Peleas, recuerdos, y licor

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06:28 pm

—Escúchame bien— susurró Ten al auricular—. Tu hijo golpeó a mi Jaemin, la comida que preparas da asco y si vuelves a poner un pie en mi casa voy a llamar a la policía.

—¿Si?, bueno, seguramente no sabes que Jaemin fue el que provocó a Jeno y el que golpeó a Mark. Tu hijo tiene problemas de ira, tal vez los saco del padre...

—¿Quieres repetir eso?— Ten se asomó por la ventana, pudo ver a Taeyong confortando a Mark, Jeno se encontraba sentado en la acera—Tus hijos no son muy santos que digamos, ¿que acaso no recuerdas el festival navideño del año pasado?— soltó Ten. Oh, ese festival no sería olvidado en siglos, el festival en donde Jeno lleno de pegamento los zapatos de los niños y en donde Mark vomitó en media presentación. Jaehyun no volvió a la asociación de padres después de eso.

—Ten, no es para tanto. Jaemin ya está reflexionando acerca de lo que hizo en su cuarto— dijo Johnny, se acercó a Ten y lo abrazó.

—John Seo, esto es entre Jaehyun y yo— contestó Ten tapando el auricular. Johnny lo miró con preocupación y se fue escaleras arriba.

—Tú solo quieres sacar los errores de mis niños, pero como odias que te recuerde el festival de primavera—volvió a hablar Jaehyun. El festival de primavera iba perfecto hasta que Jaemin destrozó la escena del beso entre la princesa y el príncipe. Pero, como es Jaemin, no solo se interpuso entre ellos, sino que besó al principe. Y el principe no era nadie más y nadie menos que Renjun, el hijo de Sicheng y Yuta—. Así que ve con más cuidado antes de que metas a mis hijos en problemas.

—¿Yo? ¿Metiendo a tus hijos en problemas? ¿Sabes que? Jodete—y Ten colgó el teléfono. Se asomó por última vez y vio como Jaehyun entraba enojado a la casa.

Jaehyun y Ten se odian a muerte desde la preparatoria. Desde que se conocieron compiten por todo, y ahora que están casados y tienen hijos es mucho peor. No pasa un día sin que se quejen del otro.
Y lo peor es que viven frente a frente, no hay un día en donde no se vean en persona.

Ten sacudió la cabeza y dejó el teléfono en la mesa. Dio tres respiros hondos y se presionó las cienes con las puntas de los dedos. Se dirigió al segundo piso en busca de Chenle, su hijo menor.
Abrió la puerta del cuarto de Jaemin y encontró al chico dormido en su cama, mañana hablaría con él. Cerró la puerta y siguió su camino. Escucho unas risas provenientes del cuarto de Chenle, amaba escuchar a su pequeño reír. Con una sonrisa en la cara, abrió la puerta.
Pero no se esperaba esto; Chenle con una botella de vino en una mano y a Renjun en ropa interior.

—¡Zhong Chenle! ¿¡Puedes explicarme que está pasando!?— Ten entró echo una ira al cuarto de Chenle, le arrebató la botella a Chenle de un golpe y le dio un trago— Ya sabes que nada de desnudos en esta casa— y señaló a Renjun.

—¡Papá! ¡Estamos jugando póker!— replicó Chenle.

—Ah... el juego del diablo— susurró Ten.

—Con todo respeto, señor Ten, le quiero decir que el póker no es del diablo— interrumpió Renjun—. Es un juego que requiere de un gran intelecto y destreza para así pod-

—A tu casa— dijo Ten, apuntó con severidad a la puerta—. Le diré a tus padres que estaban haciendo apuestas ilegales— Renjun recogió rápidamente su ropa y se vistió con torpeza.

—¡Papá!— gimoteó Chenle— No es justo...

—¿Sabes que no es justo?— Renjun ya se encontraba bajando las escaleras—. Que no me hayas invitado a tomar, yo te dije que tengo que estar ahí cuando bebas, no quiero que te pase nada malo.

NCT In The HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora