34.

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La brisa fría de Londres crujía las hojas de los árboles anunciando que el invierno estaba cerca. A pesar de que el invierno no estaba aquí todavía, la temperatura había disminuido abruptamente y tú no estabas preparada para eso. Además, a todo eso se le sumaba el hecho de que la calefacción en casa no estaba funcionando.

El cálido cuerpo de Niall había sido tu único refugio así que no habías dejado tu lugar a su lado desde hace horas.

Tu cuerpo estaba acurrucado en el de él mientras tenías una de tus piernas encima de las suyas y tu brazo sobre su estómago mientras estabas recostada sobre su pecho.

Él estaba vistiendo un pantalón de chandal y su torso estaba desnudo, no podías creer que de verdad no tuviera frío y estuviera congelándose como tú, o tal vez era el hecho de que él había vivido la mayor parte de su vida, sino es que toda, en dos países en donde hacía mucho frío y simplemente ya estaba acostumbrado.

Tú, por otro lado, llevabas uno de tus pantalones de chandal junto a una camisa negra de manga larga que le pertenecía a Niall, tus pies estaban cubiertos con dos pares de calcetines y aún sentías que te congelabas.

Uno de los brazos de Niall estaba alrededor de tu hombro mientras te acercaba más a él, tu cabello estaba atado en una cola de caballo mal hecha y tus ojos se encontraban cerrados en un intento de tratar de dormirte, pero el ambiente frío te lo estaba impidiendo.

Las luces de la habitación estaban apagadas y tan solo era alumbrada por la luz de la televisión.

-Nena, estás temblando. ¿Aún tienes frío?- Escuchaste la voz de Niall de repente.

-Sí. ¿Por qué hace tanto frío aquí?

Él se rió un poco y dejó un beso en tu frente.- Te traeré una sudadera.- Mencionó mientras se separaba de tu cuerpo.

-Dios, hace mucho frío.- Te quejaste una vez que el chico salió de su lugar en la cama.

Lo escuchaste reír mientras se adentraba en su closet, unos segundos después regresó con una de sus sudaderas en sus manos. Te ayudó a ponértela y volvió a meterse entre las cobijas.

-Ven aquí amor, tenemos que calentarte.- Niall sonrió y volvió a acercarte a su cuerpo.

-¿Cómo es que eres tan calientito y cómodo?- Preguntaste acurrucándote de nuevo sobre su cuerpo.

-Tal vez porque prácticamente estás acostada encima de mi.- Rió un poco y te abrazó.

-Tengo mucho frío.- Murmuraste, escondiendo tu rostro en su pecho.

-Lo sé, amor.- Él murmuró haciendo caricias en tu espalda y haciendo su agarre más fuerte.- ¿Te sientes bien? Estás ardiendo.

-Ya no sé en este momento, siendo honesta.

Niall asintió.- Algo debe andar mal contigo. Déjame traerte un té y algo de medicina.

-No, no te vayas.

Te miró y sonrió de lado antes de hacer que te sentaras en la orilla de la cama, tomó la cobija y la envolvió a tu alrededor y después te levantó en sus brazos y comenzó su camino a la cocina, una vez ahí, te dejó sentada sobre la barra.

-Solo dame dos segundos, nena.- Él dejó un beso en tu nariz y puso a calentar un poco de agua en la estufa.

Abriste los brazos y envolviste a Niall contigo en la cobija, abrazándolo demasiado fuerte.

-Mi pobre bebé, yo te voy a cuidar, amor.

-No quiero que te enfermes tú también.- Lo miraste.

-No te preocupes por mi. Estaré bien.- Niall dijo con una sonrisa.

El agua para el té estuvo lista y Niall lo preparó en una taza y después te la tendió

-Gracias, amor.- Le sonreíste mientras tomabas el primer sorbo y sentías el líquido caliente pasar por tu garganta.

-Lo que sea para ti, nena.- Volvió a cargarte de nuevo y te aseguraste de agarrar bien la taza mientras iban camino a la habitación.- Voy a ir por algo de medicina, ya regreso.- Él mencionó después de dejarte de nuevo en la cama.

Volviste a darle pequeños tragos al té antes de que Niall regresara de nuevo a ti, tendiéndote algunas píldoras, las tomaste y pronto volviste a acurrucarte en el cuerpo de Niall.

-Gracias, amor. Realmente aprecio todo lo que estás haciendo.

-No hay de que agradecer, nena.- Él sonrió y recargó su espalda sobre la cabecera.

Te acomodaste entre su cuerpo con la cobija alrededor de ustedes. Niall envolvió uno de sus brazos a tu alrededor volviendo a acercarte a su cuerpo.

-Niall, estás literalmente sentado, no vas a poder dormir así.- Mencionaste levantando la mirada para verlo.

-Shh, no te preocupes por eso.- Él murmuró meciéndote en poco con el fin de que durmieras.- Solo relájate. Dormir aunque sea un poco te hará bien, nena.

-Te amo, Niall.- Dijiste mientras te acurrucabas más.

-Yo también te amo, bebé. Si necesitas algo, solo dime.

Asentiste y cerraste tus ojos. Los latidos de su corazón fueron suficiente para relajarte. El calor de su cuerpo te hacia sentir en casa. Su brazo alrededor de ti te daba un sentimiento de seguridad.

Sus labios dejaron un beso en tu frente haciéndote sentir cómoda y feliz. Niall era simplemente lo mejor que te había pasado.

Y era lo mismo en su caso, el amor que él tenía por ti era infinito y haría cualquier cosa que pudiera para demostrártelo. Estaba más que enamorado de ti; eras su mejor amiga, su verdadero amor y todo lo que podría pedir.

-Te amo demasiado.- Lo escuchaste murmurar entre sueños para después sentir como movía tu cuerpo y terminabas acostada encima de él completamente, aún con la cobija a tu alrededor.

No pasó mucho tiempo para que quedaras completamente dormida, con el calor del cuerpo de tu novio envolviéndote.

Ahí era donde pertenencias y no había ninguna duda en tu mente sobre eso.

Imaginas | NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora