El enojo subió de inmediato por mi pecho, ¿cómo se atrevía a decir que no pasó tiempo con ella? Tenía amigos, proyectos que hacer y otras cosas a las que les tenía que dedicar tiempo, ella no era la única. ¿Qué era lo que quería? ¿Qué estuviera las 24 horas del día a su lado? No.

Volví a dar vuelta y subí de nuevo a mi auto y comencé a conducir sin saber a dónde iba, después de un rato mientras la velocidad se reducía, el sentimiento de culpabilidad comenzó a sentirse en mi cuerpo y haciendo que suspirara. El solo hecho de pensar en ella sintiéndose mal y sola me mataba por dentro, y mucho más sabiendo que yo era el causante.

Después de un rato conduciendo regresé a casa y estacioné el auto afuera, notando la ausencia del auto de Ana, me alegraba que su amiga no estuviera más aquí a pesar de que me caía bien.

Abrí la puerta y me adentré en la casa, buscando con la mirada a _______ quien pronto apareció ante mi vista con dos tazas vacías en sus manos que aparentemente habían sido rellenadas con té. Ella elevó la mirada y notó mi presencia.

-¡Llegaste antes!- Mencionó con emoción mientras dejaba las tazas en la mesa y yo dejaba mis llaves en el mueble que estaba junto a la puerta.

-Sí, comenzó a llover.- Dije con calma mientras observaba atentamente su rostro; finalmente viendo la tristeza y el estrés que lo adornaban.

-Sí pero normalmente te quedas con los chicos hasta que la lluvia para.- Sonrió un poco mientras tomaba de vuelta las tazas y caminaba hacia la cocina.

Sé que ella tiene razón. Normalmente lo habría hecho pero había decidido regresar a casa con el pensamiento de tener un buen rato en la cama. En ese momento me golpeó el sentimiento de saber que probablemente no le había estado prestando suficiente atención a mi chica. Con el hecho de darme cuenta de eso, las barreras de defensa comenzaron a crecer en mi.

-¿Qué? ¿Entonces hubieras preferido que me quedara con ellos?- Comencé a ponerme a la defensiva sin saber exactamente por qué.

Ella se giró de inmediato, con un ceño fruncido y una mirada de preocupación en su cara.- ¿Qué? ¡No! ¿Por qué querría qu...
Niall, qué pasa?- Preguntó, consternada.

Y ahí fue cuando todo comenzó.

-Llegué a casa antes, cuando Ana estaba aquí. Las escuché hablar.- Expliqué y ahí fue cuando ella se dio cuenta que había escuchado todo.

-Niall, yo...- Comenzó a hablar pero la interrumpí con un tono lleno de ironía.

-Oh. ¿Finalmente decidiste que quieres hablar conmigo, no? ¿No simplemente sentarte y quejarte sobre la mierda de novio que soy?- Grité con el enojo apoderándose de mi.

-¡No! Niall, ¿De qué estás hablando? Nunca dije que eras un novio de mierda. Esto es exactamente el por qué no quería decir nada.- Ella mencionó con desesperación mientras pasaba sus manos por su cabello.- Solo dije que sentía que nunca ponías nuestra relación primero, acabas de llegar a casa anoche y ya tenías planes con los chicos.- Con cada palabra que decía, su tono de voz iba incrementando.

-¡Por dios, solo es un día, ________! ¡Estaré en casa por meses!- Grité con desesperación, moviendo mis manos en el aire.

-¿Pero es que no entiendes que no es solo por un día, verdad? ¡También es mañana y pasado mañana y así te la llevas y finalmente cuando tengo un minuto de ti ya estás en el teléfono planeando la siguiente cosa mientras yo me quedo sentada preguntándome en dónde demonios quedo yo en tu vida!- Ella gritó con el enojo remplazando la tristeza en sus ojos.

-¡Es que tú eres la que no entiende qué hay más cosas en mi vida que solo tú, maldición, no todo en mi vida debe tratarse sobre ti!- Grité y me arrepentí de inmediato en el que el dolor atravesó su mirada, se quedó callada y solo me observaba fijamente mientras trataba de ocultar el hecho de que sus ojos se cristalizaron en el momento, mordía su labio para evitar el pequeño puchero que siempre aparecía en sus labios cuando trataba de deter el llanto.

Sentí la manera en la que mi cuerpo se tranquilizó un poco, el hecho de saber que estaba a punto de ponerse a llorar por mi culpa tan solo hacía que mi corazón se rompiera poco a poco. El silencio reinaba entre nosotros. Quería desesperadamente abrazarla, decirle que la amaba y la necesitaba. Pero mi cuerpo falló y en vez de reconfortarla, me quedé parado en mi lugar.

-Estoy muy consciente de eso, Niall. Escucha, lo entiendo, de verdad lo hago. Sé que no siempre puedo estar en el tope de la lista de tus prioridades, pero sabes, a veces siento que ni siquiera formo parte de esa lista.- Ella dijo mientras las lágrimas comenzaban a caer finalmente sobre sus mejillas.

Mi corazón estaba latiendo con fuerza que estaba sorprendido de que ella no pudiera escucharlo.

Dio un paso y por un segundo pensé que caminaría hacia mi buscando refugio en mis brazos después del estúpido comentario que yo había dicho pero pasó justo a mi lado, tomando su chaqueta y su bolso del perchero que estaba en mi espalda.

-¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vas?- Pregunté con el pánico creciendo en mi con el simple pensamiento de que me dejaría.

-Solo saldré a tomar aire.- Ella dijo mientras negaba un poco y una sonrisa triste aparecía en sus labios mientras salía por la puerta, dejándome parado en medio del pasillo preguntándome qué demonios acaba de hacer.

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