— ¡Auch! –exclamé al sentir un par de garras afiladas enterrándose en mi espalda.

— Lo siento. –chilló Fluty con voz aterrada.

Inmediatamente, como por arte de magia, antorchas se encendieron una por una en la gran habitación oscura para iluminar y revelarnos un lugar... No tan aterrador como pensé. En un principio creí que nos íbamos a encontrar con una oscura cueva fría con gusanos y animales extraño de este bosque con poderes curativos, y un harapiento anciano con barba sucia y túnica de color opaco. Pero aquí no hay nada de eso, y dudo que un hombre así pueda ser el propietario de este lugar.

La gran habitación podría llegar a ser casi tan grande como la biblioteca de mi palacio en Silvering... Bueno, el que fue mi palacio en Silvering. Las paredes altas de roca llegaban hasta tan alto que yo no podía llegar a ver su fin, solamente oscuridad, como si estuviésemos dentro de una gran torre, y los azulejos de piso de piedra gris oscura con pequeñas piedras rojas incrustadas en él; habían infinitas estanterías que llegaban hasta lo más alto de las infinitas paredes ocupadas con libros y frascos de distintos tamaños que contenían toda clase de piedras preciosas en distintas tonalidades desde el amarillo más luminoso y llamativo hasta el bordó más intenso, además de otros elementos que parecían ser bastante útiles tanto para la medicina como la alquimia.

Había una gran mesa de piedra oscura en el medio de la habitación, solamente que no estoy segura de para qué servirá con exactitud. También he notado que no hay ninguna entrada ni salida en toda la habitación; incluso la que se encontraba detrás de nosotros había desaparecido.

— Fluty... ¿Qué estamos haciendo aquí? En este lugar no hay nadie. –dije y comencé a sentirme molesta, triste y desesperada por eso.

He pasado tanto para llegar a nada.

— No, Princesa mía. Él está aquí. –chilló entusiasmado y dio un salto desde mi hombro hasta el centro de la gran mesa de piedra.– ¡Oh, Señor! Nos hiere vuestra ayuda Señor. –imploró apenas elevando su voz chillona, y todo mi agotamiento se estaba transformando en desánimo y frustración. Carezco de paciencia, lo sé; pero está situación ha agravado el peso de este malestar que me domina, y por ello dejé caer a Colder frente a mí mientras caía de rodillas para llorar amargamente.– ¡Oh, No! No llores Princesa, Por favor.

Fluty intentaba consolarme, pero mi agotamiento me supera. Estuve a punto de maldecir en el nombre se Woodland, hasta que afortunadamente él me detuvo...

— Los he estado esperando. –dijo una voz grave desde un punto invisible se la habitación. Yo observé rápidamente a mí alrededor pero no pude ver a nadie.

— ¿Quién dijo eso? –gemí asustada sin dejar de observar a mí alrededor.

— Él lo dijo, Princesa. Él es Weilburg.

Y en ese instante frente a mí apareció un hombre de aspecto elegante que caminaba lentamente hacía mí, con su roja mirada sobre el cuerpo que permanecía inconsciente frente a mí. Su vestimenta era demasiado formal como para ser un brujo sanador, y su aspecto demasiado joven como para ganarse la fama de ser un hombre de vasta experiencia; pero una cosa sí es cierto, aquel hombre no parecía ser real.

Él colocó todo su peso sobre su rodilla para poder acercarse a Colder y rápidamente retiró las vendas que la guardias del bosque había colocado al rededor de su brazo, y yo no pude evitar soltar un gemido de horror al ver lo rápido que él veneno se había comenzado a extender nuevamente.

El tal Weilburg tomó a la Princesa sobre sus brazos y rápidamente corrió hacía la mesa de piedra para colocarla cuidadosamente sobre ella. Murmuró un par de palabras extrañas y elevó sus manos hacía el cielo, creando así que una llama de fuego ardiente se forma al rededor de ellas.

— ¿Qué  está...

— ¡Hush! –me detuvo Fluty para que no dijera nada.

Colder se comenzó a retorcer y, a pesar de que sus ojos aún continuaban cerrados, en su rostro pude ver el agonizante dolor que estaba sufriendo. Tuve que colocar una mano sobre mí corazón y la presioné con fuerza sobre él para poder soportar el momento.

Weilburg descargó su poder sobre ella de tal manera que logró revivirla por un par de segundos. Los dilatados y oscuros ojos de mí amiga se abrieron instantáneamente y exclamó un grito de dolor que resonaba de manera torturadora en mi cabeza.

— Hay posibilidades de salvarla.–gimió él mientras liberaba lentamente su poder escarlata sobre cada extremo del cuerpo de ella.– Está luchando, y es sorprendentemente fuerte; pero de todas formas no será fácil porque la oscura y putrefacta maldad se ha encargado de conducirse por sus venas con el fin de llegar directamente a su corazón.

Yo comencé a temblar nerviosamente sin saber qué hacer. ¡Soy una Princesa! Jamás he soportado este tipo de cosas y me encuentro tan descompuesta que seguramente me voy a desmayar. Lo único que me retiene, es que deseo y necesito ver cómo acabará esto...

El poder de Weilburg brillaba cada ves más; era de un tono rojo brillante que mientras él se acercaba más al corazón de la princesa, este se volvía oscuro e intenso. Poco tardé en darme cuenta que aquel poder tan profundo y oscuro estaba saliendo de ella, y él lo estaba absorbiendo por completo.

Él temblaba y luchaba por mantener su postura firme, solo que aquel poder que intentaba retirar de ella también intentaba entrar en él para apoderarse de su cuerpo.

— Esta no es una simple infección. –volvió a gemir agotado. Su elegante aspecto iba desapareciendo rápidamente, pues su rostro cada ves se transformaba más en algo... Horrible.– Esta fue un trampa. Es magia negra antigua y poderosa que piensa por sí misma.

Yo intenté mirar a Fluty con desesperación, pero él se encontraba oculto tras un frasco de contenido color escarlata muy lejos de nosotros, pues al parecer aquella imagen le resultaba aterradora, igual que a mí; solamente con la diferencia de que por mi amiga, puedo soportar lo que sea.

El oscuro poder que se encontraba en el corazón de Colder estaba aferrado a él; no iba a permitir que le fuera tan fácil a Weilburg retirarlo de allí, y se defendía ferozmente.

Weilburg sudaba y empalidecía rápidamente, como si estuviese a punto de desfallecer. Pero aún así se mantuvo y comenzó a recitar palabras en voz alta, palabras en un idioma antiguo y desconocido...

— Ar Ilm, Tel. –dijo y estalló una ola de poder que me lanzó lejos de ellos. Muchos libros cayeron al piso y frascos de vidrio estallaron.

Yo me golpeé la cabeza contra la pared de roca y gradualmente comencé a perder el conocimiento. Lo último que pude ver, fue al brujo Weilburg apoyando sobre la mesa de piedra, respirando agitadamente mientras pequeños fragmentos flotaban lentamente a su alrededor; eran cristales que comenzaron a girar rápidamente, y del pecho de la princesa surgió una resplandeciente luz blanca de vida con la forma de otra mujer...

Silverlight. The Power of Lightning 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora