que ella no estaba llena de torposoplos, se lo diré luego.

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Les juro que me dolió en el alma ser mala con Luna.

Fue super corto, pero espero que les gustara

¡Feliz casi viernes!

Aquí algo para reflexionar sobre como el sombrero seleccionador es genial  ....

Aquí algo para reflexionar sobre como el sombrero seleccionador es genial 

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