6- Limítate a pintar

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1 palabra. Queens. ¿QUÉ NARICES PINTO YO AQUÍ? Ah, sí, cierto, C-A-S-T-I-G-O. Todo por culpa del director, gracias Daniel, voy a ir a por ti, no lo dudes.

Respiro hondo cuatro veces y miro al edificio. Grande, moderno, gris, con grandes ventanas y rejas en ellas en el primer piso para que nadie se cuele, o pueda escapar.

2 grandes buitres lo sobrevuelan, vale, esto es mentira, no hay buitres, pero los podría haber perfectamente. Un escalofrío recorre mi espalda.

Claro, sí, esto es simplemente genial. Incluso mi ropa es horrorosa. Por órdenes de mi 'maravillosa' madre (aconsejada por el director), Linda no me ha dejado salir de casa si no era vestida con esta cosa, unos pantalones grises de chandal (como soy tan sumamente glamurosa no tengo chandal y se lo he tenido que coger a Jonathan, que por cierto, no ha parado de gritarme que si lo mancho me mata) y una camiseta blanca. Dios, estoy en sintonía con la muchedumbre.

Subo los peldaños de las escaleras hasta llegar a la puerta, llamo al timbre, y espero pacientemente que me abran. Las manos me sudan, no puedo estar nerviosa. ¿Pero qué si me sacan una navaja y me amenazan con ella?

Una señora con muchas arrugas y unas grandes ojeras me abre e invita a pasar.

-Daniel me ha dicho que vendrías a ayudar- me dirige una sonrisa cansada- me alegra mucho, en serio.

-Ya...- así que no le ha dicho que vengo castigada ¿eh?

-También me ha comentado que tienes un carácter... especial- me mira de reojo, ¿qué le habrá contado?- de todas maneras, realmente espero que puedas poner un poco de orden.

-¿Orden en qué?

-Ya estamos- ignora mi pregunta y abre una puerta en el segundo piso. Unos chicos de mas o menos mi edad están ahí dentro lanzándose pintura blanca y empapando todo el sitio- ¡YA BASTA!- la señora grita y los chicos paran- esta es Liz Simmons, va a pintar con vosotros, mas os vale tratarla bien estos días- dicho esto se va cerrando la puerta tras ella.

Trago saliva. Estos chicos me ponen de los nervios, se han quedado mirándome fijamente, estudiándome. Son dos, un chico y una chica. El chico es alto, tiene el pelo en punta y unos ojos increíblemente verdes ¿serán lentillas?. Cuando se da cuenta de que le observo me dirige una brillante sonrisa. Desvío mi mirada hacia la chica. Es morena, con el pelo rizado, muy rizado, de ojos avellana, delgada y bajita (incluso más que yo).

-Hola- digo moviendo ligeramente la mano en una especie de saludo. Esa parece ser una señal para ellos, que de acercan lentamente a mí.

-Liz Simmons- murmura el chico

-Así que tu eres de esas ricachonas estúpidas del Upper East Side ¿eh?- la chica me fulmina con la mirada.

Me yergo ante esto. No voy a dejar que me insulten- ¿y vosotros las cucarachas de Queens?- le respondo alzando la barbilla.

El chico se mete la mano en el bolsillo trasero. Que me va a sacar la navaja. La navaja. ¡LA NAVAJA! Empiezo a panicar y las manos me sudan.

-¡NO!- grito cerrando los ojos, pero no siento el ataque.

-¿Pero qué haces?- la voz profunda de él retumba en la habitación.

Abro los ojos poco a poco, y lo que veo es una brocha.

-¿Y la navaja?- las palabras salen de mi boca sin haberlo procesado del todo.

Ellos se ríen, me miran, y continúan riéndose. Por lo visto, mi cara debe de ser épica, porque se tiran así otros 10 minutos.

-Debes dejar de ver tanto la tele chica Upper- me dice la chica con una gran sonrisa.

Yo me relajo, al menos se que voy a salir viva de esta. No hay navajas por ninguna parte, o eso espero.

Yo mandoWhere stories live. Discover now