Capítulo 33

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Había amanecido y el día prometía ser un día caluroso. Marcos había llegado a Madrid dispuesto a comenzar con su trabajo. Decidido y sin apenas haber dormido bien por la ausencia de Eloísa, Marcos se dispuso a empezar su trabajo cuando recibió la llamada de su primo Elián.

—Dime Elian qué te ocurre, pareces que estás algo inquieto.

—Marcos, haz me el favor de acompañarme al hospital, me he puesto de parto. Estoy atacado de los nervios, ven pronto.

Marcos intentando aguantar la risa, le hizo prometer a su primo que acudiría lo antes posible.

Media hora después Marcos buscaba en la sala de espera de maternidad a su primo Elián, el cual estaba sentado junto a su abuela.

—Elián hermoso tranquilízate, verás cómo Silvia saldrá bien. —Alena quería calmar a su nieto de algún modo, pero este mas furioso se ponía, al parecer habían llevado a Silvia a quirófano para practicarle la cesárea, el bebé venía con una vuelta al cuello del cordón umbilical.

Al ver a su primo, Marcos le dio un fuerte abrazo para a continuación saludar a su abuela.

—Por fin llegas Marcos, porque si no este tarugo de mi nieto me va hacer de ingresarlo, míralo parece que el que va parir va ser él.

—Abuela es normal que esté preocupado, ahora nos tocará esperar hasta que nazca el bebé.

Alena asintió mientras le preguntaba por Eloísa.

Marcos, fascinado y con ese toque de brillantez en sus ojos esmeralda, le explicaba a su abuela lo feliz que se siente junto a Eloísa. Para él era la mujer perfecta, la cual siempre buscó y tan difícil le ha resultado encontrar.

Alena, agarrando la mano de su nieto, dándole un ligero apretón le dedicó una sonrisa mostrándole de algún modo que lo apoyaba en su relación, expresándole a su vez la alegría que le daba de que por fin su deseo se hubiera hecho realidad.

Una hora después una doctora anunciaba que el padre podía pasar para ver al recién nacido y la madre.

Eufórico, Elián pasó a una habitación donde se encontraba Silvia abrazada a su pequeña.

Sin poder creerse que al fin pudiera ver a su pequeña, Elian besó a su mujer agarrando con mucho cuidado a su hija. Entre sus brazos, Elian se emocionó al tener a su hija agradeciéndole a Dios por haber nacido sana y a su mujer le agradeció por darle otro hijo.

—Silvia mi amor, no sé qué más puedo decirte. Qué estoy muy contento y encantado de tener a nuestra pequeña. ¿A todo esto como se va llamar?

—He pensado que se llame Natalia. Si tú quieres.—Ruborizada Silvia agarró la mano de su marido mientras éste le sonreía dándole un beso en los labios.

—Es el nombre perfecto. Ahora te dejo, van arreglarte para subirte a la habitación, allí te vuelvo a ver mi amor.

Despidiéndose con un beso cariñoso, Elian salió al pasillo dejando que las enfermeras hicieran su trabajo.

Nada más darle la noticia, Eloísa viajó hacia España para acompañar a Silvia y poder estar de nuevo con Marcos. Al despedirse de sus hermanas, Eloísa sintió como un leve pinchazo en su corazón, tal vez fuese un presentimiento. Quitándole importancia al asunto se volvió a despedir de sus hermanas quedando en verse lo más pronto posible.

El viaje había sido algo raro, puesto que durante el corto viaje, Eloísa sentía náuseas, mareos y como si le fallasen las fuerzas. A pesar de que las azafatas de vuelo le ayudaban, esas molestias no desaparecían.

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora