Desiertos En el Desierto ( #160)

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Estábamos en la nada, en la maldita tierra ardiente. En solo tiempo para que empezáramos a tener hambre, o alucinaciones.

-No puedo creer esto. ¡Echados cual perros! – dijo Sara indignada

-¿Es una broma? Por nuestra culpa todo lo que siempre han tenido, lo poco que han tenido, fue arrebatado. En tan solo unos días, me siento horrible – demasiado debo aclarar. Mi propósito nunca fue llevar mi mala suerte a todas partes

-Bueno, al menos ayudaron al final. Solo de ver las cosas volando de esa forma, fue increíble chicas – dijo Tayron. Es una ternura que en estos momentos sea tan lindo.

Pero eso no nos iba a sacar de la muerte que tendríamos.

En el desierto no hay ni mala vida. Siento que todo mi cuerpo se quema. El sol me pega directo, hasta el cielo esta denudo; ni una nube, en ninguna parte ¿Qué sucede?

-Tengo una pregunta ¿A dónde estamos hiendo? – pregunto Sara

-No lo sé. Solo camino – tal vez, solo tal vez nos topemos con las murallas. No me importa llegar, ya he vivido lo suficiente para poder decir "No" – O si

-¡No! – Expreso Sara muy alterada - ¿Estás loca?

-¿Qué sucede? – pregunto Tayron

-Es un error ese pensamiento. Tan solo siento de nuevo cuando estabas allá, un infierno.

-Es el único lugar a donde podemos ir. Allá nada nos pasara, ya no me dejare mandar, ya no soy la elegida

-No lo sé, Tara

-Te lo prometo – dije abrazándola mientras aun caminábamos. Se quedo callada, pero sentía la respuesta – no te vas a arrepentir.

Llevábamos horas caminando, y nada cerca a un lugar para descansar parecer estar por este ridículamente largo desierto.

-¿Cuánto tiempo ha pasado? – pregunto Sara

-Dos horas – dijo Tayron.

-Moriremos aquí. Yo no quiero morir así, quiero vivir ¡Quiero vivir! ¡Vivir!

-Vas a vivir – le dije, mientras veía una casa, una gran casa en la nada.

Me sentía la chica, parte de un clon, con extraños poderes y prófuga más afortunada del mundo.

La casa era de dos pisos, estaba destruida por el sol y por los años, supongo. La pintura azul se caía de a pedazos al igual que otras cosas.

Cuando entramos, todo estaba destruido, todo tenía polvo, había un hueco en el techo del tamaño de la luna, metafóricamente. Sillas partidas por todos lados.

-Lindo – dijo Sara

-Una mansión de verano – dijo Tayron riendo de una forma extraña

-Eso no importa. Aquí no hace calor, y podemos pasar el día de calor y caminar en la noche

-Iré a la cocina. Sé que no hay nada, pero tengo esperanzas – Sara fue corriendo a ella

-Iré al segundo piso – le dije a Tayron - ¿Vienes?

-No. Me quedare, esta casa me da terror

-Está bien – dije riéndome

-¿Qué da risa? – me dijo mientras subía las escaleras con rapidez

-¡Nada! – grite mientras entraba a un cuarto riendo.

Este cuarto me hacia recordar a mi habitación de Catania. Era descuidado, bueno, este está mucho peor.

Me fije bien, y me di cuenta que era el cuarto de una niña pequeña. Había dibujos gastados de jirafas y animales de todo tipo en las paredes. Una cama pequeña con una oso de peluche sin cabeza en ella.

Lindo lugar.

Mientras inspeccionaba el lugar, me di cuenta de que había un espejo que era una puerta de un closet, estaba abierto, e intente cerrarla para verme mejor, pero parecía estar atascada. Aun me mire.

Aun recuerdo cuando me veía en el espejo de mi casa cuando me despertaba para arreglarme. Y como era mi día a día.

Aplicando un poco más de fuerza logre cerrar la puerta de espejo del closet, y me pude ver completa.

-Aun con todo esto, me veo bien – dije después de moverme un poco dando la vista a la puerta de entrada al cuarto, solo para ver que había algo ahí.

Era un gordo, hombre o mujer, lleno de sangra negra, baba en la boca, raspado por todos lados, denudo y realmente grande, un mutante. Me paralice de inmediato.

No podía mover ni un musculo; Esa cosa aun seguía mirándome, es aterrador.

-Tara – Tayron – ya me asusta acá abajo

-¡Tayron no! – Aquella cosa se echo hacia mí a toda velocidad. Yo me eche al suelo y rodé debajo de la cama, mientras que el asqueroso mutante chocaba contra el closet despedazándolo.

Salí de debajo de la cama.

-¿¡Que sucede!? ¿Qué es eso? – pregunto Tayron alterado

-¡Solo corre! – dije empujándolo hacia las escaleras.

Bajamos llamando a Sara alarmados. El mutante empezó a bajar las escaleras, pero a la mitad de esta la escalera se vino abajo, tirándolo al primer piso. Sara venia cuando se topo con el mutante, y este empezó a perseguirla.

-¿Qué demonios es eso?

-¡Corre, solo corre! – maldición.

Fui a ayudar a Sara tomando un pedazo de madera afilado. Llegue a la cocina donde estaba arrinconada Sara.

-Usa tu SS – le dije a ella

-No puedo, no estoy concentrada

-Pues concéntrate – le dije

-¿Para qué me mate?

Estaba encerrada, el mutante no se movía de la entrada y Sara estaba en lo último de la cocina.

-¡Con un demonio! – dije y me lance en la espalda de el mutante asqueroso. Lo apuñale con la madera varias veces, Sara aprovecho y salió de la cocina, mientras me bajaba de el mutante mientras se tiraba al suelo.

-Bien hecho Tara – me dijo Tayron – ¡Lo mataste!

Después de sentirme aliviada, en su espalda un ojo rojo se había abierto.

-Creo que no lo mataste Tara – dijo Tayron

-Eso creo.

Se volvió a parar.

-A correr – dije - ¡Ahora!

Salimos de la casa mientras nos comenzó a seguir. Corriendo en el desierto para sobrevivir, y lo peor era que nuestros SS no se podían activar por falta de concentración.

El mutante hacia ruidos horribles, mientras corría desesperado tras nosotros.

Todo estaba en cámara lenta ante mis ojos.

Sara gritaba, Tayron gritaba, yo gritaba.

Estábamos desiertos en el desierto.        


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