Capítulo 31.

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—¡Evan! —Lo regañó cuando este otro se acercó a lamer un poco del helado de ella. Aún teniendo el suyo en la mano. — Tú tienes el tuyo.

—Pero el tuyo está mejor. —Se rió, seguidamente antes de darle otra lamida y luego volver a su helado.

—Podrías haberte comprado el mismo.

—No sabría igual. —Ella lo miró extrañada, era obvio que sabría de la misma manera si era del mismo sabor. —Pues es distinto comer de mi mano, que comer de la tuya.

—Tonto. —Ella no pudo esconder su sonrojo, simplemente se dio por desviar su mirada a otro lado, ahora volviendo a comer de su helado.

El pelinegro simplemente se rió por su parte al ver la reacción de ella, le parecía realmente adorable, pero no mencionó nada, lo dejó pasar.

Siguieron caminando un poco más, en rumbo al lugar de la playa en donde se habían instalado, pues solamente se habían levantado a comprar unos helados. Al llegar, se sentaron nuevamente en la manta sin decir nada. El silencio entre ellos no era para nada incomodo, en absoluto, era agradable, los dos disfrutaban del momento y del día, el cual hasta ahora había sido perfecto para ambos jóvenes.

Miraban como la gente disfrutaba también de aquel caluroso día, veían a los niños jugar en el mar, a sus padres también, y siempre se cruzaban con la vista de alguna parejita besándose o jugando en el agua, era un día realmente tranquilo y divertido para estas personas.

Cuando terminaron el helado, la de ojos verdes se levantó de la manta y caminó directo al agua, pues desde que llegaron no había entrado ni siquiera a tocarla con los pies. Cuando estaba a punto de llegar, sintió como alguien la cargaba y luego antes de que se diera cuenta, ya estaban en el agua totalmente empapados de los pies a la cabeza.

—¡EVAN! —Volvió a regañarlo.

—Jajajaja. —Se carcajeó él tomándose el estómago. Realmente él la había sorprendido. Aunque su risa se calló cuando sintió como una ola lo cubrió por completo y se caía de culo a la arena.

—Jajajaja. —Ahora ella se partió de la risa, había logrado evitar esa misma ola. — Eso se llama Karma.

—Ajá. —Él enarcó una de sus cejas y le dedicó una ladina sonrisa. —Escapaste de la ola, pero no escaparás de mí. —Al escuchar esas palabras, ésta trató de salir del agua, pero él simplemente la agarró de la cintura y comenzó a hacerle cosquillas, haciendo que se partiera de la risa.

—¡No, por favor! —Suplicó entre risas.

—Di, "Evan es el más guapo de todos y no volveré a regañarlo nunca más" —Él se detuvo, pero aún así, no la soltó de la cintura.

—Evan es el más idiota de todos y no volveré a regañarlo por el resto de la hora. —Se rió.

—Vamos, hace un poco más de esfuerzo. "E-van-es-el-más-gu-a-po-de-to-dos-y- no-vol-ve-ré-a-re-ga-ñar-lo-nun-ca-más." —Ella puso los ojos en blanco.

—Evan es el más guapo de la playa y no volveré a regañarlo en el día. —Él se encogió de hombros.

—Es algo. —Volvió a dedicarle una sonrisa.

—Tonto. —Ella negó un par de veces mientras sonreía, quitándose un poco de agua del cabello.

Ella comenzó a caminar hasta sus cosas, pero de la nada, en frente de ella apareció un pequeño cachorro de rottweiler, el cual se me hacía muy conocido.

—Hola, pequeño. —Sonrió. Se puso de cuclillas y se dispuso a acariciar al pequeño, el juguetonamente aceptó las caricias de ella.

—¡Hades, ven acá! —Un chico a lo lejos gritó el nombre del cachorro, el cual desobedeció y se quedó ahí con la chica. — Uff, no tienes caso. —Dijo él cuando llegó a tan solo unos centímetros de ellos. —Disculpa por las molestias.

—No pasa na...—No acabó la frase, porque cuando volvió la vista al dueño del pequeño, se quedó sin habla. Y no había sido a única, él también se sorprendió, no la había reconocido. —Castiel...

—Su...

—Oye, nena, ¿Qué pasa? —Preguntó el pelinegro, acercándose a ellos, mirando atentamente al pelirrojo.

No se dijo nada, el pelirrojo solamente los miró adolorido, no físicamente, más bien, emocionalmente. Le dolía verla junto a otro chico más, el cuál quizá tiene oportunidad de hacerla feliz. Aunque de inmediato cambió su rostro, mostrándose feliz por ellos. No podía quejarse, él fue el que se alejó y por el bien de los dos. Al menos ahora ella podría tener una vida más fácil.

—No pasa nada. —Dijo ella, fingiendo una sonrisa.

—Oh, vale. —Aunque el pelinegro había notado que no era así, había descifrado el por qué ambos estaban así. Él era el ex de su querida amiga. —Este... Iré a guardar las cosas al auto. —No quería interrumpir el momento de ellos dos, pues aunque él tratara hacerlo, las cosas saldrían mal solo para él. —Nos vemos allá. —Dijo yéndose a donde estaban instalados para comenzar a guardar todo.

—Me alegra que hayas podido re-hacer tu vida normalmente. —Dijo el pelirrojo con una falsa sonrisa mientras se rascaba la nuca con una de sus manos.

—¿Por qué te fuiste? —Preguntó, evitando por completo lo que había dicho el otro.

—Sucrette, no creo que...—Lo interrumpió.

—Quise arreglar todo, no sabes lo mal que me la pasé. —Dijo aguantándose las ganas de llorar. — Y ésta vez me dejarás hablar. —Éste no dijo nada, solo se dispuso a mirarla a los ojos, los dos con el corazón latiendo a mil. — Yo te amo, Castiel. —Confesó. — Lo hice, lo hago y lo seguiré haciendo. —Respiró hondo. — Perdón, perdón por todo. Tengo mis errores, he cometido muchos en el transcurso de mi vida, pero ninguno ha sido como los que cometí estando contigo, arrepintiéndome hasta el más mínimo segundo de cada día que ha pasado desde que no estás... Me gustaría tanto hacer las cosas diferentes... Yo no soy perfecta, nadie lo es. No pido que me perdones, tampoco que olvides, solo pido que nos demos otra oportunidad. Aprendiendo del pasado, haciendo las cosas mejores...

—Su...—Él no podía aguantarlo mucho más, sus ganas de querer abalanzarse a besarla, besarla, demostrarle todo su amor, era mucho. Quería demostrarle que sigue teniendo la misma pasión por ella, el mismo sentimiento pero aumentado por mil. —Eres la persona más maravillosa que he conocido, con los mejores sentimientos, la persona por la cual me dispuse a cambiar para bien. —Arrugó la nariz haciendo un gesto de disgusto. — La persona por la cual sufrí estos dos meses, eres la persona a quien tengo en mi mente cada segundo del día. Y también... Eres la persona a quien no he dejado de amar en ningún momento, te lo dije ese día, ¿No? —Él se acercó más a ella y con ambas manos tomó sus mejillas. — Este sentimiento jamás cambiará, somos uno, mi corazón no ha dejado, y tampoco deja ahora de latir por ti. Ahora mismo me estoy conteniendo las ganas de besarte.

—No lo hagas. —Dijo con los ojos cristalinos.

Y no tuvo que decir nada más para que el pelirrojo se inclinara a besar los labios de la chica que tanto ama, es algo impresionante para él, pues jamás pensó hacer tales cosas por una persona. E definitiva ella era la persona correcta, no quiere volver a dejarla ir.

Ella rodeó con sus brazos el cuello del otro y este la rodeó por la cintura, acercándola más a él, eliminando cualquier espacio que pudiera haber entre ellos. Sus labios danzaban rozándose unos con los otros, primero lentamente, yendo poco a poco haciendo que este se intensificara más. Era un beso del cual no querían separarse, pero desgraciadamente ambos sabían que para vivir, se necesitaba respirar.

Se separaron y se miraron a los ojos. Sus miradas simplemente reflejaban amor, solo eso, amor que se tenían mutuamente.

—Te amo. —Dijo ella.

—Y yo te amo a ti. —Respondió, apoyando su frente contra la de ella mientras formaba una sonrisa en sus labios. Esta vez, sí era real.

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Lamento por tardar tanto :,v Pero hace dos días estuve de un viaje no planeado y ayer, llegué super cansada y no anduve con ánimos de escribir, peeeero..... ¡Aquí lo tienen! Espero y lo hayan disfrutado <3 Dejen sus estrellitas y comentarios de qué les pareció n.n

El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora