Pasaban los minutos y por más que trataba de cerrar los ojos y mentalizarme con que era tarde y tenía que dormir, no lo conseguía. Quizás era por el temor de que Daniel intentara algo, o puede que fuera por la sensación de nerviosismo al estar por primera vez en su cama, con su cuerpo tan cerca del mío. A pesar de estar su ventilador funcionando con la máxima potencia, sentía como el calor iba aumentando por mi piel. «Qué sensación más extraña» pensé.

Me giré quedando mi cara en frente a la suya, la cual podía percibir por la luz que emitía tímidamente la luna. Estaba profundamente dormido y sus facciones, al estar relajadas, se habían vuelto más infantiles, como si el tiempo hubiera retrocedido hasta el momento en el que le conocí.

Una parte de mi cuerpo quería acariciarle, recorrer su cuerpo con la yema de mis dedos trazando distintas rutas, como en el sueño que tuve. Moví la mano hasta su rostro, ya podía sentir el tacto de su piel, notar su calor, incluso percibir su respiración.

Dejé caer el brazo sobre la cama, conteniéndome. Estaba cansada de tener esta lucha interna, mi cuerpo confiaba en él, lo deseaba, pero mi mente no estaba conforme, me sentía indefensa a su lado, no quería sufrir más. Miedos, indecisiones, inseguridades...¿Qué es lo que hay que hacer en casos como este?

Estaba confusa por esa atracción que sentía aún hacia Daniel pero quería pensar que era a causa del tiempo que llevaba a su lado y que echaba de menos el cariño de una pareja. «Es eso, estoy segura» pensé tratando de mentalizarme, y al poco rato me dormí.

Cuando me desperté la casa parecía vacía, pues no escuchaba ninguna voz. Eran las once, así que Ana debía de estar en el colegio. Me fui rápido hasta mi habitación para ponerme una camiseta y un pantalón corto, no quería que Daniel me viera más tiempo como por la noche, aunque seguro que había tenido mucho tiempo para analizarme. Respiré tranquila, parecía que durante la noche se había comportado de verdad y no había intentado nada. «No como otras...» respondió mi mente regañándome. Me mordí el labio inferior, el tiempo avanzaba y me iba acostumbrando a compartir mi vida con Ana y...tenía que admitirlo, con Daniel.

Avancé por el pasillo, quería ir a la cocina para prepararme algo y desayunar, pero algo me detuvo, un ruido para ser exacta.

Mi piel se respigó completamente y mi corazón comenzó a bombear con fuerza, unos gemidos femeninos resonaban en la habitación de invitados. «Pero será imbécil» me quejé para mis adentros, mi estómago se movía como una lavadora centrifugando mientras me debatía entre ignorar el ruido y encerrarme en el salón o aporrear la puerta para que se callaran. No sabía muy bien por qué pero se me estaban quitando las ganas de desayunar y sentía un intenso dolor cerca del pecho, me estaba costando respirar. «Como encima no pueda desayunar por su culpa los mato» pensé de muy mal humor, el cual ascendía a la par que el volumen de los ruidos de la habitación.

«Por Dios, que hay vecinos, un poco de decoro» gruñí para mis adentros. Parecía tonta, quieta en medio del pasillo escuchando algo que ni siquiera me apetecía. De repente se hizo el silencio, pudiendo respirar aliviada. Iba a retomar mi ruta hacia la cocina cuando los chirridos de la cama moviéndose me hicieron estremecer, la chica parecía cada vez más animada y no paraba de gritar "sigue" como si no hubiera un mañana.

«A la mierda» pensé «yo no soy segundo plato de nadie». Dejándome llevar por las negativas sensaciones de mi cuerpo y mis malos pensamientos, avancé con firmeza hasta la habitación, abrí la puerta de par en par y cerré los ojos, por miedo a ver algo que, sin duda, no quería. Sin pensarlo dos veces chillé

—¡¡A follar a un hotel, coño!!

Cerré la puerta de golpe, no me hizo falta mirar para saber que habían parado de golpe a causa del susto, seguro que la chica había abierto los ojos como platos, «que se joda» pensé con una sonrisa maliciosa, Daniel se lo tenía bien merecido. Si tanta intención tenía de demostrarme que había cambiado, tirarse a una chica en la habitación de al lado no era la mejor de sus ideas.

Sombras Partidas #1 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora