"― No... por favor... ― dijo, queriendo cubrirse el pecho con los brazos. Ella sólo esbozó una sonrisa tranquilizadora mientras le ponía las manos amistosamente sobre los hombros.
― Tranquilo, no eres la primera persona con cicatrices que veo."
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Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro
Aclaración importante: Este es el segundo libro de una trilogía sobre Animales Fantásticos. Como las historias pueden estar relacionadas porque ocurren en el mismo universo te recomiendo que leas el primer libro "Crónicas de un magizoólogo", disponible en mi perfil. Además este libro sólo está basado en la primer película de Animales Fantásticos ya que el primer libro de la saga fue publicado antes de que se conociera la sinopsis de Los Crímenes de Grindelwald, por lo que puede haber datos que difieran con respecto a las demás secuelas de Animales Fantásticos.
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FRAGMENTOS DE UN OBSCURIAL
LIBRO II - TRILOGÍA ORÍGENES
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【DICIEMBRE DE 1926】
【17】
【CONFESIÓN】
Credence estaba tan confundido por haber estado al borde de la muerte, que todo su interior se había adormecido. Haber dejado que la Oscuridad tomara el control de su cuerpo y que lo hubiera transformado en un Obscurus, le había dejado cicatrices más profundas que las extrañas líneas azules que habían aparecido sobre su pecho. Por esto mismo, se decidió a dejar que su interior siguiera durmiendo, era más fácil de esa forma. Si así lo hacía, entonces todos aquellos horrores que había vivido en el pasado se sentían difusos y lejanos. No quería pensar en nada de su vida anterior y tampoco quería preocuparse por el futuro. Por el momento, sólo le quedaba esperar a que su salud mejorara y sentirse agradecido por seguir vivo.
Desde que había despertado en la casa de Leta Lestrange, él había asimilado ese lugar como un nuevo escondite del mundo. A su entender, mientras se quedara allí, estaría a salvo y no tendría que preocuparse por nada más. Durante los días que Credence estuvo en cama por falta de fuerza física, la mujer lo cuidó con un esmero admirable. Le hacía la comida, lo ayudaba a levantarse para ir al baño, le preparaba agua caliente para bañarse, pasaba tiempo con él y se fijaba que estuviera bien. Fue algo extraño al principio, pero poco a poco, le fue tomando confianza y sus conversaciones se convirtieron en algo más que sólo asentir cuando ella le preguntaba algo.