Harry

5K 181 3
                                    

Creo que yo estaba más nervioso que Rule. Alguien había traído una petaca de Crown Royal para ayudarlo a calmar sus nervios, pero él seguía rechazándola y Rome ya no bebía
mucho realmente, así que eso nos dejaba a Asa, Rowdy, Jet y a mí para causar daño.

Rome y yo éramos los padrinos. El grandote iba a llevar a Cora al altar, obviamente, lo cual me dejaba a mí con Ayden. Bromeaba con Jet sin piedad por eso porque yo la había visto en uno de los bonitos vestidos azul pálido que Shaw había elegido y no había duda de que ella lucía mejor que bien. Era divertido, pero me dejaba completamente abierto para que él tocara el tema de que yo había llegado al lugar con Saint.

Yo no era del tipo de hombre que traía a una cita a un evento así, y considerando que la lista de invitados consistía de quizás cincuenta como mucho, no había forma de no verla a ella y a las miradas cuestionadoras que venían de todas direcciones.

El lugar era dramático y único. Estaba ubicado en lo alto sobre la línea de edificios de la ciudad, y podías ver las luces y el paisaje de invierno de las Montañas Rocallosas por kilómetros y kilómetros. Shaw quería que todo luciera pálido y frío; dijo que quería que se sintiera como si estuvieran en el centro de un blizzard. Cualquiera que conociera a la pareja que iba a casarse sabía que la novia tenía una seria infatuación con los ojos súper pálidos y de color del hielo de Rule.

Claramente, alrededor de eso estaba construido todo el tema de la boda. Rome y yo llevábamos pantalones negros a juego y camisas, con corbatas del mismo color de los vestidos de Ayden y Cora. Rule llevaba lo mismo, solo que llevaba una chaqueta negra sobre la suya con un diseño de rayas delgadas que la atravesaban. Lucíamos geniales, mucho mejor de las galas habituales de boda, y no podía creer lo estable que parecía mi mejor amigo. Nunca creí que él fuera a asentarse y ahora parecía lo único que él quería hacer. Estaba un poco envidioso, lo cual me sorprendía terriblemente.

―Así que, ¿la enfermera? ―Jet me dio una mirada y me entregó la petaca. Le gruñí y tomé un sorbo del líquido ardiente y ambarino.

―No le gusto mucho. Estoy intentando que cambie de opinión.

Rome toqueteaba su corbata y se mandaba mensajes de texto con Cora. Cuando más se acercaba a la fecha de parto, más paranoico se ponía él por su bienestar. Creo que la hubiera mantenido pegada a su lado o atada a la cama si la pequeña escupe fuego lo hubiera permitido.

―Vino contigo. No puedes desagradarle tanto.

Sí, ella había venido conmigo, pero en cierta forma lucía como si fuera a descomponerse o como si hubiera chupado un limón todo el camino. No que no hubiera lucido hermosa incluso con la obvia incomodidad en su bonito rostro. Era la primera vez que la veía en otra cosa que no fuera su ropa de trabajo, y hombre, ella llevaba el vestidito negro y los tacones altísimos como una profesional.

Era simple, discreto, pero con todo ese cabello espectacular y piel sin mácula, ella lucía regia y elegante en una forma que muchas jóvenes no podían lograr hoy en día. Ella era un clásico. Como mi auto, y tenía la sensación de que su viaje sería igual de agradable si ella me permitía llegar tan lejos.

No me permitió que la recogiera, había insistido en reunirse conmigo en mi casa. Casi había tenido que, literalmente, doblarle el brazo para hacer que accediera a ir al centro conmigo, y después de que hubiera ganado la discusión, ella me había dicho quizás cinco palabras desde ese momento. La deposité con Phil, quien solo me había dado una mirada conocedora y le había dado una sonrisa a ella. Él lo llevaba bastante bien, considerando todo, y no había manera de que fuera a perderse el casamiento de Rule.

HardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora