21.

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Desperté con un dolor en mi vientre bajo. Sabía que no era tiempo de mi período así que no estaba muy segura qué era lo que estaba pasando.

Puse una mano sobre mi vientre y di vuelta en la cama mientras me quejaba. Sentí la mano de Niall acariciar mi espalda.

-¿Qué tienes, nena?- Preguntó suavemente con un acento más grave de lo normal.

-No sé, solo tengo un dolor en mi vientre bajo.

-¿Es ese tiempo del mes?- Preguntó.

-No, Niall. Es diferente.- Me quejé de nuevo.

-Deberías de ir con el doctor, llamaré y sacaré una cita.-Niall dijo buscando su celular en la mesita de noche.

Me levanté y caminé hacia el baño, pensando que usando el baño el dolor disminuiría, no lo hizo. Suspiré y lave mis manos.

-Está bien, eso está perfecto. Gracias, hasta luego.- Niall colgó la llamada y se adentró en el baño.

-Tienes cita a las 11 a.m. Eso es en 4 horas, le dije a la chica lo que estaba pasando y mencionó algo sobre tus riñones.

Sequé mis manos con una toalla.

-Sí, eso suena razonable. Sólo quiero algo que disminuya el dolor.

Niall se acercó a mí.- Regresemos a la cama y acariciare tu pancita.- Niall sonrió y me abrazo.

-¿Acariciar mi pancita? No soy un perro.-Sonreí mientras lo miraba.

-Está bien, solo regresemos a la cama.

-Bien, y también puedes acariciar mi pancita, suena muy reconfortante, de hecho.

-Pensé que no eras un perro.- Me miró con una sonrisa burlona.

-Cállate.- Reí mientras Niall besó mi frente y tomó mi mano para llevarme a la cama.

Estábamos acostados en la cama mirando televisión cuando Elizabeth entró en nuestra habitación.

Nuestra pequeña hija de 4 años abrió la puerta y asomó su cabeza. Su cabello castaño y desordenado caía por sus hombros, mientras con una mano tallaba uno de sus grandes ojos azules y nos miraba a mí y a su papá. Levanté un poco mi cabeza del pecho de Niall para poder mirarla.

-¿Qué haces despierta tan temprano, mi amor?- Le pregunté a la pequeña.

Ella siguió tallando sus ojos mientras caminaba hacia nuestra cama.

-El sol me despertó. Brilló justo en mis ojos.- Ella subió a la cama y gateó hasta ponerse en medio de Niall y de mí, metiéndose debajo de nuestras cobijas.

-Ten cuidado, hermosa. A mamá le duele un poco el estómago.- Niall le advirtió.

-¿Sí, mami?- Ella me miró mientras ponía una de sus manos en mi vientre.

-Un poquito.

La pequeña levantó un poco mi blusa mientras dejó un beso pequeño sobre mi vientre. Volvió a mirarme.

-¿Está mejor así?

-Muchísimo. Gracias.

Ella se acercó más a mí y se acurrucó a mi lado. Jugué un poco con su cabello hasta que se quedó dormida. Niall y yo nos quedamos viendo televisión hasta que tuve que levantarme para alistarme e ir con el doctor.

Tomé una ducha y comencé a arreglarme. Ni siquiera me molesté en arreglar mi cabello, lo recogí en un chongo y me puse un pantalón de chándal y una sudadera.

Imaginas | NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora