Capítulo 62

1.4K 83 0
                                    


Luego de aquel día, habías recobrado un poco de animo, las risas inundaban el departamento, desde que llegaba hay estabas tu con una bella sonrisa dispuesta a abrazarme y escucharme si tenia algo que me atormentaba o por haber tenido un día malo, comías mejor y salías conmigo de casa al parque, al supermercado... En fin estaba recuperando a mi pequeña.

El segundo mes de tratamiento había llegado más rápido de lo previsto y esta vez día de tu cumpleaños, pero la situación no dejo que te derrumbaras. Al contrario estabas más fuerte y sonriente que nunca, tu habitación estaba repleta de globos y osos de peluches, sin obviar la hermosa decoración que las enfermeras habían hecho.

-¿Dónde esta mi paciente favorita y la mujer que amo? -Giraste a verme y sonreíste. -Feliz cumpleaños mi amor.

Me senté a tu lado y te abrace con fuerza, empezaste a llorar y luego a reír...

-Lo siento, es que no creí que cumpliría año de nuevo.

Corte nuestro abrazo y limpie tus mejillas. -Sera el primero de muchos peque, ya veras que cuando tengas noventa años recodaremos esto entre risas.

-No creo que tu estés vivo. -Te mire sorprendido y me besaste. -Es broma tontito, se que llegaras a los doscientos años.

-Solo si son contigo a mi lado.

-Creo que si, no creo que Iroman o Thor vengan a proponerme matrimonio. Así que amor mio me tendrás para ti solito.

-Me alegra escuchar eso, no soportaría que tipos bellos y musculosos anden tras de ti.

-Nico, tu eres el único demente que es capaz de aguantarme todo el tiempo.

-Se hace lo que se puede. -Me encogí de hombros y golpeaste mi cabeza. -¡Hey, eso dolió!

-Y yo me lastime la vía.

-¡Mierda!

El catéter había salido de la vena y tu mano empezó a hincharse, cerré el suero e higienice mis manos para luego quitar el catéter.

-Duele. -Te quejaste.

-Te dejaré un par de horas libres para que descanses. -Te acunaste a mi cuerpo y te abracé. -Amor ¿Por qué no consideras un catéter central?

-Tengo miedo, no me gustaría implantármelo.

-¿Por qué? Eso no duele.

-Traumas de mi niñez, tenía un tío que tuvo uno puesto y no se bien lo que pasó, pero el murió desangrado.

-Te entiendo, pero eso no pasará contigo. -Negaste y levanté tú rostro. -¿Prefieres soportar todos esos pinchazos?

-La verdad, si.

-No te obligare, pero considéralo.

-Podría si me das muchos besos.

-Podría convencerte si llegamos más allá.

-Eso no lo dudo y me encantaría que lo intentarás...

***

Escuchabas como todos te cantaban cumpleaños feliz, mientras Matías sostenía un pastel frente a ti. Estabas evidentemente emocionada y con una enorme sonrisa...

-Pide un deseo. -Dijo tu hermano menor.

Cerraste los ojos y apagaste las velas.

-¿Qué deseo pediste amor?

-Ninguno, solamente agradecí. -Sonreíste y me abrazaste. -Agradecí por tener a un hombre tan maravilloso como tu a mi lado, por a pesar de tanto dolor y angustia tener fuerzas para seguir luchando. -Limpié las lágrimas que rodaban por tus mejillas. -Por haberme reconciliado de alguna forma con mi mamá, en fin tantas hay cosas por las cuales tengo agradecer.

-En eso tienes razón.

-Aquí está el pastel de la cumpleañera. -Tu mamá te dio el trozo de pastel y lo miraste con una enorme sonrisa.

-Se ve delicioso.

-Y lo está...

Disfrutaste del pastel y de la compañía de tu madre y hermanos. Fue un día bastante ligero a pesar del lugar y las circunstancias.

Lo mejor fue verte sonreír, tan alegre y llena de vida como hace mucho tiempo no lo estabas. Me sentía dichoso y afortunado por tener una mujer tan maravillosa como tu a mi lado...

Mi PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora