Diecinueve (*)

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Caroline

Un par de semanas después, la esperada boda de Mels y Peter había llegado y todo, absolutamente todo había resultado maravilloso.

Mels era una persona demasiado importante tanto para Chace como para Ben, más que la relación de primos, ellos parecían ser casi hermanos. Habían crecido juntos, y superado grandes cosas así que este día, era igual de importante para los tres.

—Luce verdaderamente feliz ¿no lo crees? —cuestiona Ben a mi costado mientras observa con una sonrisa a su prima.

—Así es —concuerdo con una sonrisa —Y me alegra que sea así, este debe de ser el día más feliz de su vida.

—Y lo está siendo —asegura Ben sin quitar la sonrisa de sus labios. —Chace y yo siempre dijimos que seríamos muy duros con el futuro esposo de Mels, pero el hecho de que ese hombre haya resultado ser uno de los mejores amigos de mi hermano, creo que ha cambiado un poco las cosas.

Suelto una risa.

—Peter es un chico encantador, son el uno para el otro —él asiente.

—No hay duda de eso —le doy un sorbo a la copa que está frente a mí mientras doy una rápida mirada por el lugar para localizar a nuestra hija.

Sol se encontraba bajo el cuidado de su abuela, pero ahora mismo no lograba ubicarlas.

—¿Dónde está tu madre? —cuestiono.

Ben se encoge de hombros.

—Debe de estar con los hijos de Chace, sabes que es imposible que se separen —responde. —¿Quieres que la busque?

Asiento.

—Quiero estar con nuestra nena, no la veo desde la misa. —Ben adopta un gesto comprensivo, le da un sorbo a su copa antes de incorporarse de la mesa.

Lo observo alejarse caminando y lo pierdo de vista cuando comienza a adentrarse entre las mesas. Saco mi celular para revisar si no tenía ningún mensaje pendiente.

No sé exactamente cuánto tiempo pasa, hasta que Ben se coloca frente a mí.

—Hola mi cielo —murmuro en dirección a Sol. La tomo en brazos para poder acomodarla sobre mi regazo.

—Mi madre estaba a punto de volverse loca —informa Ben con burla —Sus nietos se negaban a dejarla.

Una sonrisa se posa en mis labios.

—Eso ocurre cuando eres una abuela encantadora —respondo.

Sol se acomoda contra mi pecho, permanece mirándome por un par de segundos por lo que deduzco que tal vez, comienza a tener sueño.

—Debe de estar cansada ¿verdad? —inquiere Ben mientras se inclina hacia mi cuerpo para mirar a nuestra hija —luce tan adorable.

—Definitivamente está cansada —afirmo acomodando mejor a mi nena en brazos para poder mecerla en ellos.

A pesar de la gran cantidad de ruido que hay en el lugar en donde nos encontramos, Sol logra dormirse en cuestión de minutos.

Rachel y Chace aparecen frente a nosotros, compartíamos la misma mesa, pero ellos habían estado en la pista de baile desde hace un rato.

—Mira, parece un ángel durmiendo —murmura Rachel observándome —Quisiera que los gemelos se durmieran tan rápido como Sol.

—Es imposible —añade Chace mientras ambos toman asiento —parece que cuando uno decide dormir, el otro sabe que es hora de despertar.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora