Capítulo 15 "¿Sara estuvo acá?"

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Candelaria se dispone a abrir la puerta, después de soportar la insistencia con la que han estado tocando el timbre los últimos minutos, sin siquiera aminorar el persistente ritmo las muchas veces que gritó: "Ya va". Lo cierto es que no estaba esperando visitas, lo que explica la desalineada forma en que está vestida, sin preocuparse por lo despeinado que está su cabello, o que los pantalones que lleva puestos son en realidad los que usa para dormir.

A Sara tampoco parece importarle, quien entra a la casa de su amiga sin reparar en su atuendo, y apenas recordando decir "hola" y "permiso". Ella lleva un sobre blanco de papel en sus manos, y una expresión que reconoce como aquella que suele hacer cuando está a punto de pedir un favor, tal y como lo anuncia segundos más tarde.

-Necesito que me ayudes con algo -dice, y, con curiosidad, le da una mirada a la sala-. ¿Tus viejos no están?

-No, están trabajando.

-¿Y te dejaron sin auto?

Ella contesta que sí, lo que le parece lógico. La clínica en la que trabaja su mamá está muy lejos como para ir caminando, además de que necesita el auto para ir a buscar a sus hermanitas a la escuela, y el trabajo de su papá requiere que pueda moverse con independencia; razón por la que tienen dos vehículos, pero no quedan a menudo a disposición de su hija mayor. A ella no le molesta, de todas formas, no pretendía salir, aprovechando el día para repasar y estudiar para su próximo parcial. Considera que Sara debería estar haciendo lo mismo, las dos rinden en la misma fecha, pero ella parece tener sus preocupaciones muy lejos de la facultad, mientras se deja caer con pesar en el sillón del living.

-Tengo que ir a la casa de Fernando, estaba esperando que puedas llevarme.

-¿Por qué no le pedís a él que te venga a buscar? -sugiere.

Ha sido así cientos de veces, Sara le ha pedido a alguien de su familia que la llevara hasta su casa, sólo para aparentar que se quedaría allí, cuando en realidad, cinco minutos más tarde, una bocina sonaría, y ella se marcharía tan pronto como llegó.

-No puedo. Él ni siquiera sabe que voy a ir -admite, pero antes de apenarse por ello, se le ocurre otra forma de llegar-. ¿Me prestás tu tarjeta de colectivo?

Cande le dice que sí, no cree que ella misma vaya a necesitarla pronto, y la busca en su billetera hasta dar con ella, rodeada por el ticket de la última carga, verificando de paso que tiene saldo suficiente. Al alcanzársela a Sara, se sienta en el sillón junto a ella, observándola buscar los recorridos en internet, calculando cuál es el que más cerca la deja de casa de él. Nota, además, el sobre blanco que tiene sobre su falda, pero supone que debe ser para Fernando. Podría ser un regalo, quizás quiere darle una sorpresa, y esa es la razón por la que él no puede enterarse que lo visitará. Ella no suele dar demasiadas explicaciones, así que tampoco las está esperando. Mientras, se distrae mirando por la ventana, en lo que recuerda que casi no ha salido de su casa hoy, habiendo sido un largo día de estudio, pero que sin lugar a dudas debería hacerlo, salir a distenderse un poco, despejar su mente. Y por más de que no está demasiado concentrada en ello, la vista que le ofrece su ventana la hace fruncir el ceño. En la calle, está estacionado un auto desconocido, de color y cristales oscuros. Conoce muy bien a sus vecinos, y tanto como está segura de que no es de ninguno de ellos, puede afirmar que no lo había visto nunca. Un detalle más escalofriante logra asustarla por completo, porque hasta donde puede ver, en el asiento del conductor parece haber alguien sentado, y a juzgar por su posición, está mirando directamente hacia su casa.

-Sara -dice, su voz tan temblorosa como el pulso con el que toca su brazo para llamar su atención-, ¿ese auto estaba ahí cuando vos llegaste?

Ella levanta la vista con demasiada tranquilidad para su gusto, y apenas mira hacia atrás, a la ventana que está justo detrás del sillón, por un segundo antes de volver la mirada a su celular.

Para quien quiera abrir los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora