No es mío

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Maratón 2/4

Los Ángeles, California.

-Ok ¿y? –preguntó él. Lo que provoco que ella frunciera su entrecejo.

-¿Cómo que “Y”? –dijo mientras un leve temblor empezaba a poseer su cuerpo. –Yo… yo estoy esperando un hijo.

-Bueno ¿y qué se supone que yo haga, Olive?

-Justin ¿estás bromeando? –el temblor se traspaso hacía sus labios.

-Olive tengo que viajar Nueva York, lo siento. –fue por su maleta y volvió hacía la puerta, ella no se había movido, él bufó.

-Eres tan estúpido, Bieber –dijo al momento en que lo fulminaba con la mirada.- El problema aquí, es que este bebé que está creciendo en mi vientre ¡puede ser tanto tuyo, como de tu maldito hermano gemelo que está en coma! ¿Eso responde a tu “y”?

Justin palideció, la fiesta… esa noche en que ella lo había drogado.

-Tú…

-Sí, yo dormí con Derek cuando el volvió de Nueva York y también estuve contigo esa noche… ¿recuerdas?

-¡No! ¡Sigo sin recordar nada de esa noche!

-Justin yo no mentiría con esto.

-Claro que lo harías, tu quieres el apellido Bieber ¿cierto? Harías lo que fuera por obtenerlo, hasta acostarte con alguien más y cargarnos el bebé a nosotros.

La palma de ella chocó contra la pálida mejilla de Justin, haciendo un fuerte sonido, él se acarició esa parte después, ¿ella estaba diciendo la verdad? Lucía ofendida…

-Te juro por lo que más quieras que no estoy mintiendo, Justin… estoy aterrada.

Bieber pasó las manos por su cabello, desesperado –Entra –la invitó a pasar- Voy a llamar al aeropuerto para cancelar mi boleto.

Después de llamar se sirvió un vaso de agua, aquí había demasiadas complicaciones. John lo mataría por no llegar a Nueva York… Él quería ver a Miley. A su Miley.

Podía recordar el momento en que ella le entregó su pureza… Su virginidad. Aún no podía comprender como alguien tan hermosa y dulce como lo era Miley no había podido conseguir a alguien a quien entregarse…

Tal vez jamás había encontrado al indicado. Aunque él tampoco era el “indicado” cuando pasaron las cosas…

Ni tampoco lo era ahora… Un hijo. Un bebé que podía ser de él… o de su hermano.

¿Cómo se resuelve algo así?

Lo peor de todo es que había engañado a Miley. En contra de su voluntad, sí, borracho y lo más seguro es que también drogado. Pero eso no borraba la infidelidad. Ni tampoco podía borrar aquellas dolorosas lágrimas de tristeza en el pequeño rostro de Miley.

¿Qué ocurriría si el hijo fuera de él?

Tendría que dejar a Miley. ¿Casarse con Olive? ¿De nuevo?

Eso sería un horror de vida. Estaría separado de la mujer que ama y atado a la que odia. Pero también quedaba la posibilidad de que Derek fuera el padre… y él estaba en coma.

-Justin… ¡Justin estás tirando el agua! –despejó sus pensamientos y se dio cuenta de cómo el agua fluía fuera del vaso y llenaba la barra de la cocina, maldijo y paró mientras empezaba a limpiar. –Estás distraído. Te ah caído mal la noticia –no era una pregunta.

-Yo… creo que ya sé cómo podemos saber quién es el padre.

Ella se mordió el labio inferior –Realmente no sé si quiero saberlo.

-Me importa muy poco si quieres o no, a mi no me tendrás aquí esperando y volviéndome loco sin saber a quién pertenece ese hijo, vamos a ir a un hospital y te harás una prueba de sangre, así te dirán cuánto tiempo llevas embarazada, es sencillo, dormiste conmigo una semana –corrigió- casi dos semanas después que con Derek, si el hijo fuera de él, tendrías más de un mes y si el bebé fuera mío, apenas llevarías unas tres semanas.

Olive empezó a enredar su cabello. -¿Qué haré si el nene es de Derek? Él está en coma.

-Se está recuperando poco a poco Olive, ten fe en que pronto despertará.

-¿Tú la tienes?

El rubio asintió- Cada vez mejora más. Sé que pronto estará de vuelta con nosotros, Olive no estás sola si ese hijo es mío –trago- yo me haré cargo de él, solo de él no de ti –aclaró.- Y si el bebé es de mi hermano, yo, por lo tanto seré su tío y mientras Derek esté en coma yo me encargaré de los dos.

-Eres un ángel –le dijo ella.- Gracias –murmuró mientras lo abrazaba, pero él la retiró.

-Prefiero que no haya contacto físico entre nosotros Olive, quiero dejarte en claro que solo cuidare de ti por el bebé y que no siento absolutamente nada más que aprecio, no hay amor, ni siquiera cariño, si ese bebé llegara a ser mío quiero que siempre tengas en tu mente la idea, que de alguna forma u otra me violaste, porque no estuve contigo en mis cincos sentidos. Y quiero dejarte muy, pero muy claro, que amo a MIley y no voy a soportar que la insultes o le hagas daño.

La oji-verde tensó la mandíbula y murmuró algo entre dientes que Justin decidió mejor ignorar.

-Vamos, quiero quitarme esta duda ya.




Ella ocultó su cabeza entre el cabello de Justin después de recibir la noticia y empezó a sollozar calmadamente.

-Gracias, Doctor –murmuró Justin al momento en que salían de la consulta. -¿Estás bien? –le preguntó.

Ella negó y siguió aferrándose a él, por un momento quiso alejarla pero era un esfuerzo imposible, suspiró.

-Olive un embarazo no es el fin del mundo. –estaba aliviado y feliz de que el bebé no había resultado ser de él.

-Parece serlo cuando el padre de tu hijo está herido y en coma.

-Ya te dije que Derek despertará.

-No puedes estar seguro.

-No, nadie puede estar seguro de nada, yo no decido quien despierta, quien vive o quien muere, solo te estoy pidiendo que creas ¿de acuerdo?

Olive empezó a acariciar su tatuaje –Claro, “believe”.

Él asintió sonriendo, y después la apartó -¿Qué habíamos quedado sobre el contacto físico?

Ella apartó su mirada de la de él y se encogió levemente, Justin pudo pensar en cómo un embarazo puede cambiar a las personas… Olive lucía mucho menos venenosa, pero él aún sabía que guardaba esa maldad dentro de sí y le daba miedo que en cualquier momento la usara para dañar a Miley

El farsante (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora