- ¿Que desean tomar? Tenemos el desayuno en oferta, consta de un bocadillo y una bebida por dos con noventa y nueve.

- Dos de esos, por favor. Uno con zumo de melocotón y otro con un café cortado, porfavor. El bocadillo, si tenéis, de Frankfurt y el otro de lomo con queso. Gracias. -Me sorprendí ante todo aquello que acababa de soltar Clair. ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo sabía que eso iba a ser lo que la camarera? ¿Y lo de qué iba a tomar, sin si quiera preguntar?

- Claro, en un momento. -Murmuró la chica y se retiró a preparar la comanda.

- Vaya, me sorprendes Clair. -Esta sonrió y se alzó de hombros.

- Te conozco más de lo que crees, Jainnie. Por cierto, cambiando de tema ¿a qué ha venido lo de esta mañana lo de Picolia? Pensaba que te habías olvidado, hacía años que no me llamabas así. ¿Por qué?

- Verás, Clairie, antes te llamaba así desde que te levantabas hasta que te dormías, y te encantaba. Pero cuando pasó lo del accidente, pensaba que si te lo decía recordarías cosas que a lo mejor no quisieras recordar tan pronto. Decidí no decirte nada nunca más porqué a lo mejor lo odiabas, o algo así. Y esta mañana, no sé porqué, me ha salido solo. Espero que no te hayas enfadado ni nada.

- Tonterías, me ha recordado buenos momentos. Me acuerdo cuando jugábamos a las muñecas dobles. -Murmuró recordando los tiempos pasados.

Así pasó la mañana, entre recuerdos de años pasados. Habían cosas que no pensaba que Clair se acordase ya que jamás las había mencionado, ni si quiera por error o en un pequeño comentario, y eso me sorprendió bastante. Luego del desayuno nos dirigimos al centro comercial y, ya que no había nada de comida hecha en casa, decidimos ir a un restaurante no muy lejano. Ya sentadas en la mesa mi teléfono sonó.

- ¿Hola? -Respondí descolgando la llamada, de la cual no tenía registrado el número.

- Cielo, Jane, soy yo. -La voz de mi padre creó una sonrisa en mis labios. De un segundo a otro mi mente recordó la llamada de días atrás con la información que vendrían el domingo, día de lo sucedido.

- Oh ¿Habéis llegado?

- Si cielo. ¿Donde estáis? Acabamos de llegar a casa y no hay nadie. -Comentó con un tono de voz apaciguado.

- Estamos en un restaurante, perdona por no avisar. ¿Por qué no os venís? Ya os esperamos, no hay problema. -Sugerí.

- Me parece genial, dudo que mamá quiera cocinar. -Respondió soltando media carcajada-. ¿En qué restaurante estáis?

- En el de Winston Street. Os esperamos, hasta ahora, os quieremos. -Murmuré antes de oír la respuesta de mi padre y colgar la llamada. La mirada pícara de Clair estaba sobre todos mis movimientos-. ¿Qué?

- ¿Quién va a venir? -Preguntó con la misma sonrisa pero expandida a un doble tamaño.

- Ya lo verás, ahora, no seas impaciente. -Soltó una carcajada y empezamos a hablar tal y como habíamos hecho hasta el momento.

En cuanto llegaron papá y mamá Clair se llevó la sorpresa del siglo, la pequeña se esperaba a cualquier otra persona menos a ellos. ¿Cuando había sido la última vez que los había visto por última vez? ¿Un mes atrás? Lo único que sabía en ese preciso momento, era qué estábamos en el lugar perfecto en el tiempo adecuado. Aquel era el momento preciso para ser feliz, y nada nos iba a quitar eso.

Más noche pedí que nos quedáramos un pequeño rato en casa de la abuela, ya que Clair la quería igual o más que yo, y el sentimiento de Grace era mutuo por ella. Todos juntos nos sentamos en la terraza con unas pastas hechas por mi abuela y un zumo natural eran los acompañantes ideales. Siempre guardaría en mi memoria el hecho que la abuela estuviera siempre para ambas, había sido tal que una segunda madre. Nos entregó su tiempo, nos regaló parte de su juventud, nos premió con la compañía y nos enseñó grandes secretos. Su rostro marchito reflejaba toda una vida entregada a su familia, al bienestar de quienes la rodeábamos y lo haríamos hasta el día de su muerte.

- En fin, yo creo que sería tiempo de marchar. -Murmuró la voz cansada de mi madre. Todos la miramos y papá asintió con la mirada, dándole la razón. Estos dos se despidieron y todos nos pusimos en pie, excepto Clair, claro está.

- Abuela, gracias por todo. -Grace bajó su desgastado cuerpo y la abrazó, depositando varios besos sobre su mejilla-. Te quiero Abu, prométeme que me vendrás a ver. -Suplicó Clair.

- Está bien cielo, te lo prometo. -Clair sonrió y con la ayuda de papá y mamá llegó hasta el coche-. Jane. -Espetó seria una vez estuvimos solas-. Ten mucho cuidado hoy, por Dios te lo pido. El poder del mal es más poderoso esta noche, así que ve con mucho cuidado. Estaré atenta, por eso.

- No Abuela, tú esta noche no salgas. -Espeté del mismo modo.

- Vamos Jane, ya he vivido cientos de noches como estas, tú eres la que debería quedarse en casa hoy.

- ¡Por eso mismo! Ahora déjame defender el bien, nosotros podemos, la nueva generación estamos para esto. -Esta asintió cansada y me abrazó. En ese momento sentí paz, una gran sensación de calma invadió mi cuerpo.

- Por lo que más quieras Jane, ten la máxima precaución hoy. Lleva el arco, estoy segura que el mal intentará atacar por todos los medios. Y, no vayas sola, avisa a Jack, y a Aron, ellos sabrán un poco más sobre todo esto, llevan más tiempo. Sobretodo, deja protegida tu casa, y no invites a nadie a casa cielo.

- Abuela, tu misma lo estás diciendo, necesito proteger mi casa. Quédate a dormir, podrás defender y cuidar a todos por si a caso.

- Tienes razón Jane, dame un segundo que cojo cuatro cosas. Espérame en el coche.

Avisé a mis padres y no tuvieron ningún inconveniente en que Grace se quedara a dormir. Ya de paso, por la mañana, dejaría a Clair en la clínica por una semana más. Como era evidente, Clair estaba más que emocionada ante la noticia que la abuela se quedase en casa. Y yo sabía que la necesitaría, al dejar la casa aquella noche me arriesgaba a que el mal se adentrara sin permiso y llegara a hacer daño a cualquiera. La abuela sabía que su casa ya era completamente segura ante el mal, pues después de años de servicio los Dioses habían bendecido su hogar. Pero no, no nos podíamos quedad a dormir pues ¿Con que excusa? Nada servía, y lo sabía porqué ya lo había intentado cientos de veces.

Una vez estuvimos todos en el coche arrancamos y llegamos en, relativamente, poco tiempo. Ayudé con el bolso de la abuela y lo llevé hasta mi habitación, que era donde se quedaría aquella noche. Todos nos sentamos en el salón y buscamos una película para ver, pasando una agradable tarde y dando inicio a la noche, que era la que precedía. Empezaba a sentir un poco de miedo, pues dos meses atrás una noche tal aquella había tenido un enfrentamiento con un diablo; las flechas y los intentos de navajadas por parte del secuaz del mal habían dejado marcas ya invisibles.

Aún dolía en el recuerdo, pero tenía la esperanza que Damián me salvara una vez más. Lo que seguía, iba a ser de todo menos agradable.

***

¿Os oléis lo que viene a continuación? Jé, Eddie va a ser más importante de lo que os imagináis. En este capítulo ha estado desaparecido, pero mñeh, luego veréis que no vais a leer otra cosa que no sea su nombre, lo amaréis😚 Y luego lo veréis sufrir, lo odiaréis, y lo necesitaréis y todo ASDFGHJKLÑ Es sábado, y en teoría debería haber subido ayer, pero como recompensa, es un poco más largo. Creo. ASDFGHJKÑ.

En fin, eso:') Chicas, os lo pido porfavor, ya que os pasáis, al menos votad, no pido mucho🙊

GRAAAACIAS POR LLEGAR HASTA AQUÍ CIELO, NO SE QUIÉN ERES BUT TE QUIERO😘

xoxo

Nohely

Firefly |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora