Pennywise

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Capítulo dos:

Me encontraba caminando con rumbo hacia la cafetería para iniciar con mi primer día de trabajo.

Entre al tocador y me coloque la blusa verde oscuro con el logo de la cafetería y salí al mostrador para trabajar al lado de la chica rubia, si mal no recuerdo su nombre era Livia.

— Hey, ¿estas lista?.—Pregunto sonriendo.

— Claro.— Respondí de la misma manera.— ¿Con que inició?

— Inicia por limpiar las mesas mientras yo barro antes de que lleguen los clientes.

Después de realizar las tareas correspondientes, empezaron a llegar los clientes.

Me encontraba tomando la orden de un par de ancianos cuando la conversación de un grupo de adolescentes captó mi atención.

— Lo juro, Pennywise casi me asesina en el sótano.

— Yo le creo a Sarah.— Hablo un chico.—Yo lo he visto parado enfrente de mi casa sonriendome.

— No se diga más, me voy a vivir a la iglesia.—Hablo otro chico.

¿De que diablos hablan? Es una lástima que tan jóvenes consuman drogas.

(...)

— Muy bien, es tiempo de irme a casa.—Dijo Drew.—Nos vemos mañana, chicas.

—Adiós Drew.—Livia y yo respondimos al unísono.

Debo admitir que durante el resto de la tarde mi cabeza estuvo ocupada pensando en aquellos comentarios de parte de los adolescentes. Realmente me he quedado con dudas ya que no a parentaban ser drogadictos y hablaban tan enserio que no se que berenjenas pensar.

No se si preguntarle a Livia, no quiero quedarme con dudas pero tampoco quiero que piense que soy una maniática. Necesito amigos, no quiero auyentarlos.

Cerramos el local, me despedí de Livia y observé como la noche comenzaba a caer al igual como disminuía la cantidad de personas en la calle. Se podría decir que había alrededor de ¿cinco? Claro incluyendome junto con dos perros callejeros.

El camino hacia casa estaba totalmente silencioso. Lo único que se oía eran mis pisadas por la banqueta hasta que dé un momento me sentí observada. Alguien o algo me sigue.

Tranquila, puede ser un vecino que va en la misma dirección que tu.

O el tal Pennywise del que hablaban los ad...

¡Callate!

Aumente la velocidad como si quisiera ir al baño. Tal vez esa fue una extraña comparación pero créanme que así me sentía. Camine lo mas rápido que pude, a lo lejos desvise mi casa.

Con la llave en la mano corrí, subí rápidamente los pequeños escalones de la entrada sin ver hacia arriba, no debía caerme si no sería mi fin. Levanté la mirada apuntó de meter la llave al cerrojo lo mas rápido que pude pero me quedé helada al ver lo que había enfrente de la puerta.

Un globo rojo.

Bad Blood (Bill Skarsgård) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora