88 - No miremos atrás

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Durante la clase me sentí nervioso porque le iba decir a Cristal que quería hablar con ella. Estábamos en el mismo salón, pero a pesar de su amable forma de ser conmigo, la sentía distante. Nuestras conversaciones se limitaban a ser solo de temas escolares acompañadas de su personalidad alegre que no hacía sospechar a nadie que ya no salimos.

El timbre de la salida sonó. Cristal guardó su cuaderno y lapiceros para irse del salón después de despedirse de mí con su acostumbrado entusiasmo efusivo.

—Cristal, quisiera caminar contigo para conversar —dije antes de que saliera apresurada como siempre.

Cristal miró la puerta. Los compañeros salían, el salón se vaciaba, íbamos a ser los únicos si no nos apresurábamos en salir.

—Mi comité más terrible tiene reunión —dijo revoloteando sus cabellos—, pero está bien, que importa, he trabajado mucho. Nunca he faltado, en realidad soy la única que no ha faltado a las reuniones. Vamos, Caramel, hoy quiero huir, me lo merezco.
— ¿De verdad? —dije culpable por perjudicar sus actividades, pero a la vez feliz de que se sintiera como si fuéramos los mismos de siempre.

Le mandé un mensaje de texto a Max mientras nos alejábamos del colegio. No demoró en responder. "Te preocupas por la puras, pero está bien mientras estés tranquilo. Mucha suerte, te espero en casa", me respondió de inmediato.

—Hoy no tengo clases de inglés, pero empiezo la próxima semana. Odio el inglés, es tan difícil para mí. Los exámenes orales son un total chiste. La profesora se debe reír de mí, pero somos buenas amigas. Espero que ella me vuelva a tocar el próximo ciclo.
—A mí tampoco me gusta el inglés. Mi tío quiere que vaya a Inglaterra para llevar el curso allí.
—Tienes suerte, tu tío vive en Inglaterra.
—Sí, pero no voy a ir.

Conversamos como siempre lo habíamos hecho. Sentí que me había preocupado por las puras, como me dijo Max. El ambiente con Cristal fue maravilloso. Me hizo reír mientras me contaba todo los percances desastrosos que estaba pasando en los comités de la puesta en escena de fin de año.

Cristal no dejó de sonreír mientras viajábamos en carro hasta su casa. Habían sido ideas mías, porque me convencí que fueron sus actividades y sus sueños lo que nos distanció. Todas sus prioridades eran los comités y sus deseos de seguir adelante, porque no había nada más en su mente.
—Me alegro que Luz haya ganado el concurso. Su obra es muy buena. A los profesores les encantó. Ahora le dieron la gran responsabilidad de supervisar el casting de actores y dirigirlos.
—Ella es muy tímida.
—Sí, lo es, pero no te preocupes. Violeta aceptó ser su asistente.
—¿Violeta? —Pensé haber escuchado mal— ella no es responsable, no creo que pueda ayudar a Luz.
—Parece que a violeta le agrada el teatro, supongo porqué su papá es actor en su tiempo libre.
—Que sorpresa.
—Estar en los comités me ha enseñado mucho y he aprendido mucho de nuestros compañeros, además es divertido. Ya quiero que sea fin de año para ver la puesta en escena —dijo emocionada.
—Está muy ocupada —dije convencido.
—Sí, pero también me siento feliz.

Llegamos al barrio de Cristal. Caminamos hasta el parque más cercano a su casa y nos sentamos en el pasto.

—Y se acerca la coronación por la primavera. Que terrible, no quiero. El vestido que mamá me compró es inmenso. En estos últimos días me ha pintarrajeado la cara para probar maquillaje. Mamá dice que me hará el laceado permanente. Mi hermoso cabello se echará a perder.
—Me alegra ser quien te acompañe —dije sincero.
—Yo también, Caramel. Será bonito recordar ese día solo por ti a pesar de no querer exhibirme como una cosa. Pero lo hago por Clara, para que se anime.
—El día de la fiesta de promoción también me gustaría acompañarte —dije impulsado por la emoción de saber que nuestra amistad seguía siendo la misma de siempre.
— ¿De verdad? —dijo sorprendida.
—Sí, será nuestro último año escolar. Me encantaría recordar que fuiste mi compañera de baile, además, Max irá con Clara. Quiero que estemos todos juntos.
—Yo también —Cristal afirmó emocionada.
Conversamos sobre tanto. Hablamos sobre nuestras metas, nuestros conflictos y temas triviales que nuestra amena conversación inicio sin que nos diéramos cuenta.

—Mañana no hay clase, así que sería genial si salimos en grupo —dije convencido de que Cristal aceptaría.
—Mañana los integrantes del comité de escenografía aprovecharemos para avanzar con nuestro trabajo. Tenemos tanto que armar —dijo decepcionada—. Ya sé, salgamos este fin de semana. Caramel, siento que hace años no salgo a divertirme. Quiero salir con ustedes.
—Yo también quiero que salgamos todos. Entocnes este fin de semana no planees nada.
—Reservaré el día para salir con mis amigos, aunque tenga que plantar a mi otro comité —dijo riéndose.

Se hizo tarde. Era el momento de regresar a nuestras casas. Nos despedimos, y aunque me pareció que Cristal iba a dirigirse por la calle que la llevaba a su casa, no lo hizo. Regresó su atención en mí.

—Caramel, cuando dijiste que querías conversar conmigo, yo tuve el tonto presentimiento de que me ibas a pedir que regresemos.

Me quedé helado. Toda la confianza que había vuelto a recuperar se desvaneció de golpe. Me volví a sentir torpe, sin saber que decir.

—Caramel, como pude pensar que fuera posible que me pidieras eso, cómo pude pensar, que tontería —dijo dando respiros resignados—. Desde el día que rompimos te siento más feliz. Sonríes más, y es maravilloso, porque me gusta que lo hagas. Ya no siento esa extraña angustia que sentía en ti. Estás feliz, me gusta verte feliz.

No dije nada. Volví a callar como aquel día que terminamos. Cristal lo notó. Yo solo trataba de protegerme para no decir nada inapropiado, pero era incorrecto defenderme de esa manera tan cobarde.

—El día que terminamos creí que te enojarías conmigo. Pensé que me pedirías explicaciones, pensé que te negarías, pero no lo hiciste. Pero fue bueno, porque me animó a continuar. Mi decisión fue la correcta, no me arrepiento, porque ahora estás bien. Caramel, te quiero mucho, quiero que seas feliz.

—Yo... —traté de decir algo, cualquier cosa, pero no pude hacerlo.

—Caramel, perdóname por preocuparte. Me he distanciado desde que terminamos, pero no volverá a pasar. Quiero continuar siendo tu amiga, porque me gusta ser tu amiga. Desde ahora, aunque tenga muchas actividades, quiero salir mucho con el grupo, quiero que volvamos a ser como siempre —Cristal extendió su mano para que la estrechará. Hice caso. Sostuve su mano y ella lo sacudió como si estuviésemos cerrando un trato—. Ya no haré que te preocupes, Caramel, lo prometo.
—Cristal, yo tampoco haré que te preocupes. Te quiero, eres mi preciada amiga.
—Lo sé —dijo convencida.

A pesar de querer acompañarla hasta la puerta de su casa, Cristal no lo permitió. Dijo que no le pasaría nada en su barrio, porque para ella era como estar en su casa. Cristal me acompañó hasta el paradero y se despidió de mí con un fuerte golpe en la espalda para desparecer cualquier tensión que había generado por lo que me dijo.

Aunque Cristal dijo que volveríamos a ser los mismos de siempre, sentí angustia por lo que me dijo, pero decidí ni volver a deprimirme. Le había prometido que no la preocuparía, por eso solo traté de recordar su sonrisa mientras me contaba todas las tareas que debía cumplir.

Esperabacon ansias el fin de semana para que volviéramos a salir todos juntos.

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Quiero hacer un experimento, ya que la historia va a terminar en aproximadamente dos semanas, claro, si es que sigo publicando tres capítulos por semana. Si comentan 30 usuarios diferentes sobre este capítulo, subiré el próximo mañana. Me gustaría proponer publicarlo hoy, pero sé que no muchos usuarios verán la actualización el día de hoy. u u

Como siempre, agradezco sus estrellitas, sus comentarios, sus leídas. Amo esta historia, pero mis otros personajes quieren que escriba sobre ellos. Je je je

Me encantaría que recomienden LSDC a sus amigos, etc. Sería lindo que conocieran este romance tan frustrante entre Caramel y Max.

Besos!!!! :D

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora