Capítulo 5 ❝Te lo Juro❞

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Desperté sudando frío y con un molesto dolor de cabeza.

––¡Dios mio!–– Suspiré asustada ––Sólo ha sido una pesadilla, sólo ha sido una pesadilla–– Comencé a repetir la frase restregando mis manos por mi rostro.

Me levanté de la cama y corrí hacia el teléfono de la casa para marcarle.

Dio tono un par de veces y luego la llamada fue atendida.

––¿Estás bien? ––Pregunté antes de que protestara alguna palabra.

––Sí, lo estoy. ––Contestó con su voz ronca–– ¿Por qué preguntas?

––Por nada. ––Reí nerviosa–– Olvídalo. ––¿Vendrás mañana a casa?–– Pregunté cambiando de tema.

––Iré en la tarde. Necesito descansar–– Bostezó ––Me has despertado muy tarde–– Enfatizó su tono de voz ––Son las 3:33a.m

No me había dado cuenta de la hora que es.

«Mierda, las 3:33a.m de nuevo»

––Lo siento Brianna, espero y no te moleste–– Guardé un breve silencio ––Nos vemos mañana–– Finalicé tal llamada.

Resoplé con cansancio, masajeando mis sienes repetidas ocasiones. Necesitaba calmarme.

––Heather–– Pronunciaron varias voces al unísono ––¡Heather!–– Las voces se clavaron en mi cabeza así que decidí tapar mis oídos con mis dos manos ––¡Heather! ––Se escuchó un grito desgarrador proveniente de la quinta habitación.

Como si estuviesen generándole daño de maneras brutales a gente, la cual simplemente desea escapar de tal tormento.

Fui con lentitud hacia la ventana y abrí con la cooperación de mis dedos aquella cortina color beige, encargandome así de mirar si no había nada fuera de lo común.

En cuanto mis ojos comenzaron a divagar por diferentes sectores pude apreciar como aquella anciana se encontraba con sus decaídos ojos clavados sobre mí.

«De nuevo»

Tomé un abrigo y me lo coloqué encima, evitando que la helada brisa se adentrara a mis huesos.

Salí de casa, dirigiéndome hacia ella, sin importar las consecuencias que obtuvieran mis actos.

––¿Disculpe?–– Le miré con un evidente nerviosismo ––He estado notanto la extraña mirada con la que me ve–– Apoyé mis dos manos sobre la deteriorada valla ––¿Sucede algo?

––Odio esa maldita casa–– Tamborileo sus dedos por su pierna derecha, dejando ver sus uñas largas y podridas ––Y los malditos demonios que habitan en ella.

––¿De qué habla señora?–– Fruncí el seño ––¿Qué tiene contra la casa?

––¿Acaso no te diste cuenta niñita?–– Rió mostrando sus dientes amarillos y astillados ––Es la quinta habitación–– Hizo una larga pausa ––La famosa habitación del infierno.

––¿Cómo sabe usted eso, eh?–– La miré de arriba hacía abajo ––Tú no sabes nada.

––Porque adentro.. ––Guardó silencio.

––¿Adentro?

––No tengo porqué explicarte nada, maldita ramera–– Empezó a alzar la voz, cómo si la hubiese insultado ––¡Aléjate de mi casa!

––Es la primera y última vez que me llamas así. —Me límite a contestar alguna grosería, aunque sintiera como se formulaba un nudo en mi garganta, el cual quería ser liberado para poder expulsar quien sabe cuantas barbaridades.

La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora