7. Vidas Cruzadas.

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~Michael~

Mi corazón latía con tal fuerza que parecía querer salirse de mi pecho y mis manos recorrían su nuca, mientras yo jadeaba en sus labios.

William acariciaba mi cintura con los dedos haciendo pequeños círculos bajo de mi camiseta, enviando escalofríos por mi espalda.

Estaba sentado sobre su regazo, con nuestros labios unidos.

Esto realmente estaba pasando.

Sus manos subieron por mi abdomen, levantando mi camiseta en el proceso. Jadeé en sus labios cuando se separó lo suficiente para mirarme a los ojos. Una sonrisa burlona se formó en sus labios y tragué grueso al verla.

―¿Qué quieres que haga? ―preguntó, dejando un casto beso en mis labios. Me revolví incómodo, apartando la mirada de sus ojos verdes y sentí mi rostro calentarse.

―H-haz lo que q-quieras ―tartamudeé. Rió.

―No. ―una sonrisa felina estaba plasmada en su rostro. Oh dios, eso no podía ser bueno―. Hoy eliges tú. Así que, ¿qué quieres que haga, Michael?

Sus ojos me observaban burlones y sabía que el muy idiota se divertía con eso. Aparté la mirada, sonrojado y me mordí el labio.

―Q-quítala... ―murmuré.

―¿Qué cosa? ―señalé mi camiseta, sintiendo la mayor vergüenza de mi vida―. No te escucho, Michael.

Su tono me decía perfectamente que sabía a lo que me refería pero estaba divirtiéndose y no iba a dejar de hacerlo hasta que me viera completamente en mi límite. Respiré hondo y traté calmar mi ritmo cardíaco, en vano.

―L-la camiseta ―no creía que fuera posible que estuviese más rojo en ese momento. Él rió en mi oído y su aliento me hizo cosquillas, haciendo que el vello de mi nuca se erizara.

Sus manos seguían subiendo por mi abdomen con una lentitud agónica mientras sus labios rozaban mi mejilla. Temblé ante su tacto y mordí mi labio para no jadear.

―Levanta los brazos ―ordenó en mi oído. Asentí sin mirarlo a los ojos y levanté los brazos usando toda mi fuerza de voluntad para que no temblaran.

Con un rápido movimiento me sacó la camiseta por la cabeza, alborotándome el cabello. Sus labios se posaron en mi cuello y bajaron hasta mi clavícula marcando una pequeña línea con su lengua. Gemí lo más bajo que pude.

―No contengas tu voz ―susurró sobre mi cuello―. Quiero escucharte.

Su boca volvió a mi cuello y sus manos acariciaron mi pecho. Gemí al sentir su toque en mis pezones y sentí su sonrisa sobre mi piel.

―¿Qué quieres que haga aquí? ―preguntó acariciando mis pezones con lentitud. Jadeé.

Lo miré a los ojos y la misma sonrisa felina estaba ahí. Negué con la cabeza y él sonrió.

―¿Nada? ―dijo con fingida inocencia―. Si no lo pides, no lo haré.

Mierda.

―T-tu boca... ―me mordí el labio―, c-con ella...

―¿Así? ―murmuró y lamió mi latente carne. Gemí, fuerte, comenzando a sentir la presión en mi pantalón―. Vaya, que sensible eres ―se burló. Dios.

Volvió a su anterior tarea, lamiendo y mordiendo mis pezones. Su mano se posó sobre el bulto en mi pantalón, haciéndome jadear.

―¿Qué estás...? ―Intenté preguntar pero mis gemidos me lo impidieron cuando hizo presión―. W-william...

Democracia del corazón [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora