Capitulo 3: "Las cosas como son"

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Capitulo 3: "Las cosas como son".

POV Peeta.

Para una persona que no disfruta ser el centro de atención, llegar con el rostro golpeado y un andar extraño, siempre va a ser una mala idea. El lunes llegó demasiado rápido, sin dar tiempo a que los moretones y heridas de mi cuerpo sanaran correctamente. Por más intentos que hizo mi madre por disimularlos, no lo logró y eso no me molestó. En el fondo no deseaba disimularlos ni esconderlos, eran el resultado de defender a mi amiga de un idiota.

Las murmuraciones no se hicieron esperar, en más de una ocasión sorprendí a un grupo de chicas verme con atención y cubrir sus bocas para evitar ser escuchadas. Sus reacciones, lejos de incomodarme, me daban gracia al ser tan infantiles.

Iba caminando hacia mi primera clase del día, cuando la vi a lo lejos, se detuvo al reconocerme y sin darme tiempo de alcanzarla, regresó sobre sus pasos, alejándose casi corriendo. Quise seguirla, algo ajeno a mí me movió varios pasos en su dirección, pero un dolor en mis lastimadas costillas me detuvo y de ella solo pude ver su rubia cabellera, perderse al girar en una esquina.

Delly huyó de mí como si fuera la peor persona del mundo.

Retomé el camino hacia el salón de clases, dejando a un lado la incomodidad de darme cuenta que ya no existía rastro de la amistad que un día tuvimos. Olvidé, de momento, ese asunto, Johanna ya me esperaba en el interior del aula. El rostro de mi amiga decayó apenas un poco al verme, parecía seguir arrepentida por lo sucedido en la fiesta con Cato, a pesar de decirle mil veces que ella no era la responsable de nada, sin embargo, en el fondo, si le importaba lo suficiente a Johanna como para que le afectara verme con algunas heridas.

—Hey— la saludé e ignoré una punzada en mi costado izquierdo al tomar mi lugar junto a ella—. Llegaste temprano.

—Boggs me dijo que no toleraría otra llegada tarde— admitió en forma desinteresada, pero la conocía y tras su fachada, temía reprobar—. Como si él registrara en verdad las asistencias.

Estaba por responderle cuando el susodicho entró con ese aire tan arrogante y característico de él. Como de costumbre, me pregunté qué fue lo que hice mal para toparme de nuevo a ese intento de abogado, sobre todo después de que él mismo dijera que era poco probable que nos impartiera clases en ese semestre. Boggs hizo contacto conmigo, al poco tiempo apartó la mirada al ver que yo no me intimidaba.

Lo odiaba.

Primero el incidente con Brutus y ahora fue parte de la conspiración en contra de Katniss para obligarla a firmar y poderla enviar al distrito once. Puse los ojos en blanco, de no ser porque esa materia era obligatoria, yo la hubiera dado de baja. Sentí un piquete en mi mejilla derecha, al girarme me topé con la sonrisa de Johanna.

—Relájate— murmuró. Negué con la cabeza y solo me quedó prestar atención a la clase.

Después de tres largas horas, por fin fuimos libres, Jo se burló por mi forma de levantarme del asiento, era bueno saber que dejó de lado la culpa y ahora podía burlarse abiertamente de mí. Pasamos frente al escritorio, bajo la atenta mirada de Boggs. No tardaría en hacer un comentario.

—Effie dijo que si no querías comer con nosotros— si, fu extraño decir esa frase, al parecer mi madre terminó por encariñarse con Johanna. Quizá llegó a identificarse con ella después de lo ocurrido en el fin de semana. Supongo que ahora mamá trata de influir en forma positiva en mi amiga. Si eso significaba que se acabarían los comentarios en contra de Jo, por mi estaba bien—. Y que no aceptaba una negativa.

—Vaya, es... extraño agradarle— reí por su comentario, incluso no me importó la molestia en mis costillas—. Entonces...

—Mellark— se escuchó una voz conocida a nuestras espaldas, Johanna se quedó en su lugar, extrañamente seria, podría decirse que casi asustada.

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