Capítulo XX: Sleeping On The Sidewalk

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—Eh. ¡EH, PARA! —el perro pomerania se encontraba alzando alegremente la pata en dirección a la pierna de Ethan, que casi no tuvo margen de reacción para apartarse—. Estupendo. Ahora tengo el zapato bañado en pis de chucho.

El animal sólo le respondió con un jadeo incesante y un ladrido. Ethan bufó, mirándolo con desagrado. Suspiró analizando su situación e intentando mantener la mente clara.

—Volvamos atrás para contar la historia bien, ¿no, Roger? —comentó Ethan al perro a sus pies, que volvió a ladrar de forma estridente.

Cuatro días más tarde de la llamada de su madre, ya había llegado el fatídico día de su visita. Cundía el pánico en el apartamento.

—¿Y en un hotel? —Maggie observaba a su hermano dar vueltas por la sala de un lado a otro, prácticamente histérico.

—No podemos gastar tanto dinero.

—Tengo otra idea. Que vayan a dormir a casa de Arthur —sugirió como decimoquinta opción su hermana.

—Creía que no te fiabas de él.

—Es cierto... Es capaz de venderlos por catálogo o convertirlos en fans de Nickelback —la chica sintió un escalofrío.

—... Suena mejor de lo que creía.

—¡No!

Los cuatro músicos permanecían ajenos al peligro, pasando el tiempo cada uno a su manera.

—¿Y por qué no nos acurrucamos todos en el salón? Seguro que vuestra madre es buena gente —Roger leía un cómic que Arthur le había prestado en su última visita.

—No estoy de humor —Ethan le miró tajante, rascándose la cabeza con desesperación.

—Pues no hay otra, Ethan —la única muchacha se puso en pie—. Tendrán que dormir en la peluquería.

—¿A tu jefe no le importará? —se preocupó Brian uniéndose a la conversación.

—Va a estar fuera todo el fin de semana. Si no se entera no tiene por qué importarle —ella guiñó un ojo y se señaló la cabeza. Los cuatro chicos llevaban toda la semana ensayando en ese mismo sótano del trabajo de Maggie, por lo que resultaba la opción más sencilla.

—Entonces que así sea. Deberíais iros ya, es cuestión de tiempo que llegue —Ethan no perdió un segundo y comenzó a recoger cosas—. No quiero que os vea, haría miles de preguntas que no puedo contestar sin mentir. Y siempre sabe cuándo miento.

—Echo de menos dormir en una cama —se quejó Freddie movilizándose también.

—¿Tenías acaso una cama antes? —John soltó una risilla desde el otro lado del salón.

—Llevamos tanto tiempo de suelo en suelo que se ha vuelto una costumbre —reflexionó Brian. Los cuatro se rieron recordando su apartamento del pasado.

Maggie los miró ligeramente apenada. Le puso la correa a Martha y habló desinteresadamente sin llevar sus ojos de vuelta a ellos— En cuanto mamá se vaya creo que podréis volver sin problemas.

Ellos la contemplaron algo confundidos. Incluso Ethan, en sus propias ocupaciones, echó un vistazo a su hermana. Ella se dio cuenta y frunció el ceño.

—¿Qué? —cuestionó incluso molesta.

—Nada, nada... —se hicieron los remolones.

Freddie se atrevió a hablar por todos— Tenía la sensación de que éramos una molestia estando aquí, querida.

Maggie lo oyó, un poco consternada.

—Parece que ya nos has cogido un poco de cariño —Roger movió las cejas bromista.

KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora