Capítulo 2

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La comida, a pesar de todo, está siendo agradable. Cosmo les cuenta anécdotas de fans realmente locas, Csstle también les cuenta las suyas.

-¡Oye Cosmo! El otro día leí en una revista de cotilleo que estabas saliendo con alguien. ¿Es cierto?- Todos miran al joven escritor que ahora se sonroja, su hermanita siempre pendiente de la vida de los demás.

- Pues sí, pero sólo es una amiga. Ya sabéis cómo son los periodistas.- Kate mira a su marido, Castle habla animadamente con sus hijos.

- Ya claro, ¿Cómo se llama tu "amiga"?- Johanna tiene curiosidad, es como su padre al igual que Cosmo. Alexander tiene el carácter de Beckett, fuerte y responsable.

- ¿Y a tí qué más te da? Johanna eres muy cotilla. ¿Por qué no le preguntas a Alexander?- La joven le echa una mirada fulminante pero a los pocos segundos vuelve a sonreír.

- Porque a Alexander lo veo casi todos los días y ya no hay nada nuevo. Siempre me habla de asesinatos y eso me aburre.

-¡¿Cómo qué eso te aburre?!- Todos se sorprenden al escuchar a Castle que ahora tiene una expresión rara.

- Cielo, si yo hubiese pensado que los asesinatos eran aburridos jamás habría tenido éxito con mis libros.- hace una breve pausa para beber un poco de vino.

- Y lo más importante, jamás me hubiese casado con vuestra madre.- Kate se acerca y le besa en los labios.

- Pues lo siento papá pero a mí eso no me atrae. Por cierto, Alexis vendrá con Katie para tomar el café.- Alex y Johanna ayudan a recoger la mesa, Cosmo y Castle hablan de escritores.

- Alex, cariño ¿estás bien?- Kate se acerca a su hijo, éste mira por la gran ventana del comedor.

- Sí mamá, simplemente observaba.- pero Beckett conoce demasiado bien a su hijo de 22 años; es un chico muy inteligente, desde que era pequeño sabía que iba a ser detective de homicidios, como su madre.

- Cielo, sabes que puedes contarme lo que sea.- Alex se dispone a hablar pero el ruido de la puerta les interrumpe.

-¡Pero si han venido mis dos princesas!- Alexis deja a su hija en el suelo, Katie corre hacia su abuelo. Castle la lanza hacia arriba y su nieta se ríe.

-Hola Alexis, vienes empapada.

- Ha empezado a llover otra vez, ¿puedes prestarme algo de ropa?

- Claro, vamos.- Johanna y Alexis suben, Beckett coge a su nieta y le da besos por toda la cara. La pequeña ha sacado la cara de su madre, Cosmo le da un beso a su sobrinita y se sube a su habitación.

- Hola renacuaja, ¡Cuánto has crecido!- Alex se sienta con ella y se ponen a jugar con sus peluches.

- Títo Alex, ¿Por qué llevas una pistola?- Esa pregunta le sorprende, al estar sentado se da cuenta de que su arma está a la vista.

- Porque he venido de trabajar cielo, pero mira la vamos a dejar aquí.- Alex deja su arma en la mesa, Alexis baja seca y cambiada, le da dos besos a su padre y después a Beckett.

- ¿Ya has secuestrado al tío Alex para jugar?

- Que va, hoy juego voluntariamente Alexis, no te preocupes.- el móvil de Alex interrumpe una interesante conversación entre un oso y un león.

- Hola Sarah, ¿que tal?

-¿Qué tal? Me dijiste que nos veríamos después, estoy con Rose en el bar de tu padre. ¿Te esperamos?

- Estaré allí en diez minutos. Adiós.

- Princesa me tengo que ir, pero te prometo que cuando esté libre jugaré contigo.

- ¿Te vas con tu novia tito?- Alex le mira sin saber qué decir, Alexis y él se miran. Beckett se acerca a ellos.

- No Katie, me voy con unas compañeras del trabajo.- la pequeña se encoge de hombros y continua jugando. Alex de coge la placa y la pistola.

- Mamá hoy dormiré en mi apartamento, si necesitáis algo me avisas.- Alex le da dos besos a su madre y a Alexis.

- Adiós hermanito, dale recuerdos a Sarah.- Alex mira a su hermana.

-¿Cómo sabes que he quedado con ella?

- Alexander, siempre hablas de ella.- Kate mira a su hijo, Alex sabe de sobra que los compañeros no pueden salir juntos; además Sarah sólo es una buena amiga.

- Hasta luego.- Alex suspira, decide pedir un taxi. Cuando llega al bar se da cuenta de que hay dos personas muy conocidas sentadas en la barra.

- ¡Espo, Ryan!- Los dos se giran y se alegran al ver al hijo del dueño del bar. Se dan un fuerte abrazo.

-¿Cómo estás Alexander? ¿Mucho lío por la 12th?

- Lo normal, aunque todo más modernizado. ¿De copas?- Alex observa los chupitos, adora a sus tíos; ellos le enseñaron algunos trucos para disparar o para acojonar a algún sospechoso.

- Nos vamos a ir enseguida, hoy cenamos en tu casa. ¿Te veremos por allí?

- No creo, mañana trabajo. Me tomaré algo y me iré a casa.- Alex se despide de sus tíos y entra a una sala al fondo del bar; una chica rubia y otra morena le saludan.

- ¡Pensábamos que te habías perdido!- Alex le da dos besos a las chicas, le pide al camarero una cerveza.

-Me he encontrado con vuestros padres. Estaban en la barra.- Rose y Sarah se miran asustadas.

-¿En serio?

- Sí, pero se iban enseguida, ¿por qué os asustáis?

- Pues porque va a venir Darren a por mí y no quiero que mi padre me vea con él.- el camarero trae la cerveza, Alex se lo agradece.

-¿Darren? ¿De narcóticos?

- Exacto. Llevamos sólo tres semanas saliendo.- Alex charla con sus compañeros de casos y cadáveres hasta que Darren se lleva a Rose a dar una vuelta.

- Nos hemos quedado solos.- Alex mira a su amiga, ¿cuándo le podrá decir lo que siente por ella?

- Alex. Rose y yo hemos pedido dos jarras más de cerveza y nos las tenemos que terminar.

- Estáis locas, no podemos hacer eso. Mañana tenemos que trabajar.

- No me seas gallina, ya están pagadas.- Alex ladea la cabeza pero sabe que no hay más remedio.

Sólo queda el culo de la última jarra, Sarah se lo echa como puede a su compañero, del cual está locamente enamorada pero sabe que eso es imposible.

- Sarah, ¡hip! Será ¡hip! mejor que nos vayamos a dormir.- Alex se ríe por todo, Sarah se sienta junto a él; los dos están demasiado contentos.

-¿Y si yo no quiero dormir?- A Alex se le quitado el hipo de golpe, tiene a su amiga demasiado cerca. El reloj se detiene, los dos se miran fijamente.

- Sarah, mañana tenemos que...- pero se ve interrumpido por los labios de su amiga, Alex no puede creerse lo que está viviendo; acerca el cuerpo de su compañera al suyo.

Incluso en los peores días es posible la alegríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora