Luego de aquel día, habías recobrado un poco de animo, las risas inundaban el departamento, desde que llegaba hay estabas tu con una bella sonrisa dispuesta a abrazarme y escucharme si tenia algo que me atormentaba o por haber tenido un día malo, comías mejor y salías conmigo de casa al parque, al supermercado... En fin estaba recuperando a mi pequeña.
El segundo mes de tratamiento había llegado más rápido de lo previsto y esta vez día de tu cumpleaños, pero la situación no dejo que te derrumbaras. Al contrario estabas más fuerte y sonriente que nunca, tu habitación estaba repleta de globos y osos de peluches, sin obviar la hermosa decoración que las enfermeras habían hecho.
-¿Dónde esta mi paciente favorita y la mujer que amo? -Giraste a verme y sonreíste. -Feliz cumpleaños mi amor.
Me senté a tu lado y te abrace con fuerza, empezaste a llorar y luego a reír...
-Lo siento, es que no creí que cumpliría año de nuevo.
Corte nuestro abrazo y limpie tus mejillas. -Sera el primero de muchos peque, ya veras que cuando tengas noventa años recodaremos esto entre risas.
-No creo que tu estés vivo. -Te mire sorprendido y me besaste. -Es broma tontito, se que llegaras a los doscientos años.
-Solo si son contigo a mi lado.
-Creo que si, no creo que Iroman o Thor vengan a proponerme matrimonio. Así que amor mio me tendrás para ti solito.
-Me alegra escuchar eso, no soportaría que tipos bellos y musculosos anden tras de ti.
-Nico, tu eres el único demente que es capaz de aguantarme todo el tiempo.
-Se hace lo que se puede. -Me encogí de hombros y golpeaste mi cabeza. -¡Hey, eso dolió!
-Y yo me lastime la vía.
-¡Mierda!
El catéter había salido de la vena y tu mano empezó a hincharse, cerré el suero e higienice mis manos para luego quitar el catéter.
-Duele. -Te quejaste.
-Te dejaré un par de horas libres para que descanses. -Te acunaste a mi cuerpo y te abracé. -Amor ¿Por qué no consideras un catéter central?
-Tengo miedo, no me gustaría implantármelo.
-¿Por qué? Eso no duele.
-Traumas de mi niñez, tenía un tío que tuvo uno puesto y no se bien lo que pasó, pero el murió desangrado.
-Te entiendo, pero eso no pasará contigo. -Negaste y levanté tú rostro. -¿Prefieres soportar todos esos pinchazos?
-La verdad, si.
-No te obligare, pero considéralo.
-Podría si me das muchos besos.
-Podría convencerte si llegamos más allá.
-Eso no lo dudo y me encantaría que lo intentarás...
***
Escuchabas como todos te cantaban cumpleaños feliz, mientras Matías sostenía un pastel frente a ti. Estabas evidentemente emocionada y con una enorme sonrisa...
-Pide un deseo. -Dijo tu hermano menor.
Cerraste los ojos y apagaste las velas.
-¿Qué deseo pediste amor?
-Ninguno, solamente agradecí. -Sonreíste y me abrazaste. -Agradecí por tener a un hombre tan maravilloso como tu a mi lado, por a pesar de tanto dolor y angustia tener fuerzas para seguir luchando. -Limpié las lágrimas que rodaban por tus mejillas. -Por haberme reconciliado de alguna forma con mi mamá, en fin tantas hay cosas por las cuales tengo agradecer.
-En eso tienes razón.
-Aquí está el pastel de la cumpleañera. -Tu mamá te dio el trozo de pastel y lo miraste con una enorme sonrisa.
-Se ve delicioso.
-Y lo está...
Disfrutaste del pastel y de la compañía de tu madre y hermanos. Fue un día bastante ligero a pesar del lugar y las circunstancias.
Lo mejor fue verte sonreír, tan alegre y llena de vida como hace mucho tiempo no lo estabas. Me sentía dichoso y afortunado por tener una mujer tan maravillosa como tu a mi lado...
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Mi Pequeña
Short StoryUn hombre con el alma herida y una niña dispuesta a sanar sus heridas.