❥ a escondidas

2.9K 370 221
                                    

Somos conversación predilecta
de gente se cree perfecta,
somos de esos amores
prohibidos a menores,
por ser como son.


.

.

.

Son las seis en punto y KyungSoo puede sentirlo, no necesita observar el reloj en la pared para asegurarse de que él está detrás de la puerta en ese instante. KyungSoo no se apresura, deja que por sus venas corra la adrenalina casi como la primera tarde en que acompañó a JongIn a su departamento, para mostrarle el camino.

Al principio era así; JongIn iba a la escuela de siete a tres, y de tres treinta a cinco treinta tenía clases de danza, donde lo había conocido al salir. Su sonrisa lo cautivó, era brillante y cegadora como el mismísimo sol refulgiendo en el firmamento de esa tarde de verano.

Y no fue hasta finales de invierno, unos cuantos meses después, que KyungSoo avanzó con decisión. Lo había conocido con una simple sonrisa que se había vuelto parte de su cotidianidad, que lo hacía sentir extraño cada tarde, cuando esperaba a su sobrina para llevarla a casa, KyungSoo se sentía un potente peligro estando ahí en la acera, esperando a que fuesen las cinco treinta para poder observarlo aunque fuera un poco.

KyungSoo no sabía que podía sentir un flechazo de aquella magnitud a esas alturas de su vida, y sin embargo su voz solo lo llevó más y más hacia ese pozo profundo de la perdición. Y estaba mal, era un chiquillo, era un niño que comenzaba a vivir, cuando su vida ya estaba un poco resuelta. Pero aun con ello KyungSoo le invitó un café, para observar sus bonitas mejillas de color chocolate arrebolarse mientras asentía.

No va a mentir, KyungSoo pensó en cortar todo tipo de relación que pudiera surgir, simplemente tenía curiosidad por saber más del muchacho bailarín, cuando sus manos se tocaron bajo de la mesa, con un roce cálido que sólo encendió más cada uno de sus sentidos.

Y había estado mal esperar un poco más incluso cuando no tenía que recoger a su sobrina, en la calle siguiente al estudio, para acompañar a su pequeño ángel de piel tostada unas cuantas cuadras más.

Hacía frío aquella tarde, JongIn le había dicho que sus labios estaban fríos, había hecho un puchero con ellos y lo había observado con esa típica mirada infantil que lo hacía volverse un poquito loco, perder un poquito más la cordura, jalándolo de su abrigo grueso hasta un callejón contiguo, para poder acercarse lo suficiente, tragando saliva y sintiéndose ansioso cuando él no opuso resistencia alguna.

JongIn cerró los ojos, con el corazón acelerado, sintiendo revolotear las mariposas cuando los labios de KyungSoo finalmente atraparon los suyos, cuando sus varoniles manos le atraparon la cintura y lo arropó con su propio abrigo, con movimientos en sus bocas ligeros, sensibles al mínimo contacto, un pequeño beso sobre otro, uniéndose por algunos segundos, robándole por completo el aliento.

El moreno lo esperaba, no podía evitar sentir ese escalofrío recorrerle la espalda, y mientras diciembre avanzaba, caminar con él de la mano por rutas desconocidas donde nadie los conocía, con el corazón latiendo ferviente cuando era hora de despedirse, cuando KyungSoo lo arrinconaba contra alguna pared para robarle uno, dos, tres besos lleno de un calor culposo, de un montón de malestares en el pecho, porque ambos lo sabían, que estaban insatisfechos.

Y no fue sino hasta principios de enero, cuando descubrieron que sus cumpleaños estaban demasiado juntos, que decidieron festejarlo, fue un trece de enero, cuando los pies de JongIn se desviaron de su camino, siguiendo fieles a los de KyungSoo, aquel hombre hecho y derecho, aquel que lo mimaba como a un niño, y que lo trataba como a un hombre.

Piel de ángel ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora