❅⁶

1.7K 193 140
                                    

6:05 ᴀ.ᴍ.
ᴄᴀsᴀ ᴀʙᴀɴᴅᴏɴᴀ ᴅᴇ ʟᴏs ᴍᴀᴄʟᴇᴏᴅ.


—¿Sam?—. Gabriel se acerca a rastras hasta la bolsa de dormir del más alto.
—; Aurora, escuche un ruido—. Lo sacude un poco.

Sam seguía durmiendo como si nada.

—No si Aurora un poroto a tu lado—. Bufa, y se incorpora del suelo para caminar hacia la puerta.

Abre ésta, lenta y ruidosamente, ya que rechinaba.
Gabriel suelta maldiciones en murmuros, cada vez que se asoma aún más al barandal del piso de arriba.

—Ayudame Willy Wonka—. Susurra, inclinando la cabeza hacia abajo, examinando todo el piso.

La puerta estaba entre abierta, con la luz del amanecer entrando por ella.

—¡A vos te estaba buscando! ¿Dónde está tu cómplice jirafa?—. El hombre de espaldas a Gabriel camina amenazadoramente hacia éste.

—AHH, EL VIEJO DE LA BOLSA—. Con solo oír la voz gruesa, sale a correr en dirección al cuarto dónde aún dormía Sam. —; SAM EL VIEJO DE LA BOLSA VA A LLEVARNOS—. Cierra bruscamente la puerta tras él.

—Agh, por Dios santo, no grit--Qué viejo?—. Sam se sienta, prosiguiendo a pararse y sobarse los ojos confuso.

—UN HOMBRE AFUERA-- —. Golpes en la puerta interrumpen a Gabriel, él llevándose ambas manos a su boca tapandola.

—¡Sé que están ahí, abran carajo!—. Los golpes aumentaban con intensidad.

Ambos se quedan en silencio sin decir nada, con sus rostro resplandeciendo sorpresa, y miedo por parte de Gabriel.

Y con una fuerte patada, la puerta es abierta en totalidad, volando uno que otro pedazo de madera en el proceso.

—¿Cuánto tiempo pensaron que iban a escapar y burlarse de mi, eh?—. El mismo anciano que habían molestado Sam y Gabriel estaba ante ellos, pero furioso y notablemente fuerte, sin importar la edad que tuviera.

Gabriel, al un paso dado del señor, él ya había corrido detrás de Sam. —Sos el más alto y grande, defende a los indefensos—. Murmura detrás de su espalda.

—Legalmente el grande acá, sos vos—. Sam veía fijamente al hombre a unos pasos de él. Ambos casi a tropiezos dan pasos hacia atrás.

—¡Ya la van a pagar los dos, por su culpa soy el has me reír del barrio y no tengo clientes!, ¡Ya no como antes! —. Se encamina a pasos rápidos hacia Sam tomándolo del cuello desprevenido.

Empujándolo en dirección contraria a Gabriel, quedando el hombre de espaldas.

—NO LO TOQUÉS, ANCIANO DE CUARTA—. Pega un salto para treparlo, agarrándolo del cuello para que soltara a su amigo.

Pero para sorpresa de Gabriel, sin saber el porqué un viejo de sesenta años tenía tal fuerza. Fué lanzado al suelo, impactando su cabeza primero, dejándolo casi inconsciente.

—¡No!—. Intenta forcejear Sam, con escasa capacidad de respirar ante el agarre. —¡Ga- be!. . . ¡Gabri. .!—.

Los gritos de Sam se volvían cada vez más lejanos.

—¡Gabriel maldita sea!—. Sam le da otra sacudida. —¡GABRI--!—.

—ESTOY DESPIERTO—. Se levanta, más rápido de lo que Sam pudo procesar, observando con desesperación todo el cuarto. —;¿DÓNDE ESTÁ ESE MALDITO VEJESTORIO?—. Observa intranquilo a Sam, quien lo miraba totalmente extrañado.

Te reto a... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora