Capítulo 14

15.8K 1.5K 69
                                    

Canción: A rose for Epona, ELUVEITIE.

Capítulo 14

Cuando alzó la vista, el mensajero comenzó a hablar con pomposidad, como si se tratara del hombre de más confianza del rey, en vez de ser tan sólo un simple mensajero al que habían enviado a los confines de su civilizada tierra inglesa.

—El rey Jorge se mostró muy contrariado y disgustado cuando llegó a sus oídos la falta de hospitalidad con la que usted se ha dirigido a Alyssa Russell, quien fue esposa de su padre durante seis años —explicó con suficiencia, aunque Rylan acabara de leer esas mismas palabras unos segundos antes en la carta—. La señora Russell se trata de una persona extremadamente apreciada en sociedad, por lo que el Rey y su corte no han dudado en querer hacérselo saber.

Estas palabras hicieron que el duque gruñera.

—Creía que sólo era asunto mío lo que yo quisiera hacer con la viuda de mi padre.

—He de decirle que la señora Russell no es sólo la viuda de su padre, sino también una de las protegidas del Rey. —Esta vez, lo que recibió como respuesta fue un bufido, de todos modos el hombre siguió hablando—. Es por eso que se pretende conseguir su bienestar...

Las palabras que acababa de leer retumbaron en su mente aún, como si el propio rey las hubiera pronunciado en su oído. «Matrimonio, una nueva unión para lady Russell...»

—¿Casándola con un desconocido?

—Casándola con un buen hombre —corrigió Howard Graham de inmediato—. La señora Russell es una mujer joven y bella, y cuenta con el favor del Rey.

«Y viuda», quiso añadir Rylan, pero se mordió la lengua. Bastantes problemas estaba teniendo ya al descubrir que no era otro más que él quien tendría que buscar al mejor candidato para desposar a su «madrastra». Le pareció tan irónico que casi era imposible que eso estuviera sucediendo.

—¿Y cómo se supone que debo encontrar yo a ese hombre? ¿Acaso me he convertido en alcahueta de un momento a otro?

Eso le valió a Rylan escuchar una risita entre dientes proferida por su amigo Duncan, en el otro lado de la habitación. Él le lanzó una mirada asesina con sus intensos ojos azules y el mensajero se encogió de hombros, frente a él.

—No me lo pregunte a mí, señor Seymour. Más bien dedíquese a buscar un modo de complacer a nuestro Rey; ya que parece que no ha comenzado usted con un buen pie.

«¡Ese no es mi maldito Rey!», quiso gritar en un arrebato de furia, pero logró contenerse y observó a ese mensajero con todo el odio que fue capaz de concentrar en una sola mirada. El hombre retrocedió un paso inconscientemente al recibir de lleno todo el peso de la furia del hombre.

—Tenía veinte años —dijo entre dientes, con rabia contenida—. Cuando salí de aquí y me dediqué a luchar por el rey Jorge. Cuando, repentinamente, me encontré viajando hacia el norte y atacando y arrasando poblados escoceses sin siquiera saber por qué lo hacía. Tenía veinte años cuando me separé de mi familia para matar y ver morir y cuando me dijeron que no sobreviviría para volver aquí y contarlo... —Su voz era fría como cuchillos, todos en la sala sintieron cómo su piel se ponía de gallina al escucharlo hablar así—. Y todo eso por el Rey... Me imagino que ya debería sentirse suficientemente complacido conmigo.

El mensajero tragó saliva cuando Rylan se quedó callado y un intenso silencio se instauró en el salón, hasta que fue el propio emisario quien tomó aire y volvió a dirigirse al impresionante duque que todavía no le quitaba los ojos de encima.

—Será mejor que me vaya; hay muchas labores que me reclaman —murmuró el hombre—. Espero que atienda los deseos de su majestad, señor duque de Alderman.

—Será un verdadero placer —contestó Rylan con evidente sorna—. Jaime, acompaña a nuestro visitante a la puerta, por favor.

Jaime Fisher se apresuró a seguir al mensajero por el largo pasillo del castillo, puesto que el hombre ya había comenzado su carrera hasta la salida. En el salón principal, Rylan esperó unos segundos de riguroso silencio antes de agarrar una de las sillas de madera maciza y lanzarla hacia el otro lado de la sala con toda la fuerza de la que fue capaz. Khadira abrió mucho los ojos al contemplar esa reacción, aunque Duncan estaba algo más acostumbrado a verlo en ese estado. Lo había contemplado algunas veces más así.

—¿Qué sucede? —preguntó Khadira—. ¿Qué ocurre con esa mujer?

Rylan gruñó de nuevo, sintiéndose tan furioso que notaba su autocontrol debilitándose por momentos.

—Lo que ocurre es que me va a oír, y tanto que lo va a hacer.

Y unos instantes después, salió de la sala como alma que lleva el diablo.


¡Hola! Ya estoy establecida en Escocia, así que comenzaré a actualizar de nuevo con asiduidad. Un besote y gracias por acompañarme en esta historia <3

 Un besote y gracias por acompañarme en esta historia <3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora