Mi enamorada. (71)

173 8 0
                                    

Lucía.

  ¿Por qué siempre andamos con planes y cosas de estas?

    Algún día trabajaremos de del estrategas para el gobierno.

    Sí, yo lo veo claro.

    Vamos a lo que vamos, Mar se nos ha enganchado y hemos decidido ir a un chiringuito a tomarnos algo y comer.

    Pues nada, a base de Cola Light voy a pasar las vacaciones.

    No quiero ponerme ciega, ya enserio, además de eso, el alcohol ayuda a que mi culo ensanche y no de buena forma.

    —Hola, buenas tardes, ¿qué van a tomar?— pregunta la camarera sonriente mirándome especialmente a mí.

    Le dará pena lo enana y lo sola que estoy, a nivel sentimental, digo.

    —Una Cola Light, por favor— respondo en tono cansado dejando escapar un suspiro.

    El resto pide bebidas azucaradas y alcohol.

    ¡Qué raro! Nótese la ironía.

    Tras el transcurso de unos minutos conversando, nos interrumpe la camarera que nos sirve nuestras bebidas y al irse me guiña un ojo.

    O le he gustado demasiado, o yo que sé.

    —La camarera te viola con la mirada— bromea Julieta atrayendo mi atención— Le has molado.

    —Pues si quiere pelea de machos, tendrá pelea de machos— se queja Jesús.

    —Todos sabemos que esa chavala es más hombre que tú, Jesús— bromea esta vez Guille provocando una gran risa por mi parte.

    —Calla, sonrisitas— advierto— O tendré que llamar a mi enamorada para que te pegue.

    —No, por favor, ten piedad de mí— dramatiza fingiendo sollozos.

    —¡Mira, Mar! ¡Sus sollozos son casi tan falsos como tú!— interviene mi prima causando que Julieta y yo comencemos a reírnos como auténticas focas retrasadas.

    —A ver, no empecemos— dice Dani cuando la rubia se dirige a hablar.

    —Bueno, ¿saben lo que van a querer?— pregunta la camarera que acaba de regresar.

    —Una ensalada completa— decimos Jules, Celia y yo a la vez.

    Telepatía.

    —Lo mismo— dice el resto, la chica asiente y se va.

    Son unos plagiadores.

    —Copiones— acuso dedicándoles una mirada de asco— Voy al baño— anuncio y me miran pervertidos— Tengo pis.

    —¿Te acompaño?— se ofrece el gemelo mayor.

    —¿Vas a mear por mí?— pregunto sarcástica levantándome del asiento.

    —No, pero puedo hacerte otra cosa— propone lanzándome su mejor mirada de picha brava.

    —Vente, si quieres.

    —¡Ole, ole! Pinchito for you.

    —¿Quién ha hablado de que tu vayas a follar hoy?— pregunto divertida cruzándome de brazos.

    —Bueno, igualmente te voy a acompañar.

    —Pues vale, acompáñame— afirmo comenzando a andar en dirección a los baños.

    Noto como se levanta y me acompaña, ¿iba enserio?

    Me va a violar, seguro.

    Es posible, nada es imposible en esta vida.

    Deja la faceta filosófica y haz que le reviente el pantalón.

    Mientras camino contorneo suavemente mis caderas de izquierda a derecha.

    Giro mi cabeza hasta poder mirarlo y le guiño un ojo, tras esto, vuelvo la mirada al frente y abro la puerta de los lavabos femeninos.

    Me empuja dentro y cierra la puerta tras el, después, logro escuchar el clik del pestillo.

    Se acerca a mi y coge mi cabeza con sus manazas de simio y me besa ferozmente.

    Joder, ¡qué beso!

    Lo atraigo más a mí posicionando mis manos en su nuca.

    Me apoya contra el lavabo y baja sus manos hasta mi trasero.

    Alguien comienza a golpear la puerta.

    —Mierda— maldigo apartando al moreno de mí— ¿Quién es?

    —Soy Mar, ¿puedo pasar?— pregunta con tono de voz inocente.

    Abro la puerta y pasa, va directa a una de las cabinas y se encierra.

    —Será mejor que volvamos— musita Jesús incómodo por la situación.

    —Sí, vamos— respondo saliendo del baño.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora