Capítulo 14

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Sarah y Alex están sentados en el sofá, los dos llevan una copa de vino en la mano; es la primera vez que se siente incómodos por ese desagradale silencio. Sin contar con el ruidoso tráfico.

- Alexander, de verdad que lo siento. Fui una estúpida, no entiendo qué es lo que me pasó en el hospital.

- Sarah, no estoy enfadado contigo por lo que ocurrió en el hospital; sigo sin entender por qué me ocultaste lo de Washington.

-¿Todavía piensas en eso? Alex, ¿no puedes olvidarlo?- Alex deja la copa de vino y con mucho dolor se sienta mirando a Sarah.

- Sí quieres que te perdone necesito que me cuentes toda la verdad.- Sarah tiene miedo, ojalá ella fuese como Kate; fuerte y capaz de expresar lo que siente.

- No es tan fácil...

- Pues si ya has terminado te debo pedir que te marches; necesito descansar.- eso es la gota que colma el vaso.

- No tienes ningún derecho a hablarme así, he venido a disculparme Alex.- éste se levanta y enciende la radio, la música le calma.

- ¿Vamos a estar así cada vez que nos veamos? Porque no creo que pueda soportarlo.

- Alexander, escúchame. Me estás pidiendo que me marche, ¿de verdad quieres eso?- La joven coge la mano de su amigo y éste acepta el gesto.

- No, no quiero; pero pronto volverás a Washington ¿Y entonces qué?

- Sé que la situación es difícil. Hemos trabajado juntos desde que entramos al cuerpo de policía, pero entiende que puedo llegar más alto trabajando en el FBI.

- Y yo me alegro Sarah pero es que...- Alex escucha la canción que ahora suena; es la canción de sus padres, la que bailaron en su boda.

- Mira Alex, vendré algunos fines de semana y en vacaciones. No vamos a dejar de vernos.- pero Alex no soporta la idea de verla en comisaría

- No creo que pueda asumir que sólo te veré cada cierto tiempo. Lo siento.

-¿Por qué me haces esto Alex? Para mí tampoco es fácil.

- Sarah no es por lo de Washington. Es por todo lo que hemos pasado juntos, cuatro años he estado aquí mismo, cuatro años esperando que abras los ojos y veas que estoy aquí y que soy más que un compañero.

Todas las mañanas te llevo un café para ver una sonrisa en tu cara porque me pareces la más asombrosa, enloquecedora, difícil y frustrante y de las personas que he conocido. TE QUIERO SARAH GRACE, y si eso significa algo para ti, si te importo lo más mínimo por favor no te vayas.

Lo que ocurre a continuación sorprende a los dos, Sarah se abalanza sobre a Alex y busca sus labios; esos labios que tanto ha esperado saborear. Alex rodea a Sarah con sus brazos; Sarah está apoyada en la puerta, se deja llevar por la pasión y por el amor que siente hacia su compañero que ahora le desabrocha el botón de la camisa.

- Espera Alex, no estás en condiciones. Saliste del hospital hace unos días.

- Tienes razón pero ¿quieres quedarte a dormir?- Sarah ha pasado de la frustración a la felicidad. Vuelve a besarle, ambos saben que esto no durará mucho; Sarah tiene su trabajo en Washington

Incluso en los peores días es posible la alegríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora