Capítulo 30: Nada te impide irte.

163K 9.3K 929
                                    

Nota importante al final. Disfrutar de la lectura♡

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

(James)

– Enserio, no nos vuelvas a dar estos sustos Teresa. –le dijo Lou a mi madre con una amable sonrisa en el rostro. – Tu hijo ha estado toda la noche pegado a la silla de la sala de espera, decía que no se levantaría hasta que no tuviera noticias tuyas. –comentó.

– Es todo amor, ¿no crees? –preguntó mi madre a Lou.

Como es obvio, conozco a mi madre, y esa pregunta no era de las típicas que hace una suegra a su nuera alardeando de hijo, creo que detrás de esa pregunta había más.

– La verdad es que sí, tienes un gran hijo, Teresa. –respondió Lou con sinceridad.

Mi madre se dirigió a la cocina y Lou y yo nos quedamos solos en la entrada. Sí, era un loft, pero desde la entrada a la cocina había distancia y aquello sería algo parecido a estar “a solas.”

– Con que un gran hijo, eh. –alardeé con una sonrisa ladeada, burlándome de sus anteriores palabras.

Rodó los ojos.

– Idiota. –musitó mientras comenzaba a andar hacia donde estaba mi madre.

–  ¿Qué te pasa? –susurré  poniéndome delante suyo para que no siguiera caminando.

– ¿Y preguntas? –inquirió, me encogí de hombros– No te enteras de nada.

– No soy estúpido Lou, por mucho que te lo pueda parecer. –repuse– Ya lo hemos hablado antes, no es que no me importe que te vayas, pero nada te impide irte. –Lou negaba lentamente al mismo tiempo que las palabras salían de mi boca.

No sé a cuál de los dos nos habrían dolido más esas palabras, pero tal vez eso era lo que tenía que hacer, dejarla irse.

Me miró una última vez a los ojos antes de darse la vuelta y salir por la puerta dando un sonoro portazo.

Me senté en el sofá y coloque mis manos en mi rostro intentando procesar lo que acababa de pasar. Noté que el sillón se hundía a mi lado y que alguien acariciaba mi espalda sobre la camiseta para darme ánimos.

– Cariño. –me llamó mi madre; levanté la cabeza– Eres tonto.

– Gracias mamá, eres de mucha ayuda. –le reproché.

– No quería que te sentara mal, pero la has visto...

– Sí mamá, acabo de ver que la mujer de la que estoy pillado hasta las trancas acaba de salir por esa puerta llorando porque soy un completo idiota, y que ha hecho de todo por mí; como fingir ser mi novia y yo se lo he pagado con total indiferencia en algo que realmente me necesitaba. –confesé.

– ¿¡Fingir ser tu novia!? –exclamó con cierta falsedad.

– No te hagas la ofendida,  sé que ya lo sabias.

– Desde que entré por esa puerta el primer día. –explicó– Si no fuera por la cara de Lou al decir que erais pareja, habríais pasado por pareja perfectamente. –agregó.

– Venga, recojamos tus cosas que te llevo a la estación. –le dije levantándome y sonriéndole a mi madre.

***

Hacía poco menos de una semana que Lou había dejado mi casa con un portazo y de que mi madre había abandonado la ciudad para volver a casa.  

Mañana era la boda de Cristian, y gracias a mi amigo, me había enterado de que Lou había confirmado que iría acompañada, y tenía una leve sospecha de quien sería su acompañante.

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora