TATIANA
—Cariño despierta... —aún con los ojos cerrados, escuchaba la dulce voz de mi mamá pidiéndome que despertase, pero tenía sueño y quería seguir durmiendo a pesar de que era mi cumpleaños.
—Princesa, es tu cumple...—Dijo mi padre acariciándome la cabeza, pero si no digo nada, y mantengo los ojos cerrados ellos se irán me dejar dormir un ratito más.
Anoche me había quedado hasta las dos de la mañana leyendo obsidian, la historia me había atrapado por completo, y solo me quedaban tres capítulos para terminar el libro.
—Hermanita tenemos torta de chocolate, con crema y frutillas... —Canturreó mi hermano Ian. Abrí los ojos de inmediato me acomodé rápido el pelo y me senté en la cama.
—Buen día... —todos se me quedaron mirando y me dijeron al unísono. —¡Feliz cumpleaños!
—Gracias... -estaba muy feliz por fin había cumplido 16 años, esta última semana se me había hecho eterna.
—Vamos a desayunar, Daniela preparo tu torta favorita. —Dijo mi madre.
Todos bajamos las escaleras y nos sentamos dedicándonos a comer y a hablar amenamente.
En la sala principal y todo estaba decorado para esta noche, lo único que faltaba era la distribución de las mesas y sillas.
—¿Estás emocionada? —Preguntó papá con una sonrisa, él parecía estar más emocionado por esto que yo. De hecho, de no ser por él, el hermoso vestido que hoy me pondría y la comida, no hubiera festejado mi cumpleaños. No me gusta ser el centro de atención, de hecho, me pone bastante nerviosa serlo.
—Sí, pero también estoy nerviosa. —mi hermano se acercó y me revolvió el pelo.
—No tienes porque estar nerviosa, hermanita, todo saldrá perfecto. —Daniela nos trajo una buena ración de torta y todos la devoramos, estaba exquisita, al igual que todo lo que prepara.
Creo que la fiesta será más para mis padres que para mí. En la fiesta la mayoría de los que irían serían amigos de mi padre, Alphas de algunas manadas, amigos de mi hermano, de mi madre, y familia en general. Sin embargo, no conocía a más de la mitad de los que asistirían a la fiesta, y mi padre querría presentarme a todo el mundo.
Por lo que mi hermano me contó, a algunos no les gustó que mi padre haya adoptado y criado a una niña humana como si fuese su hija, es por eso que había roto algunos lazos con diversas e importantes manadas, pero en esta fiesta esperaba que los conflictos se arreglasen.
Yo estaba muy al tanto de los problemas entre manadas, por territorios, mates, conflictos con otras especies y las reglas que había entre estos clanes, tal vez incluso más que mi hermano quien pronto seria Alpha.
—Hija hoy será un gran día, vendrán Alphas de manadas de todo el mundo a conocerte, y con algo de suerte cerraremos tratados de paz y alianzas con manadas o clanes de diferentes especies. —Él no lo notaba, pero eso me ponía más nerviosa, sentía que haría una estupidez y todo se iría por el drenaje.
—Entiendo, haré mi mejor esfuerzo para que todo salga perfecto.
—Sé que así será, eres una niña inteligente, hermosa y muy madura, siempre me has ayudado con los conflictos de la manada y espero que también lo ayudes a tu hermano en un futuro.
—Eso tenlo por seguro, papá. —Le dediqué una pequeña sonrisa, comí el ultimo bocado de torta y mire el reloj que estaba en la pared blanca, eran las 11:56 am.
—Señores, el almuerzo estará en una hora y media. —dijo Alma una de nuestras cocineras, mientras levantaba los platos vacíos de la mesa.
—De acuerdo. Iré a buscar tu regalo a la ciudad —Dijo mi hermano levantándose de la mesa —Vuelvo en un rato —Me dio un beso en la frente y se fue. Mi padre se levantó de la mesa cuando su Beta, Esteban, lo llamaba.
Quedamos mi madre y yo, ella comenzó a decirme que luego de comer tendría que dormir un poco ya que así no tendría sueño durante la fiesta, que era lo que me pasaba siempre. Cada vez que íbamos a una fiesta de la manada debía irme y acostar al auto porque no me podía mantener despierta, en cambio por alguna razón los licántropos parecían tener más aguante a la hora de mantenerse despiertos.
Al ser humana debía dormir unas horas previas a la fiesta para tener como mínimo la mitad de su resistencia.
Finalmente me levanté de la mesa y me dirigí a mi habitación en busca de mi libro, con la intención de finalmente terminarlo, pero no lo había encontrado por ningún lado. Busqué bajo la almohada, donde creía haberlo dejado anoche cuando escuché a mi mama levantarse y venir a mi habitación. También por debajo de la cama, en el pequeño estante donde coloco mis libros, en los cajones, debajo de las sabanas, en el baño de mi habitación, sobre la mesa de luz, detrás de mi cama, pero no había rastro de mi libro, imaginé que mi mama se había dado cuenta de que me quedé hasta tarde leyendo y me lo escondió, pero también pudo haber sido Sofía, una de nuestras mucamas que siempre se encargaba de ordenar mi habitación.
Bajé las escaleras para ir a preguntarle Sofía, quien casi siempre está limpiando en la sala, pero al pasar por el despacho de mi padre escuché su voz junto a la de mi madre y la de su Beta, la curiosidad me mataba así que sigilosamente apoyé mi oído a la puerta de madera tratando que estas criaturas con oído súper desarrollado no me notaran.
—Nuestros hombres no son suficientes para luchar contra el Clan del Sur. —Dijo Esteban, Beta de mi padre.
—Algunos de las manadas cercanas podrían ayudarnos. —Dijo mi madre algo preocupada.
—Lo dudo, las manadas con las que tenemos alianzas están en guerra con otros clanes de vampiros o de brujas. —Comentó papá.
—¿Y si hoy hacen una alianza con la manada Golden Moon del Alpha Demian?, ellos podrían ayudarnos. –hablo esperanzada mi madre. —Son una de las manadas más fuertes del mundo, sus guerreros son Alphas y Deltas muy poderosos.
—No lo creo, ellos no hacen alianzas si pedir algo a cambio antes, y no hay nada que les podamos dar que ellos no tengan ya. —Opinó mi padre. Es cierto, algunas manadas pedían cosas a cambio de su ayuda, por ejemplo, hombres para luchar, mujeres o cosas materiales.
—¿Qué haremos entonces? —Preguntó Esteban, pero al querer acomodarme un poco, hice ruido y todos dejaron de hablar.
Para que nadie se diera cuenta de que los había escuchado, toqué a la puerta.
—Adelante.
—Hola. —Dije riendo ligeramente, sabiendo que interrumpía. —Te estaba buscando mamá, quería saber si habías agarrado mi libro, porque no lo encuentro. —Sonreí entrecerrando los ojos y ella me devolvió la sonrisa.
—Yo lo tomé, anoche te dormiste muy tarde por quedarte leyendo así que no te lo devolveré hasta mañana. —¿A caso se volvió loca? ¡Solo me faltaban tres capítulos para terminarlo!
—¡Pero mamá, solo me faltan tres capítulos y lo termino! ¡Además, hoy es mi cumpleaños! ¡No puedes hacer esto! —Hice un pequeño puchero, tal vez así tenga compasión de mí.
—No me importa, ya te dijimos que no podés quedarte hasta tan tarde despierta, los humanos debes de dormir como mínimo ocho horas, sino, están cansados. —Eso lo sabía muy bien, me sentía muy cansada. —Y quita el puchero de la cara, no lograras nada.
—Mamá... por favor, dámelo y no lo volveré a hacer... —Traté de convencerla, sabiendo que lo volvería a hacer cuántas veces quiera.
—Eso me dijiste la semana pasada con el otro libro de tapa violeta.
—Eso es diferente.
—¿Porque es diferente?
—Porque me lo dieron a la noche, ¿Qué esperabas que hiciera?
—No te lo daré hasta mañana, así que no insistas.
—De acuerdo —Salí del despacho. Estaba preocupada, no sabía que estábamos siendo amenazados por un clan, y menos aún que sería difícil sobrevivir. Daniela pasó cerca de mí y yo le agradecí por la torta, me dijo que había sido un placer hacerla para mi, y terminamos la conversación.
Me enojaba un poco lo del libro, pero ni aunque lo tuviera, podría prestar atención a la lectura sabiendo lo que sabía, debía hacer algo. Tal vez si hablaba con el Alpha de Golden Moon, podíamos llegar a un acuerdo.
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Entre los labios del Alpha
WerewolfTatiana: una humana adoptada por una familia de licántropos, desde que tiene 2 años. Comprende las costumbres de los licántropos y ya los reconoce como familia, con 1 metro 62 cm de altura, delgada, con el cabello marrón chocolate y unos ojos marron...