-¿Qué es esto Simón?-, preguntó ella incrédula y con un nerviosismo difícil de explicar.
-Creo que le llaman Limosina...-anunció el sonreído y ella rodeó los ojos.
-Simón... -, advirtió ella.
-Bonita... -, contestó el riendo.
-No te voy a morder...tal vez te secuestre unos días...no espera olvida lo de no morder-, bromeó y ella se sonrojó un poco, se acomodó los lentes y sonrió.
La ayudó a entrar al vehiculo y luego subió el, era sobria pero perfecta, Ámbar sonrió sin poder evitarlo mientras lo besaba tenuemente, el auto comenzó a moverse mientras ella veía por la ventana.
-¿A dónde vamos?-, preguntó Ámbar.
-A donde nos lleve el conductor-, respondió Simón en tono lento.
-Estas evadiendo-, gruñó ella.
-Estoy contestando tu pregunta-, rió el y ella también muy a su pesar.
-Ahora quítate esa cosa-, pidió Simón jalando la punta de la toga, ella rodeó los ojos pero no lo hizo...no precisamente, se sentó a horcadas sobre el lentamente y sonrió mientras Simón tragaba.
-Quítamela-, pidió y el sonrió.
-Eres mi perdición Ámbar-, dijo mientras acariciaba sus pantorrillas luego sus muslos importándole poco ya la toga.

-La "cosa"...recuerdas-, se burló Ámbar y el torció los ojos, se la sacó por la cabeza mientras dejaba a la vista un lindo vestido blanco con cuello en V, cierre en la espalda y pequeños bordados, solo llevaba una bonita cadena y el anillo que el le había dado.
-Eres hermosa-, le susurró y ella sonrió.
-Me vas a decir a donde vamos-, murmuró ella besando su oreja deliberadamente.
-No-, respondió el con voz ronca.
-Ok...-, aceptó ella bajándose de su regazo, para sentarse a su lado
-Manipuladora-, le susurró mordiendo tenuemente su cuello haciendo que Ámbar se mordiera el labio.
-Por mi aquí nos podemos quedar-, casi gimió ella mientras el seguía besando su cuello y acariciando su cintura atrayéndola algo mas hacia el.
-No mi amor...no aun-, le murmuró contra su piel.

Después de unos minutos de besos furtivos y tenues caricias, bajaron mientras Ámbar trataba de ubicarse, estaban en una zona lujosa a las afueras de la ciudad, se había estacionado afuera de un elegante y bello edificio, estaba empezando a atardecer, la ceremonia de graduación había sido por la tarde después de la comida, entraron mientras Ámbar miraba extrañada a Simón que sonrió y la llevo hacia el ascensor.
-¿Tienes un departamento aquí?-, preguntó ella y el negó.
-Ah ya veo solo vamos a subir y a bajar.... ¡Que divertido!-, exclamó Ámbar y Simón la acorraló lentamente a una esquina.
-Eres bastante desesperada-, murmuró contra sus labios, pero esta vez Ámbar no replicó, no hubo bromas, lo besó sin mas, con ímpetu, Simón tuvo que recordarse que aun tenia varias cosas con que sorprenderla, se separó con la respiración agitada y le subió un poco los lentes de forma juguetona.
-Aun no mi amor-, dijo el y ella rodeó los ojos, Ámbar tenia el estomago hecho nudos, sabia que el había preparado todo eso para ellos pero aun así, sentía como si algo fuera a cambiar...estaba feliz y muerta de miedo.

Llegaron al ultimo piso según indicaba el elevador y aun subieron las escaleras para llegar hasta la azotea, Simón la besó tenuemente en los labios antes de abrir la puerta, Ámbar jadeó al mirar, había pétalos blancos por todo el piso, una mesa pequeña delante de una sofá cama cubierto con cojines de seda, en la mesita había diferentes frutos, había foquitos iluminando tenuemente el atardecer y pequeñas velas por toda la orilla de la vista...esa que lo hacia todo demasiado irreal, las luces de la ciudad comenzaban a iluminar el paisaje convirtiéndolo en un hermoso mirador.
-Simón... -, fue todo lo que ella pudo articular mientras el le besaba el hombro.
-Ven-, la incitó a caminar hasta llegar al sofá y sentarse en la orilla junto a ella.
-No tenias por que...-, comenzó ella pero Simón la calló con un beso tierno, lento solo sus alientos mezclándose.
-Yo elijo lo que tengo o no tengo que hacer Ámbar ...-, le respondió en tono bajo.
-Gracias-, murmuró ella contra sus labios y el sonrió, tomó una uva de unos de los platos de la mesita y se la dio en la boca, ella la tomó mientras dejaba que el sabor llegara su boca.
-No hagas eso...necesito hacer varias cosas antes de saborearte como tu a esa fruta-, le dijo el en tono ronco y ella soltó una risita nerviosa, mas sin embargo le dio otra uva y el tomó una.

ACUERDO PERFECTO                                            |SIMBAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora