El primer ataque fue certero. El escudo del Capitán rebotó por las paredes del pasillo con ruidos secos, golpeando una de las alas de Ágatha.
La mujer no tardó en devolverlo. Aquella vez, sus poderes de ese característico color ocre se mezclaban con los colores de las gemas del infinito desprendían. El escudo de Wanda no evitó que fuera golpeada con fuerza.
- ¡Quédate atrás!—gritó Clint cuando se toda una odisea de ataques volaron de un lado al otro del pasillo.
Bethany obedeció. Remarcó sus propios pasos hasta quedar la última en la fila. Dejó su mirada clavada en los movimientos casi perezosos que Ágatha hacía para defenderse.
Jamás había visto a nada ni nadie repudiar de aquella manera los ataques de los Vengadores. Movía sus manos y esquivaba los ataques de Loki o la sokoviana como si se tratara de moscas, a pesar de que ellos dos eran de los más fuertes del equipo.
Se sintió insignificante. No solo ella, sintió cómo todos lo eran allí, en aquel momento. Miró de nuevo a su alrededor, como esperando que el propio Thanos apareciera desde una esquina.
Su estómago revuelto y el continuo movimiento de su cabeza y mirada en busca de quién sabe qué la estaban mareando. Le incomodaba todo. El frío del ambiente, el espesor del aire que respiraba con dificultad, los ruidos ensordecedores y los gritos de rabia de Wanda, la permanente sensación de miedo adherida a la parte superior de su cuello.
La castaña sintió algo. Una sensación de alerta aún mayor a la que ya tenía. A su alrededor, un círculo de cenizas iluminó el cuero de sus botas altas. "El fuego te protege", recordó.
Una mano, de piel arrugada y terrorífica de color ocre sucio clavó sus largas y asquerosas uñas en el suelo de la roca. La joven abrió los ojos como platos cuando decenas de esos seres treparon por el borde de la superficie en la que se encontraban. Pensó con rapidez, tal vez incluso de manera insensata.
Pero cuando pisó el suelo con fuerza, con sus piernas envueltas en las aureolas verdes, y este se corrompió, supo que estaba en lo correcto. Algunos de ellos cayeron, pero eran demasiados. Demasiados como para combatirlos sola.
El fuego salió de entre sus dedos de manera débil, casi sin fuerza. Cuando la joven intentó lanzarlo hacia aquellos monstruosos seres, se quedó en un intento más que inútil. Todos a su alrededor parecían estar concentrados en desembocar y dejar fluir toda la rabia contenida hacia Ágatha; y aquello sumado al hecho de que los monstruos no hacían ruido alguno y la incapacidad de Bethany para pedir ayuda, no creaban una buena situación para la joven Barton. A pesar de las aureolas multicolores que emergían sin parar de sus manos, no era suficiente.
Como siempre, ella no era suficiente.
Los seres eran horrendos. Sus fosas nasales estaban totalmente desgarradas, su rostro desfigurado era decorado solo por dos ojos negros como la misma noche que les rodeaba, y unas enormes fauces llenas de amarillentos y babosos dientes, de un metal oxidado. Desde luego, aquello era una de las macabras creaciones de Ágatha.
Intentó usar el fuego, pero todos y cada uno de sus esfuerzos por defenderse a sí misma eran en vano. Se acercaban cada vez más y más, y parecía estar sola ente ellos. Desesperada y saliendo de su trance del más puro temor, se giró, dispuesta a desgarrar su garganta a voces para pedir ayuda.
Sin embargo, se dio de bruces con la realidad. Una gran pared de roca caliza había parecido, separándola a ella de todos los demás. Verdaderamente, estaba sola. Jodidamente sola.
Gritó. Se giró de nuevo, encontrándose a sólo unos escasos pasos de aquella terrorífica amenaza. En un último intento, y ya entre lágrimas, puso sus manos a sus costados, creando dos fuertes ráfagas de aire que la elevaron, salvándola pero dejándola caer a pocos metros.
Del otro lado, Clint desgarraba sus puños golpeando la pared furioso. Antes de que hubiera podido llegar a darse cuenta del gran peligro que su propia hija corría, aquella pared de roca irrompible se había elevado desde el suelo irregular, y Ágatha había desaparecido.
Las alas de Ágatha se clavaron sobra la piedra, a ambos de lados de la cabeza de Bethany, cuando esta aterrizó prácticamente sobre ella. Sus ojos vacíos goteaban un asqueroso líquido negro. La joven sollozó ante aquella inhumana mirada.
- Por favor.-susurró, cobardemente.
La mujer sonrió antes de moverse y enrollar la cadena alrededor del cuerpo de la joven. La elevó, golpeándola poco después con el suelo una y otra vez, sin piedad y sin ademán alguno de detenerse.
- ¿Duele, Bethany?-escupió con asco en cada una de sus palabras.
Los ojos castaños de la joven se negaron a mirarla. Pequeñas chispas de fuego ardiente salían de su pecho, intentando librarse de la cadena que la retenía, pero las gemas que Ágatha poseía serían capaces de soportar ese tipo de contraataque durante toda su vida. Bethany era insignificante ante el poder de la ocre mujer.
- Dime, ¿duele?-repitió ella, manteniéndola en el aire durante unos segundos.- ¿Duele saber la verdad?
La joven se extrañó, percatándose poco después de que la hija de Thanos no estaba hablando de dolor físico. Hablaba de la traición de Peter, aquella que le había mostrado ella misma. Su pecho ardió y pudo sentir como su corazón latía deprisa, como si tuviera la necesidad de romperse en mil pedazos.
- ¡Dímelo!
La joven gritó ligeramente.
- Vamos Bethany. ¿Cómo es?- gritó, golpeándola de nuevo, aún más fuerte.-¡Dímelo!
Ella volvió a gritar, sintiendo cómo su imparable rabia e impotencia se acumulaba en su propio pecho, como la gema temblaba, desatando su poder entro de ella.
- ¿Cómo es?-susurró, bajándola y dejando su vacío rostro a escasos centímetros del de la joven.-¿Cómo es saber que él jamás te quiso? ¿Cómo es? Saber que era verdad, que no eras suficiente, que había alguien mejor después de todo. Que todo aquello que tú creíste real no era más que un teatro. Que aquel amor que te daba la vida, era falso. No era nada. ¿Cómo es, Bethany?
Gritó de nuevo, creando a su alrededor una onda de poder imparable. La roca caliza de la pared se corrompió, y todos y cada uno de los seres creados por Ágatha fueron eliminados. El poder de la gema llegó hasta el trono donde el Titán loco esperaba la supuesta llegada victoriosa de su hija, ahora dudosa.
Corrió hasta la mujer, oculta y protegida por sus metálicas alas; dejando que las llamaradas de fuego salieran de sus mano, quemando su ya de por sí deformada piel. Ante la atenta mirada del equipo, sus ojos se volvieron negros, su mente y su instinto de humanidad tan característico, desaparecieron por completo.
Las ráfagas de viento se crearon en sus manos, y ambas fueron arrastradas por la joven en direcciones contrarias, arrancando en el gesto las alas de la mujer en u gesto cruel y macabro.
Aquella vez fueron unas grandes y fuertes ramas las que sujetaron a la otra. Miró sus ojos vacíos, y no le importó la considerable cantidad de sangre que emanaba de su espalda. Se estaba vengando.
- Acabaré contigo.-susurró, con asco ante la mujer.
Un amago de sonrisa apareció en el rostro de una derrotada Ágatha. Desapareció sin más, dejando que aquellas ramas cayeran desvaneciéndose en el mismo proceso.
Dejó que un suspiro saliera de sus labios rotos y sangrientos. El aire fue condensado y su mirada volvió a la normalidad. Sin embargo, la rabia seguía allí. Miró a Clint, a Bucky. Miró a Emily, miró a Tony y Wanda.
Avanzó, arrastrando toda una odisea de miradas tras de sí. Algunas aterradas, algunas sorprendidas, otras neutras.
Otra más se unió cuando una figura cruzó a través de un colorido portal. Tecna avanzó, dejando una de sus delgadas manos sobre el hombro de la castaña, allí donde la araña estaba bordada.
- Voy a matarle.-susurró.
- Lo sé.-dijo Tecna con voz tranquila. Hizo resonar el toque de su dorado tridente contra el aún sangriento suelo.- Y no lo harás sola.
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(1) Barton; Peter Parker, The Avengers.
Fanfiction" -Estaban enamorados. Se notaba por la manera en la que se miraban el uno al otro, cómo si tuvieran el secreto más maravilloso del mundo entre ellos." Donde los complejos y las inseguridades matan, donde la verdad es el objetivo mayor y el pasado d...