Capítulo 35

660 27 1
                                    

―Pero ¿cómo es posible? ―Pregunte balbuceando.

―Nos conocimos en la secundaria, cuando apenas teníamos quince años. Apuesto a que no habías tomado en cuenta que tu hermano, Agustin y yo tenemos la misma edad ―Julian mantenía una sonrisa.

Inmediatamente los tres rostros pasaron por mi mente. Efectivamente todos aparentaban tener la misma edad.

―Nunca me percate de ello ―Dije en un susurro ―Pero, si ustedes tres eran amigos, a juzgar por la foto, ¿qué paso?

Julian me tomó de las manos y me levanto del escritorio.

―¿Cómo te sientes?

―Bien. ¿Por qué?

―Es una historia un poco complicada ―Inclino la cabeza ―¿Te parece si vamos al jardín?

Yo solo asentí y él se puso de pie. Tomados de la mano atravesamos la cocina; al verme, Dora me abrazo fuertemente y me dijo que realmente le había sacado un susto. Platicamos con ella unos minutos y después seguimos nuestro camino.

Julian y yo nos sentamos bajo un frondoso árbol para protegernos del sol. Me recosté sobre el pasto y puse mi cabeza en sus piernas.

―Bien, te escucho. Realmente quiero conocer esa historia ―Dije con una sonrisa.

―Éramos conocidos como el trió inseparable aunque había quien en ocasiones prefería llamarnos los mujeriegos ―Julian hizo una mueca mientras me miraba ―No los culpo, me da vergüenza admitirlo contigo Oriana pero es verdad que los tres hacíamos de las nuestras con respecto a las mujeres.

Yo dibuje una media sonrisa debido a ese comentario. Realmente no me había molestado. Tal vez si Julian Serrano hubiera dicho que el apodo de mujeriego se lo decían a estas alturas entonces sí un enojo desmesurado habría surgido en mi interior.

―Muchas veces me toco atender llamadas de chicas, todas ellas buscando a Noah ―Suspire ―En aquel entonces suponía que era para preguntarle sobre la tarea o apuntes de clase pero ya veo que no.

―Eras una niña, es lógico ―Julian comenzó a acariciar mi cabello ―Solíamos tener una absurda diversión. Nos retábamos los unos a los otros, tratando de saber quién era más hombre ―Julian soltó una carcajada ―¡Vaya que éramos unos verdaderos idiotas!

―En realidad Noah no ha cambiado mucho ―Endurecí mis facciones ―Dice que goza de la libertad no se quiere casar.

―Agustin opina lo mismo. Al parecer solo yo estoy consciente de que llega un momento en el que una persona debe sentar cabeza y contraer matrimonio para comenzar a formar su propia familia ―Julian elevó su vista al cielo ―Estoy tan feliz de haberte encontrado.

―Y yo a ti ―Arranque un poco de pasto y comencé a jugar con él ―Pero sigue con tu historia amor.

―¿Amor? ―Repitió Julian ―Me encanta como suena ―Sin previo aviso levanto sus piernas y por tanto mi cabeza se elevó y agachándose deposito un beso en mis labios.

Lentamente regreso sus piernas a la posición anterior y yo me reacomode.

―¿De qué manera se retaban? ―Pregunte curiosa.

―Competíamos por ver quién conseguía salir en una cita con más chicas ―Julian alejo su vista de mi, como si estuviera reviviendo aquellos días ―Y si te soy sincero, era divertido. Lo fue durante poco más de cinco años.

―¿Cinco años? ―Repetí sorprendida ―Eso significa que mínimo jugaron con una infinidad de mujeres ¡Ni siquiera tengo una cantidad aproximada!

TE AMO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora