Familia feliz. (60)

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Lucía.

    Llegamos y Jesús estaciona el coche cerca del hospital.

    Entramos en el edificio y nos dirigimos al ascensor, el cual está en la misma planta que nosotros, por lo cual no tarda en abrirse.

    —Las señoritas primero— musita Jesús rozando mi cintura levemente con su mano derecha.

    —Pues, venga, pasa— bromeo y entro en el ascensor— era broma, tonto.

    Cojo su mano y tiro de él dentro del ascensor y me besa.

    —Ahora sí, vamos— pulsa el botón y el ascensor se cierra.

    Suelto su mano y me apoyo en la pared del ascensor.

    En menos de dos minutos se vuelve a abrir y salimos.

    Vamos caminando en silencio hasta la habitación y entro con una gran sonrisa.

    —Hola, precioso— saludo acercándome a Dani.

    —Hola, preciosa— sonríe y hace un gesto para que me agache y le hago caso— te quiero— besa mi mejilla lentamente.

    —Yo también— susurro y le doy un beso en la mejilla.

    —Tienes que ir a saludar a la niñita esa— advierte mientras me incorporo de nuevo.

    —Cierto— le doy la razón— Jesús, deja donde sea la mochila y vigila a mi gitana.

    —A sus órdenes— bromea riéndose.

    Salgo de la habitación y me dirijo a la habitación 100, como me dijo la niña.

    Doy dos suaves toquecitos en la puerta y se escucha un pequeño pasa desde dentro.

    Abro la puerta y me adentro en la habitación con una gran sonrisa.

    —Lucía— exclama casi en un grito una de las pequeñas que se encuentra en la habitación.

    —Hola, Lucía— saludo acercándome a ella.

    Antes de que de más de tres paso corre hacia mí y se abraza a mi cadera.

    La abrazo desde arriba y acaricio su cabecita.

    —Gracias por venir— agradece su amiga.

    —Para eso estamos— sonrío y separo levemente a la niña que está abrazada a mí, para seguidamente cogerla en brazos.

    —Crees que me pondré buena?— pregunta la pequeña Lucía.

    —No lo sé, pero si sigues luchando contra vientos y mareas seguro que mejoras— la animo sonriendo y me devuelve la sonrisa.

    —Puedo ver a Dani? Se que está malito y quiero darle un fuerte achuchón, siempre sientan bien.

    —Jules— llamo a la pequeña que se mantiene al margen— vente con nosotras, vamos a ver a Danielín.

    Cargo todo el peso de la niña que tengo en brazos, en un solo brazo y con la otra mano hago un gesto para que me coja la mano Jules.

    Coge mi mano y salimos rumbo a la habitación de Daniel.

    Cuando estamos frente a la puerta, Lucía da un toquecito en la puerta, la cual se abre dejando ver a Jesús.

    La niña salta sobre Jesús, haciendo que este último se vea obligado a sostenerla entre sus brazos.

    —Hola, pequeña, como te llamas?

    —Lucía y ella— señala a la niña que va conmigo de la mano— Julieta.

    —De qué me sonará eso?— pregunta irónico acercándose a mi y dándome un beso en la mejilla.

    —Anda, tira para dentro— ordeno soltando una leve risa.

    El asiente y pasa, seguido de mi, al entrar Dani nos mira con tristeza y ternura al mismo tiempo.

    —Parecéis una bonita familia— comenta sonriendo— quiero abrazar a la famosa Lucía.

    —Aquí, aquí— exclama la pequeña desde los brazos de Jesús.

    —Ven aquí— dice Dani señalando su regazo.

    —Daniel, que te tengo dicho de coger peso y hacer esfuerzos?

    Él se limita a echarse a un lado de la camilla y da leves palmaditas en el hueco que ha hecho.

    Jesús sienta a la pequeña en la camilla junto a Dani y cuando vuelve a mí, coge a la pequeña Julieta con su brazo derecho y con el izquierdo rodea mi cintura.

    —Familia feliz— pronuncia Daniel y carraspea sutilmente— quiero estar también con Jules.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora