Enmascarados

La mujer caminaba por la calles de la ciudad aquella noche, no era aquella la primera vez que salía fuera de casa; ella asistía a cualquier reunión donde siempre este presente la diversión; y precisamente regresaba de una de ellas. Quizá no lo importaría al peligro al que estaba expuesta una mujer que camina sola pasada la doce de la noche. Y peor aún, aunque no había bebido excesivamente, llevaba copas de licor recorriéndole las venas e impidiéndole la normal función cerebral. A pesar del estado de la noche, tan desolada y silenciosa, se atrevió enfrentar al peligro y no dudó ni un instante en caminar hasta casa. Sin embargo, tampoco se veía o se escuchaba ningún transporte pasar cerca de su posición y trayectoria. No le importaba en ese instante la vida, a causa del alcohol sus recuerdos de amoríos pasados se habían desencadenado haciendo que se revelara hacia la vida.

Dos hombres que venían caminado, en dirección a su rostro, llamaron su atención y despertó su preocupación. Al mismo tiempo, detrás de ella, escuchó el sonido de algún automóvil que se aproximaba. Naturalmente, tras sentir miedo ante la presencia de aquellos tipos, optó por levantar la mano para pedir ser trasportada en aquel vehículo. Pero su pedido fue ignorado, era un auto de la marca Aston Martin, por lo que ella pensó que seguramente era algún riquillo que conducía ebrio rumbo a su casa y no iba a parar a recogerla. Esto hizo que se atemorizará mucho más, pues quedaban únicamente ella y los dos hombres que venían a su encuentro. Pensó lo peor, quizá la asaltarían o peor aún abusarían sexualmente de ella y luego la matarían; todo era posible. Solo quedaban algunos pasos para quedar cara a cara con aquellos; pero antes de eso, uno de ellos le rodeo rápidamente impidiéndole así alguna opción de ida; ahora estaba con un hombre impidiéndole seguir el paso y con otro impidiendo que retrocediese. Sus previos pensamientos de que la asaltarían o violarían se estaban cumpliendo, sin embargo, ella prefería pensar que se trataba de un asalto por lo que no dudó en soltar la cartera y comenzar por despojarse del anillo que llevaba en el dedo, el collar del cuello y los finos tacones que llevaba puesta.

- Eso me gusta ─ dijo con voz maquiavélica el tipo de adelante─ es mejor que tu sola te desvistas, así me ahorras el trabajo y voy directo a lo que quiero.

- Pueden llevarse todo lo que tengo, pero no permitiré que me toquen ─respondió ella tratando de no mostrar debilidad alguna.

- Eso ya veremos ─ le respondió el que estaba detrás suyo.

Y se acercaban cada vez más hacia ella. Pero nuevamente un ruido se escuchó acercarse, era un automóvil, y venía a gran velocidad. En eso que la mujer comenzó a forcejear con los tipos, el auto llegó y paró donde ellos. Los hombres, quienes tenían las manos puestas sobre la mujer, dejaron de lado a la chica por un momento y se dirigieron donde el conductor quien a la vez abrió la puerta y salió. Este último, no mostraba su rostro pues una máscara ocultaba gran parte de su cara y tan solo quedaba al descubierto los ojos y la boca.

- ¿Cuál es el problema amigo? Intento ser cariñoso con mi novia ─ dijo uno de ellos muy calmadamente.

- Pues al parecer uno sale sobrado en este momento tan afectivo ─respondió de igual forma el desconocido.

- Amigo, porque no te haces un favor y te largas. ¡Ah pero! El auto se queda, es de nuestro gusto y ahora nos pertenece ─ respondió el otro de ellos.

- Está bien me iré, pero me llevaré mi auto y la chica, que por cierto, también es de mi gusto y me apetece ─ respondió el enmascarado.

Los tipos rieron burlonamente ante las últimas palabras del idiota que intentaba enfrentárselos. Mientras tanto, la chica observaba hipnotizada aquella disputa. Los dos tipos, entre carcajadas, intentaron sacar las armas que llevaban, pero el sujeto de la máscara fue más rápido que ambos y logró sacar la suya y atinó los disparos en los brazos derechos de aquellos torpes. Miró fijamente a la chica, quien también lo miraba directamente al rostro, y con un movimiento de cabeza le indicaba subirse al auto. La chica dudó unos segundos en hacer caso de aquella orden pero al final recogió las cosas que momentos antes había arrojado al piso y obedeció. El extraño hombre guardo el arma y también subió, y arrancó el vehículo.