5. Te necesito.

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~Michael~

Sus labios devoraron los míos con desesperación, su lengua luchando con la mía, sus brazos rodeando mi cintura desnuda y mi cuerpo rozando el suyo. Mi corazón latía con fuerza y podía sentir el calor y la electricidad recorrer cada poro de mi cuerpo. No me había dado cuenta de lo mucho que quería esto. Algo estaba mal en mí, muy mal, pero me gustaba.

Su pierna se posicionó entre las mías y caí de espaldas sobre las sábanas azules que cubrían la cama, jadeante. Sus ojos llenos de deseo se clavaron en los míos, haciéndome estremecer.

En un movimiento rápido se sacó la camiseta por encima de la cabeza, alborotando su lacio cabello y me quedé mirándolo embobado, plasmando en mi mente cada línea de su esbelto y torneado cuerpo. Su voz me sacó de mis pensamientos:

—¿Te gusta la vista? —dijo divertido y aparté la mirada de golpe, intentando que la oscuridad ocultase mi sonrojo. Rió—. Tan lindo —susurró con voz grave y me besó de nuevo, colocándose sobre mí.

Sentí sus manos bajar desde mi cuello hasta mi pecho, hasta tirar suavemente de uno de mis pezones. Gemí.

Mi pecho ardía y mi corazón latía con fuerza mientras él seguía jugueteando en mi pecho, arrancando gemidos desde lo más profundo de mí. Mi entrepierna dolía.

Su boca se separó de la mía y bajó por mi cuello, dejando pequeños besos hasta mi clavícula. Me estremecí a su contacto. Sentí sus manos desabrochando la hebilla de mi pantalón y el calor subió a mis mejillas.

—William... —jadeé, con la vergüenza consumiéndome por dentro.

Temblé al sentir mi pantalón caer al suelo y mi creciente erección liberada. Me miró a los ojos, con tanta intensidad que hizo que un escalofrío me recorriese la espalda mientras su mano se posaba sobre mi entrepierna, acariciándola con suavidad. Gemí y arqueé la espalda.

—William..., e-espe... ra... —gemí, mientras su mano aumentaba la velocidad y yo temblaba bajo su tacto.

Sus profundos ojos se clavaron en los míos y aparté la mirada, cubriendo mi boca para contener mis gemidos.

—No. —susurró en mi oído, podía sentir su aliento en mi piel y un escalofrío me recorrió la espalda. Maldición—. Mírame, quiero verte.

Su mano libre sostuvo mi barbilla y me obligó a mirarlo, sentía como se quemaba el sitio donde sus dedos tocaban. Me forcé a no aparatar la mirada mientras sus profundos ojos me examinaban lentamente y podía sentir el corazón retumbarme en el pecho.

Me besó con ferocidad, llevándose toda la lógica y llegué al clímax, corriéndome en su mano. Rompió el beso jadeante, uniendo su nariz con la mía, riendo suavemente.

—Que rápido —dijo burlón y sentí el calor subirme a las mejillas.

—I-idiota —murmuré.

Vi su sonrisa en la oscuridad y estiré mi cuello un poco, rozando mis labios con los suyos.

Me miró un segundo y comenzó a lamer mi abdomen, dejando un rastro de saliva desde mi pecho hasta mi pelvis y tuve que morder mi labio para no gemir. Maldición, se sentía bien.

Mis esfuerzos se volvieron inútiles cuando sentí su boca cerrarse sobre mi erección y mi voz salió fuerte y clara.

—No... ¡ah...! —jadeé.

Enredé mis dedos en su cabello y tiré, comenzando a mover mis caderas inconscientemente. Gruñó.

—P-por... favor... —rogué, sin saber qué quería en realidad. Se detuvo y me miró con un brillo divertido en los ojos.

Democracia del corazón [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora