Ryddle llegó a Albania para expandir los conocimientos que tenía en magia oscura, un arte que le atraía sobremanera desde que conoció de su existencia pero que para ese entonces y luego de lo que le había sucedido le parecía aun más fascinante. Venenos potentes, Vudú, pociones con efectos terribles, nigromancia y hasta el aprovechamiento de las fracturas del alma tras un homicidio, fueron los objetos de estudio del joven en una vieja biblioteca del mundo mágico albanés y no veía la hora de ponerlos todos en práctica, pero la oportunidad no solo llegó, sino que Ryddle la supo aprovechar bien pues con ella cobraría aquella deuda que había dejado pendiente detrás de los invernaderos de su amado Hogwarts.

Norton Wallace también llegó a Albania por aquellos tiempos y por ironías de la vida se había instalado en la misma posada de lujo donde Ryddle trabajaba, desde luego éste no se dejó ver por su compatriota hasta el momento de la venganza, simplemente entró en la habitación del joven con los recuerdos de la traición y la burla todavía muy vivos en la rencorosa memoria. Wallace no había hecho otra cosa más que reír cuando al fin lo vio con la túnica de empleado de la posada, alegando que le causaba gracia ver cómo había terminado luego de su brillante trayectoria como estudiante en su país de origen, pero lo único que Wallace escuchó de los labios de Ryddle fueron las palabras que sellaron su sentencia de muerte:

- ¡Avada Kedavra!

Tieso como una tabla, con el rostro laxo y los ojos abiertos quedó el altivo y elitista joven de Ravenclaw que había acabado con todas las posibilidades de redención de su asesino, pero aunque un enorme sentimiento de alivio se apoderó de Ryddle una nueva idea surgió dentro de su mente, tras haberse guardado las manos dentro del bolsillo de la túnica. Sintió un objeto frío y metálico, lo extrajo y comprobó que era el viejo guardapelo que había pertenecido a su familia durante generaciones y que él mismo había recuperado luego de robárselo a su antiguo jefe en la tienda de artículos de magia oscura en el callejón Knocturn, y entonces lo pensó... ya había asesinado una vez (a su familia) pero por falta de conocimientos no había aprovechado el momento, sin embargo ahora, contemplando el rostro del joven que tanto se había burlado de él, sonrió, asió firmemente el guardapelo así como la varita y pronunció el conjuro con el que creó su primer Horrocrux.

Un par de años más tarde, Ryddle ya se encontraba casi listo para regresar a su país de origen, tenía planes, quería regresar a su antiguo colegio y enseñar parte de lo que él había aprendido en Albania aunque en teoría debiera limitarse a enseñar la Defensa Contra las Artes Oscuras, pero por esos días conoció a Zabtra Angor, experta en Historia de la Magia albanesa, trabajaba en la misma biblioteca donde el joven había extraído los conocimientos que poseía. La joven quedó prendada de los encantos del inglés y ella le recordó a su antigua novia, Dona Miller. Por primera vez en mucho tiempo volvió a sentirse atraído aunque jamás enamorado. Por un tiempo se dedicó a conocerla a profundidad pero aunque la joven le parecía además de bella  encantadora, no pudo entregarle el corazón, aunque estaba plenamente consciente de que ella no solo lo amaba sino que lo idolatraba, de modo que sin inmutarse le contó su pasado, el que incluía sus crímenes y también le dio a conocer los planes de querer instaurar un régimen antimuggles, purgar al mundo de los seres que a su parecer eran viles e inferiores, pues tenía la esperanza de que ella pudiera colaborar con él en aras del amor que le profesaba. Al principio ella se escandalizó, se aterró y se decepcionó mucho de él sin embargo aunque no lo apoyaba, jamás pensó en denunciarlo sino que trató de disuadirlo, pensaba que su amor bastaría para hacerlo cambiar de opinión. Luego de un tiempo Ryddle descubrió que había germinado en Zabtra el fruto de la relación que ambos habían sostenido y aunque en un principio la idea de ser padre le había sorprendido, poco a poco se dejó cautivar ante una nueva expectativa... un descendiente, alguien que llevara su sangre, una persona en quien pudiera trascender su vil existencia y que tal vez, en el remoto y casi imposible caso de que él no pudiera concretar los planes que tenía, pudiera completar su misión y lo vengara.

Rose Eileen Snape y su tercera generaciónWhere stories live. Discover now